Las campañas electorales se deciden a partir de las emociones polarizadoras que muestran dos caras de la moneda y que en escenarios de segunda vuelta se movilizan aún más desde emociones negativas.
El caso de Bolivia se capitalizó recientemente desde un escenario de cambio, porque la gestión del actual Presidente Luis Arce mantenía insatisfecho al 70% de los bolivianos y solo llevó a que los ciudadanos eligieran otra alternativa distinta a ello.
Por esta razón los finalistas de la primera vuelta tanto primer, Rodrigo Paz, como segundo, Tuto Quiroga, y tercer lugar, Samuel Doria, fueron el reflejo de la necesidad de cambio instalada en el inconsciente del elector, dejando de manera muy rezagada a candidatos representantes de la continuidad como Andrónico Rodríguez y como Eduardo del Castillo (este último que se movilizaba con toda la estructura y el favor del Estado)
Este puede ser un ejemplo para lo que le espera a Colombia:
La campaña de Rodrigo Paz
La cabeza política y estratégica de Rodrigo Paz fue dirigida en su mayoría por su padre el expresidente Jaime Paz Zamora, quienes operaron su campaña la mayor parte del tiempo desde la política tradicional o de tierra, recorriendo todos los lugares y estados y manteniendo centros de mando clásicos y consolidando cercanía con los votantes de mayor edad, los votantes rurales, las comunidades indígenas desde el contacto directo.
Su mayor promesa de valor, la que lo llevó a triunfar en la primera vuelta, fue sobre los ajustes a nivel económico para superar la crisis actual, concentrada en distribuir mejor los recursos de la Nación entre los estados y darle un alcance más cercano al ciudadano.
Pero lo que realmente le generaba tranquilidad al elector fue la promesa de proteger los programas sociales y cuidar los recursos y las instituciones en lugar de entregarlas al control de entidades internacionales como el Fondo Monetario Internacional o cualquier riesgo de privatización o influencia estadounidense, dándole la tan anhelada tranquilidad a los ciudadanos de no perder lo construido en los últimos 20 años.
De otro lado, en su campaña mientras se veía a un Rodrigo Paz, serio, claro incluso un poco distante, pero con certeza de mando, estaba acompañado por Edmon Lara excapitán de policía candidato a la Vicepresidencia, que se caracterizaba por ser irreverente, directo, casi irrespetuoso y que en ocasiones ha tenido comportamientos populistas comparables con los de Evo Morales. Su papel también fue fundamental, pues su protagonismo en redes sociales, su lejanía de la política y su atractivo como figura, permitía la cercanía que estaban buscando muchos electores ante una segunda vuelta en la que no sabían por quién decidir.
Al finalizar esta segunda vuelta se mostró la dupla mucho más cercana, más claros en las propuestas y fortalecieron todos los frentes de trabajo, pues a nivel territorial se sumaron muchas más fuerzas políticas y sociales, a nivel digital fortalecieron su narrativa y sus ejes de propuesta y en términos de comunicación masiva hicieron un trabajo de cierre que debilitaba la estrategia del opositor que buscaba desposicionarlos por temas de corrupción, entre otros.
La campaña de Tuto Quiroga
Fue dirigida por el estratega Jaime Durán Barba, quien siempre ha manifestado que nunca pierde y mantiene una presencia permanente en los medios de comunicación.
Su estrategia luego de los resultados de la primera vuelta fue la de capturar los votos de Samuel Doria (tercero en la contienda) y encarnar la propuesta del cambio que estaban pidiendo los bolivianos (más del 65% quería cambio en las encuestas publicadas).
En ese camino resurgió un Tuto Quiroga con apariencia presidencial -que ya se consideraba Presidente- y con el respaldo de toda la élite, incluyendo los medios de comunicación (unitel entre otros), los empresarios y en general toda la oligarquía (como lo llaman los bolivianos de su parte).
Sus propuestas más polémicas hacia el electorado estaban concentradas en la recuperación de la estabilidad de Bolivia pero muy concentradas en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (que generaba un rechazo especial en los ciudadanos) y atracción de inversión extranjera para la explotación de recursos naturales (especialmente el litio). Así mismo, demostraba su alta inclinación por el empresariado al ofrecer condiciones más dignas a cambio de generar 750.000 empleos para superar la pobreza. Estos elementos llevaron a que los Bolivianos generarán un supuesto imaginario de volver al pasado en donde perderían parte de los derechos sociales que habían adquirido durante el proceso de gobierno del Masismo.
Otro factor relevante durante las últimas semanas que agudizó la distancia del electorado Tuto Quiroga fueron los comentarios racistas y peyorativos que realizó en sus publicaciones del año 2010 el candidato a la vicepresidencia xxx Velasco quien expresó “A esos coyas hay que matarlos a todos” y que fueron expuestos en las últimas semanas y capitalizados por la campaña opositora, en particular por el Vicepresidente de Rodrigo Paz Edmodo Lara en el último debate movilizando odio y rabia en los electores.
Una segunda vuelta concentrada en las debilidades y miedos de los rivales
Al entender el origen y propuestas de Rodrigo Paz, la campaña de Tuto Quiroga se dedicó a tres factores: Tratar de promover secuelas de corrupción, una cercanía de Rodrigo con el MAS y una desarticulación permanente entre candidatos a la presidencia y la vicepresidencia.
Durán Barba al tratar de mostrar un Rodrigo Paz cercano al Masismo con tal de debilitarlo ante su electorado o llamado voto duro, solo logró que se consolidará la cercanía con este votante, a quien previamente Evo Morales (líder o cabeza visible del MAS) había dejado en libertad desde el mes de septiembre públicamente, significando con ello que movimientos sociales (preocupados ante la llegada de Tuto)
Mientras esto sucedía, fue capitalizado a nivel digital, territorial y mediático el efecto de la frase racista del candidato a vicepresidencia Velasco (del equipo de Tuto) que solo sirvió para consolidar que la única alternativa viable era Rodrigo Paz como una nueva versión de la política, pero que no entraría a romper con los “avances” progresistas y en términos de derechos que ya había cultivado el MAS durante más de 20 años.
Con esto la intención de cambio de todos los bolivianos, fue solventada por un nuevo modelo de mandato, pero con alguien que se mostraba más cercano y respetuoso a la ciudadanía y que ante todo le daría solución a los problemas económicos del país sin necesidad de venderlo o entregarlo todo a nivel internacional.
Los resultados muestran un Rodrigo Paz que rompió todos los límites electorales, superando a Evo Morales en la mejor de sus épocas, porque representan el voto duro de estructura y de opinión que ya traían, más el voto Masista que estaba suelto y adicionalmente ese voto útil (o que a veces se puede llamar indeciso) que se movilizó a través de emociones de rechazo, odio y miedo hacia un régimen autoritario o del pasado o de la oligarquía como el que finalmente terminó proponiendo Tuto.
En un país tan convulsionado como Bolivia, este resultado favorable para Paz debe resolverlo rápidamente con respuestas a los ciudadanos, de lo contrario, el fervor social se seguirá manifestando incluso con más fuerza que antes.
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