Una expresión que se encuentra con mucha frecuencia en las revistas del corazón, de moda o de farándula internacional, es que ciertas jovencitas —pocas de todas maneras—, son reconocidas en el mundo del Jet Set como Its Girls. Por definición, It girl es una expresión inglesa que se aplica a una joven que posee un It (eso), y genera atracción absoluta. Pues bien, en ese mismo sentido se podría hablar en Colombia de los Its Lawyers, es decir, ese reducidísimo grupo de abogados que parecen tener 'eso'. Es decir, generan 'atracción absoluta' y por 'eso', están en todos los casos más sonados —bien podría decirse, taquilleros—, y todos aquellos que se encuentran atrapados en un soberano problema los llaman, precisamente porque tienen it'.
Lo que sorprende es cómo máximo cinco abogados logran esa categoría, en un país como Colombia, lleno de estos profesionales que durante décadas llenaron los espacios de poder púbico, tanto en este país como en el resto del mundo. Aunque desplazados por otros profesionales, especialmente por economistas formados en el exterior, es claro que no solo unos pocos superaron esa barrera, sino que se convirtieron en its lawyers.
Ahora, La pregunta que muchos nos hacemos es, ¿qué significa tener ese it? Nadie se atrevería a negar sus capacidades intelectuales, su formación y su habilidad para estar constantemente en los medios de comunicación —no solo en las primeras páginas noticiosas, sino en las páginas sociales—. Algunos son más famosos que la estrella de la telenovela de moda. Sin embargo, a diferencia de las it girl que como primera condición deben ser lindísimas y estar a la moda; no todos nuestros its lawyers son buen mozos o elegantísimos. Y también a diferencia de las its girls, ninguna mujer clasifica dentro del selecto grupo de abogados con it. En lo que sí coinciden, es en que los its lawyers también son ricos, porque por la ley de la demanda y la oferta, estos abogados cobran muy por encima del promedio, —aunque es bastante probable que en casos vitrineros de gente sin recursos, estos abogados presten sus buenos oficios sin retribución y contentos solo de recibir la publicidad respectiva—.
Hasta ahí todo bien. Sin embargo, independiente del derecho que tiene todo acusado a tener la mejor defensa posible —sea culpable o no—, cuando un it lawyer ha sido funcionario publico de muy alto nivel y tiene información privilegiada de la contraparte, los valores éticos del ejercicio honorable de su profesión entran a jugar, y por ello, algunos de sus clientes sorprenden. Sin la menor duda, pertenecer al grupo de its lawyers no los pone por encima de la ética profesional. Por ejemplo, ¿cómo a uno de esos prestantes abogados que ha sido funcionario público, muy respetado y reconocido por sus capacidades, no le tiembla el alma cuando acepta defender a unos ciudadanos que demandan al Estado, o que le han robado plata a la gente, en las narices de un Estado que debería proteger a sus ciudadanos?
¿Será que hemos idealizado los estándares de un alto funcionario público y tal vez les estamos demandando demasiado a estos exitosísimos abogados? O por el contrario, precisamente por ser superprofesionales, ¿sienten que no deben tener esa clase de limitaciones?
Para los que desconocemos el ejercicio del derecho, el que estos its lawyers defiendan posturas que parecen como contradictorias es un enigma. Con todo el respeto que merecen los abogados its, sería interesante conocerlos argumentos con que defienden lo anterior, no sea que sufran también de ese mal que está matando al país: la confusión entre lo público y lo privado. Ese paso de lo público a lo privado –y viceversa–, sin beneficio de inventario, es un gran pecado en Colombia y lo cometen todos aquellos que usan la puerta giratoria como algo normal.
Mientras la transparencia no sea un valor en Colombia, el modelo que le estamos dejando a la juventud es bastante perverso. El mensaje de los its lawyers es claro: lo realmente importante es tener 'eso' porque puede ser el pase para traspasar muchos límites, y en el camino, amasar considerables fortunas; y ese, es el mensaje errado para nuestra sociedad.
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