¡Urge concertar!

¡Urge concertar!

Intentar restablecer el orden con la fuerza pública es echarle fuego al fuego. Tenemos personas asesinadas, heridas, abusadas, detenidas, etcétera. ¿Qué más falta?

Por: Carlos Perdomo Cueter
mayo 06, 2021
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¡Urge concertar!

El paro nacional indefinido que inició el 28 de abril y que aún continúa, por sus acciones, masificación, prolongación y la brutal represión policial y sus consecuencias, no tiene antecedente alguno; superando el paro cívico nacional del 14 de septiembre de 1977, contra el mandato caro del gobierno de Alfonso López Michelsen y que le costó el ajusticiamiento por un comando guerrillero denominado Autodefensa Obrera (ADO) al ministro de Gobierno de ese momento, Rafael Pardo Buelvas.

El actual paro venía postergado, pues se había iniciado en noviembre de 2019, cuyas marchas y concentraciones acompañadas de cacerolazos fueron históricas. Entonces, como ahora, estas fueron reprimidas por la fuerza pública, convirtiéndose el joven Dilan Cruz, asesinado por el Esmad, en símbolo de la protesta. Decimos que venía postergado, pues se reiniciaba en marzo de 2020, convocado por el mismo Comité de Paro Nacional que hoy lo asume, pero se nos vino la pandemia del COVID-19. El gobierno sabía lo que se venía, tuvo un año para redireccionar las políticas económicas, laborales, crear estrategias de seguridad para líderes sociales y cumplir, un mínimo, con los acuerdos de paz de La Habana. No solo nada de lo anterior se hizo, sino que ahora pretendía que el Congreso de la República le aprobara un proyecto de ley de reforma tributaria, lo cual fue una provocación a sectores que llaman clase media y cuyas consecuencias estamos viviendo.

En verdad, el presidente Iván Duque no es responsable de todo el cúmulo de problemas estructurales que vive Colombia. Muchos son históricos, de gobiernos anteriores. Pero es evidente que Duque responde a intereses de sectores dominantes. Como presidente carece de virtudes como carisma, sensibilidad social, empatía con el pueblo, credibilidad, respetabilidad; además, no tiene músculo político que le permita tomar decisiones independientes, soberanas, es por eso que está atado al Centro Democrático y para cuyos intereses gobierna.

Aunque el presidente retiró la reforma tributaria y el ministro de Hacienda renunció, eso no es suficiente para los promotores de la protesta. El paro continúa, las marchas y concentraciones están presentes, la comunidad está en resistencia. La protesta en su inicio, noviembre de 2019, tenía un mínimo de exigencias: contra las reformas de pensiones y laboral, por la implementación de los acuerdos de paz firmados en La Habana y contra los asesinatos de líderes sociales.

Hoy las exigencias del Comité Nacional de Paro son mayores: retiro inmediato de reforma a la salud (la cual afecta aún más al gremio), fortalecer la vacunación masivamente, desmilitarización de las ciudades, desmonte del Esmad, renta básica de un salario mínimo a hogares vulnerables, cese de aspersión con glifosato, subsidio para las pymes, no discriminación de géneros, entre otros. Para lo cual le proponen al gobierno recurrir a préstamos del Banco de la República, hacer uso de las reservas internacionales, renegociar la deuda externa, eliminar las exenciones tributarias a las grandes empresas nacionales y extranjeras y controles a la evasión y a la corrupción.

No la tiene fácil el gobierno, las exigencias de los líderes del paro le voltean la línea política de Duque. Como están las cosas, hay que llegar a acuerdos, no hay de otra. El gobierno debe llamar a la concertación no solo a los partidos de oposición y al Comité del Paro, sino a todos los sectores sociales, incluyendo a la masa de jóvenes carentes de oportunidades, frustrados y rebeldes que destruyen infraestructura pública, saquean y se enfrentan a la fuerza pública. No son delincuentes, son rebeldes salidos de cauce que ni siquiera en el Comité de Paro se sienten representados.

Intentar restablecer el orden con la fuerza pública es echarle fuego al fuego. Llevamos docenas de asesinatos, centenares de heridos, jóvenes abusadas sexualmente, jóvenes con lesiones oculares y centenares de detenidos en cárceles. La comunidad internacional nos tiene en observación, varios de cuyos organismos han hecho serias observaciones. Sobre el presidente Iván Duque cae la responsabilidad de lo ocurrido y lo que siga ocurriendo, su imagen institucional y personal está averiada. Es urgente la concertación y que se inicien las reformas estructurales que exige la sociedad. Sabemos que estos cambios son procesos que requieren de tiempo, pero lo importante es empezar. Me temo que sin estos Duque se mantenga gobernando; y si se mantiene será amparado por las fuerzas militares sacrificando la caricatura de democracia que tenemos. Si esto llegare a ocurrir, su suerte será llevada a la de su mentor político, Álvaro Uribe Vélez, los tribunales internacionales.

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