¿Voto pasional, racional o estratégico?

¿Voto pasional, racional o estratégico?

"Si queremos alcanzar esa sociedad próspera, con igualdad de oportunidades y feliz, no podemos seguir el rumbo que llevamos actualmente"

Por: Jose Luis Rodriguez
abril 12, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
¿Voto pasional, racional o estratégico?

Cada cuatro años los colombianos tenemos el privilegio —sí, quien tenga alguna noción de nuestra historia y la del mundo sabrá que votar es un privilegio— de poder elegir dentro de un grupo de personas a quien va a ocupar el más alto cargo del poder ejecutivo. Hemos tenido esta posibilidad desde 1833 en mayor o menor medida —en otro escenario discutiremos la idoneidad de los mecanismos democráticos y sus incontables defectos— y en cada elección los colombianos de ayer y de hoy hemos elegido, en conjunto, desde la pasión. La pasión que pueda generar tal o cual candidato refleja el resultado final, y ya sabemos a quienes hemos elegido los colombianos por pasión, pasión que ha sido provocada a través de la historia de diferentes maneras: sectarismo, caudillismo, clientelismo, golpes maestros de opinión o de marketing y muchas más.

Hoy por hoy tenemos una oportunidad de oro, la de elegir desde otro par de perspectivas. La primera, desde la razón, es decir, analizando las propuestas de cada candidato, escuchando sus intervenciones, leyendo de primera mano sus escritos, contrastando sus opiniones, evaluando su trayectoria, profundizando en sus ideas, juzgando su coherencia, recordando sus actuaciones pasadas, su desempeño en los cargos públicos y privados previamente ocupados; esta es la manera de elegir a quienes nos gobiernan, de hacer realidad esa idea abstracta llamada democracia, que a la fecha, demuestra ser la manera de gobierno menos mala, por decirlo amablemente. ¿Monarquía? ¿Dictadura? ¿Despotismo, así sea ilustrado?… No, gracias.

Utilizando la trilladísima pero acertadísima frase atribuida al genio de genios “locura es esperar resultados diferentes, haciendo las mismas cosas” o dicho más claro para efectos electorales, nuestra locura consiste en esperar cambios en la sociedad eligiendo a los mismos gobernantes. Porque, ¡ah sorpresa! Ya sabemos que muchos candidatos son los mismos de siempre, de toda la vida, de toda la historia (así uno que otro sea —utilizando la frase muy graciosa con la que caricaturizan a un exsenador en la luciérnaga— “… por interpuesta persona”). El voto racional honesto requiere trabajo por parte del votante, disciplina, criterio, cambiarle el canal a la novela, o más difícil aún, al partido de fútbol, para ver el debate. ¡Tarea nada fácil!

Pero resulta que para la realidad en la que vivimos, el voto racional se queda corto, se hace necesario que votemos desde una segunda perspectiva: la estrategia. ¡Necesitamos el voto estratégico! Este, además de los requisitos del voto racional, exige contemplar el futuro, la visión de país ya no a cuatro años sino quizá a veinte o más. Pero antes de que mi amable lector caiga en elucubraciones inducidas por mi falta de precisión, definamos qué quiero decir con voto estratégico. Este es, el que contempla una transición lógica, plausible y racional de una sociedad con los problemas que ya conocemos (corrupción, inequidad, pobreza etc,. etc.), hacia una sociedad con las características que todos deseamos sin importar colores, razas, credos, estatus sociales, políticos, niveles económicos o educativos —a saber: prosperidad, felicidad, igualdad— y que nos brinde en el futuro cercano la posibilidad de cambiar para bien el rumbo de ser necesario, si en cuatro años las condiciones son propicias debemos estar en capacidad de ajustar nuestras decisiones políticas de acuerdo a la realidad para seguir en una senda continua de mejoramiento como país en todos sus aspectos. Para ilustrar mi punto, demos un ejemplo: un automóvil que se dirige hacia un abismo con el timón girado hacia la derecha (o izquierda, depende para donde se esté desviando el carro), no puede corregirse abruptamente dando un bandazo hacia la dirección opuesta, ¿Por qué?, sencillo: puede empezar a dirigirse hacia otro abismo o quizá hacia una pared, y principal y más probablemente termine dando volteretas en el aire matando a sus ocupantes. No se necesita ser conductor para saber esto (para quien tenga dudas, ahí está YouTube)

