Cuando la vida cambia: “Mi mamá mató a mi papá”

Cuando la vida cambia: “Mi mamá mató a mi papá”

A sus 4 años Manuel fue testigo del asesinato

Por: Eva Duran
octubre 16, 2013
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Cuando la vida cambia: “Mi mamá mató a mi papá”

Muy pocas veces un niño acude como testigo a un juicio, mucho menos un niño de cinco años, y más extraordinario aún, es que un niño de esta tierna edad se constituya en testigo principal del asesinato de su padre... a manos de su propia madre.

Esta es la increíble historia de Manuel, quién con tan solo 4 años de edad, presenció en la madrugada del 7 de agosto de 2010, el brutal asesinato de su padre Janer Enrique Martínez Herrera, de 30 años, apuñaleado en el corazón con un cuchillo de cocina, por su mujer y madre de su único hijo, Sandra Milena Mestre, de 25 años.

Nada pronosticaba este final de pesadilla. Janer y Sandra Milena eran una pareja normal y muy corriente, de apariencia tranquila, amorosa y fiel, con las desaveniencias y discusiones propias de una relación marital.

Janer nació, creció, vivió y murió en Malambo. Estudió la primaria en la Institución Educativa Eva Rodriguez Araujo, ubicada en el barrio la Magdalena de ese mismo municipio, y el bachillerato en el Juan XXIII. Los estudios técnicos de computación, los terminó en el INCA.
Hijo de una pareja humilde y esforzada, pues su padre Victor Martinez es albañil y su madre Carmen Herrera, ama de casa. Janer al igual que sus hermanos, se propuso superarse y terminar con éxito los estudios superiores, para ofrecer un mejor futuro a su familia.
Sandra por su parte, había terminado preescolar y estaba estudiando al momento de la tragedia, programación de computadores, en el SENA de Malambo. Ya había trabajado temporalmente, en un almacen de ropa, del cual había salido al poco tiempo, según testigos, por su mal carácter.
Janer y Sandra se conocieron en el año 2004, ambos como bailarines de un grupo de danza africana, y se enamoraron de inmediato. El embarazo llegaría pronto, naciendo su primógenito el 3 de octubre de 2005. No podían ser más felices y al menos durante esos primeros años, daban muestras de ser una pareja enamorada y padres abnegados.

La familia de él afirma, que la relación se enfrió, a partir de que ella entró a estudiar en el SENA. Afirman que ella no atendía debidamente, ni al marido ni al niño, por lo cual Janer iba a comer todos los días a casa de su madre. Aseguran que el niño estaba todo el día en casa de sus abuelos, y que ella pasaba de largo sobre la casa de ellos sin voltear, sin mirar y sin saludar a nadie.
Las cosas estaban pasando imperceptiblemente de castaño a oscuro. En el mes de junio de 2010, Janer le dijo a su madre Carmen Herrera, que queria separarse, pues Sandra le mortificaba demasiado la vida, con su mal caracter. La mamá le pidió que por favor no lo hiciera, y que por favor aguantase por el niño, para que creciera en un hogar. Él trabajaba como jefe de vendedores en Covein Ltda. Y su vida entera giraba en torno, a su familia, su mujer y su hijo.

El 7 de agosto de 2010, fecha nefasta en la que Janer Martinez, habría de morir asesinado, a manos de la mujer que amaba, su plan era asistir en compañía de su mujer y su hijo a una fiesta quinceañera, a solo cuatro casas de su vivienda, ubicada en calle 10 con carrera 1C, barrio La Manga, en Malambo. Y a sólo dos cuadras de la casa de sus padres.

Según las primeras versiones, a la 1 de la madrugada él le dijo a su compañera que se fueran a acostar, ya que el niño de 4 años, que estaba con ellos, tenía sueño. La mujer se negó y discutieron.

Se fueron juntos para la casa, entraron juntos y discutieron nuevamente. Janer le reclamaba el por qué, se quedó rumbeando sola, si había salido con ellos.La discusión se puso violenta y luego se calmó. Jamer decidió acostarse. No bien se había arropado, cuando su mujer se le abalanzó con un cuchillo de la cocina y le dio una certera puñalada en el corazón. El niño se encontraba dormido entre ellos dos y al ver el ataque a su padre, comenzó a dar gritos, mientras que la despavorida mujer, al tomar consciencia de lo que había hecho, tomaba algo de ropa y abandonaba presurosa la humilde vivienda. Los vecinos auxiliaron a Janer Enrique y lo llevaron hasta el Hospital de Malambo, a donde llegó sin vida.

La segunda version habla de que fue un forcejeo en la cocina, de que ella lo apuñaló sin querer, en defensa propia, y de que él, herido caminó hasta la sala, donde cayó muerto. Pero eso no explicaría el porque la cama estaba ensopada en sangre, y porque él estaba en boxer, semi desnudo, al momento de su muerte. Según esta versión, Sandra en compañía de su hermana Enerieth Orbes y de su cuñado Bladimir de la Cruz, lo arrastraron hasta la calle donde a gritos pidieron ayuda a los vecinos.

La tercera versión, es que cuando llegaron Enerieth y Bladimir a la casa en la madrugada, tocaron la puerta y encontraron a Sandra llorando ensangrentada, y ellos al ver el cadáver, lo arrastraron hacia la calle y empezaron a gritar.

La versión del niño a la policía fue bien simple: “Ellos discutieron, él se fue a acostar a dormir, y decía “Sandra quedate quieta” y ella le hizo así (gesto de ataque con puñal) mi papa caminó y se cayó en la sala”.

Sandra se entregó a la policía el día 9 de agosto y salió a los 3 días. Estuvo libre hasta el juicio, celebrado en septiembre de 2011. Su propio hijo de 5 años sirvió como testigo de la Fiscalía, con el correcto acompañamiento de psicólogos y del Bienestar Familiar. Para él su madre no existe. Cuando dibuja a su familia incluye a su padre, pero se abstiene de pintar o de incluir a su madre.

Sandra fue condenada a tan solo cinco años, 6 meses y 20 días de prisión, pues la juez Gloria Amparo Giraldo Ruiz, determinó que el homicidio fue simple y no agravado, con atenuante por ira e intenso dolor.

La familia Martinez apeló la corta condena de Sandra, sin que hasta ahora se haya resuelto el recurso. Tampoco estableció la juez, indemnización económica por los prejuicios morales por el asesinato de su hijo.

El niño Manuel tiene 6 años en la actualidad, y cursa 1° de primaria, sabe leer y escribir perfecto. Es un niño alerta, alegre y sociable, está en un equipo de fútbol. Y habla de frente y sin tapujos, como la cosa más natural del mundo, a quien quiera que le pregunte: “Mi mamá mató a mi papá”. Su familia paterna lo está haciendo todo, para que crezca sin odio,salga adelante y tenga una vida normal. Seria lo justo.

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