Cada vez son más los proyectos que buscan mejorar la movilidad de Bogotá y de los municipios que la rodean. Hoy, varias de las principales vías de la capital están siendo intervenidas con el objetivo de ofrecer soluciones reales a los ciudadanos, reducir tiempos de desplazamiento y descongestionar corredores históricamente colapsados. Pero el foco ya no está solo dentro de la ciudad: también empiezan a tomar fuerza iniciativas que conectarán a Bogotá con municipios cercanos de maneras completamente nuevas.

Uno de esos proyectos apunta a resolver uno de los dolores de cabeza más frecuentes para miles de personas: la conexión con La Calera. Todo indica que la capital podría contar, en un futuro no tan lejano, con un cable aéreo que atraviese la montaña y permita un recorrido directo entre ambos puntos. De concretarse, el trayecto tendría una duración aproximada de 30 minutos, un cambio radical frente a una vía que, en horas pico, puede tardar hasta dos horas.
La idea inicial de este ambicioso proyecto está en manos de la Empresa Férrea Regional de Cundinamarca (EFR). Esta entidad fue constituida oficialmente el 15 de diciembre de 2010, mediante la escritura pública No. 1280 en el municipio de Madrid, Cundinamarca. Desde entonces, se ha convertido en una pieza clave para el desarrollo de grandes obras de movilidad regional.
Actualmente, la EFR lidera proyectos estratégicos como el RegioTram de Occidente, que ya registra un avance cercano al 32 %, y participa en la expansión de TransMilenio hacia Soacha, una obra que alcanza un 66 % de ejecución. A comienzos de 2024, la entidad nombró como gerente al ingeniero Santiago Cely, profesional egresado de la Universidad Nacional, especialista en Dirección y Gestión de Proyectos y magíster en Ingeniería y Transporte. Cely ya había sido gerente de TransMilenio S.A. y director técnico de la misma Empresa Férrea Regional.
En qué va el proyecto del cable aéreo entre Bogotá y La Calera
Aunque todavía se trata de una iniciativa en desarrollo, el proyecto ya ha superado una etapa clave: la prefactibilidad. Según explicó el propio Santiago Cely en entrevistas recientes, inicialmente se contempló que la conexión partiera desde la Calle 85. Sin embargo, los estudios técnicos concluyeron que la ruta más viable debe salir o llegar a la Calle 153 con carrera Séptima, ya que el trazado hacia La Calera debe ser lo más recto posible.
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El cable aéreo tendría una extensión aproximada de 6,6 kilómetros y, para su construcción, sería necesario intervenir sectores de los cerros orientales con la instalación de pilotes. La expectativa es que durante 2026 se inicien los estudios de factibilidad, paso indispensable para presentar el proyecto al próximo Gobierno nacional y buscar su cofinanciación.
De salir adelante, no solo se convertiría en una solución efectiva para miles de personas que se movilizan entre Bogotá y La Calera, sino también en un nuevo atractivo turístico y en un hito dentro de la transformación de la movilidad regional.
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