Si queremos alcanzar esa sociedad próspera, con igualdad de oportunidades y feliz, no podemos seguir el rumbo que llevamos actualmente, ni dar bandazos hacia el extremo opuesto. Simplemente es antiestratégico. Se requiere consolidar los aciertos y avances alcanzados hasta el día de hoy —que sí han existido— a costa de mucho dolor, sacrificio y sufrimiento, y denostar y corregir los errores cometidos por quienes han tenido la responsabilidad de guiarnos, todo esto sin olvidar la inclusión de todos los sectores de nuestra variopinta sociedad. Quien escuche cualquiera de los debates presidenciales de manera racional y serena, vislumbrará que el discurso de cada candidato coincide de manera global en los macro-objetivos de igualdad, prosperidad y felicidad para nuestro pueblo, pero difieren en los medios para alcanzarlos: ¡que si llenando la costa de paneles solares! ¡que si incentivando la inversión extranjera! ¡que si vendiendo aguacates! ¡que si vendiendo más petróleo! ¡que si educando a los ciudadanos! y un largo etc. Adicionalmente, estos candidatos, todos muy preparados en las artes de la política, están afectados por esa urgencia tan humana de ganar, eso les impide ceder el paso al mas idóneo para el momento histórico. Por eso somos los votantes estratégicos quienes debemos entender que aquellos que necesitamos beneficiarnos de las elecciones somos nosotros, no los políticos, somos nosotros quienes no debemos dejarnos apasionar por ellos, quienes saben que una elección, históricamente, se gana exacerbando la pasión en los electores.

Dicho todo lo anterior, y teniendo en cuenta que el voto en blanco es completamente válido, pero históricamente inútil, se hace evidente que el concepto de “voto estratégico” nos insta a decidirnos, a tomar una posición. Y ¿cuál opción es la que más se acerca a esa decisión estratégica? Es lógico, es decir, la lógica nos da la respuesta: la opción de centro. Una opción que si bien no complace a unos y a otros al mismo tiempo, tampoco los excluye (origen de la violencia, el excluido se quiere “incluir” a las malas), una opción que abandera claramente un discurso educativo y de lucha contra el cáncer social mejor conocido como corrupción, que no incita ni a expropiarlo todo ni a privatizarlo todo —esta última frase dramatizada y sintetizada para efectos ilustrativos— que no nos deja atornillados a los gobernantes eternos pero tampoco nos enfrenta a la incertidumbre de medios no probados; esta opción en nuestra realidad actual, se constituye en el paso lógico para estabilizarnos como sociedad y seguir trabajando para alcanzar la prosperidad necesaria, con la que inexorablemente todos podamos gozar de riquezas individuales o como sociedad podamos distribuir bastos excedentes económicos ¿acaso no es esto lo que hacen los suizos, suecos o noruegos, referentes conocidos en cuanto a modelos sociales?

Si usted, compatriota, ha llegado hasta este punto de mi escrito, y comparte esta opinión, pongámonos de acuerdo, votemos por la opción estratégica, la de centro (centro a secas, no confundir con el partido centro democrático, por si acaso), y para que no quede duda, para que no ganen los extremos por nuestra falta de coordinación, la menciono: votemos por Fajardo, para que, de manera estratégica, y pensando en un futuro más próspero, podamos discutir en algunos años cómo debemos repartirnos el superávit y no el déficit, o podamos discutir cuánto dinero tenemos en nuestras cuentas y la marca de nuestro carro, pero todos los colombianos no solo algunos privilegiados. Como decía mi abuelita, es más fácil hacer mercado con plata. No es solo política, es educación, competitividad, mentalidad de grandeza y ausencia de apatía ciudadana.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Nota Ciudadana
En el Caribe comes o pagas energía

En el Caribe comes o pagas energía

Nota Ciudadana
Rosario Tijeras, 25 años: la 'femme fatal' de nuestra literatura y cine nacional

Rosario Tijeras, 25 años: la 'femme fatal' de nuestra literatura y cine nacional

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--