Una necesidad urgente
Opinión

Una necesidad urgente

Con la paz a la vuelta de la esquina, habrá que prepararse en pocas semanas para el posconflicto, lo que no se hizo en tres años

Por:
diciembre 15, 2015
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La Fundación Paz y Reconciliación con el apoyo de Colombia Responde, durante poco más de dos meses se dedicó a acompañar candidatos a  diferentes alcaldías y gobernaciones en zonas de conflicto; se quería colaborar en entender y dimensionar el posconflicto. Se buscaba fortalecer, mediante un acompañamiento técnico, los programas de gobierno de los diferentes candidatos a alcaldías, además se buscaba sensibilizar y difundir los acuerdos de paz y los impactos que estos iban a tener en el territorio, todo ello con miras a fortalecer los planes de desarrollo municipal que se elaborarán entre enero y marzo del próximo año, y que serán votados entre abril y mayo de 2016 por los cuerpos colegiados.

Las conclusiones de este ejercicio no pueden ser más complejas. Valdría la pena destacar tres de ellas. Por un lado, la mayoría de los alcaldes y gobernadores electos, así como concejales y diputados departamentales, no conocen los acuerdos de paz, a pesar de que tres de ellos fueron publicados hace más de un año. Aunque, debe decirse que esta es la realidad del 95 % de los colombianos, que opinan del proceso de paz sin siquiera haber leído lo básico. Pero todos estos candidatos manifestaron que nadie les había hablado del proceso de paz, ni charlas, ni cursos, ni diplomados, a duras penas algunas cartillas informativas.

El 95 % de los colombianos,
que opinan del proceso de paz,
ni siquiera se han  leído lo básico

Además, los candidatos pensaban que eso del proceso de paz era un tema del gobierno nacional y su mirada sobre el posconflicto era bastante simplista, como si se tratara de un tema de qué hacer con 8000 personas desmovilizadas, pero no dimensionaban lo que este proceso le significaría a sus territorios. Tanto en temas de inversión económica, como en temas políticos y administrativos. Algunos de ellos no sabían que era una circunscripción especial o una zona de reserva campesina.

La segunda conclusión es aún más preocupante, ya que una buena cantidad de estos candidatos y líderes sociales tenían ideas bastante erradas del proceso de paz. Por ejemplo, en varias oportunidades escuché preguntas como; ¿es verdad que Santos le va a entregar el país a las Farc? o ¿Es verdad que Santos es castrochavista? He incluso en una ocasión en Neiva y otra en Antioquia me preguntaron, por cierto, personas bastante “ilustradas”, que si era verdad que en La Habana se iba a negociar la propiedad privada.  Todo este tipo de preguntas sin sentido y por cierto estúpidas, habían calado en la población, imaginarios erróneos pero que parecían una verdad aceptada.

La conclusión es que bajo el presupuesto de que nada está acordado hasta que todo este acordado el gobierno nacional no había creado si quiera una mínima estrategia de pedagogía para la paz. Ahora que el plebiscito se vino encima, parece muy difícil que solo con cuñas radiales y comerciales televisivos se puedan desbaratar estos mitos, ha sido la oposición la que sí ha tenido una estrategia de comunicación en contra del proceso de paz. De hecho, muchos candidatos de partidos de la Unidad Nacional, no creían en el proceso de paz y tampoco les importaba a pesar de estas en zonas históricas de afectación de la violencia.

La tercera conclusión es que en sus programas de gobierno había bien poco sobre el tema de ruralidad, en las propuestas se seguridad no se contemplaban zonas rurales, tampoco en temas de justicia, a lo más habían referencia a temas de gestión de proyectos o algunos arreglos a escuelas.

Así las cosas se perdieron tres años, que debieron servir para prepararnos para el posconflicto, para construir Estado en las regiones, para poder por fin hacer las paces, no con las Farc, sino con esa Colombia profunda, de campesinos sin tierra, de habitantes que ni siquiera tiene un registro civil, a ese mundo de colonos que solo desea un pedazo de tierra y que sobreviven del cultivo de coca. Ahora que la paz está a algunos pocos meses, nos toca hacer en semanas lo que no se hizo en años. Algo común en Colombia.

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