Una mano no tapa la otra: ¡ño y ño!
Opinión

Una mano no tapa la otra: ¡ño y ño!

Estatuas humanas que atracan turistas, la corrupción pequeña, cultura del atajo en la vida diaria, traducida en hechos con denominador común: hacer platica fácil

Por:
agosto 28, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Estatuas humanas que atracan turistas, ciegos y paralíticos que no están en situación de discapacidad y consiguen billete de transeúntes o conductores conmovidos.  Nuevas modalidades de robo callejero, que se suman al acervo conocido de la corrupción pequeña, que es grande. Y una tentación fatal en la sociedad: justificarla. Si los dirigentes roban, si congresistas, exviceministros y expresidentes de la Corte Suprema de Justicia roban ¿con qué autoridad, se preguntan muchos, se van a criticar y juzgar los pequeños actos de atraco, extorsión y engaño? Al contrario: la sociedad debe estar en guardia de cara a la cultura que tolera y promueve el atajo, grande y pequeño.

Unas turistas caminaban el lunes de la semana pasada por la calle Santo Domingo en Cartagena. Ven dos “estatuas humanas”, maquilladas de negro, representando pescadores. Las señoras, extranjeras, toman fotos y, en seguida, tres de ellas se ubican entre las estatuas para que otra les tome una de recuerdo. En el breve lapso de la pose, una de las estatuas, muy flexible, extrae el bolso de una de las visitantes. El video muestra cómo, segundos después, el pescador ladrón le entrega el pequeño botín, plata y documentos, a su colega, que desaparece de la escena.

 

En algunos produce un cierto grado de simpatía:
los hechos exaltan el ingenio, la astucia, el emprendimiento colombianos.
La indignación, en cambio, es poco frecuente

 

En algunos produce un cierto grado de simpatía: los hechos exaltan el ingenio, la astucia, el emprendimiento colombianos. La indignación, en cambio, es poco frecuente. Caemos en la trampa admirativa como cuando, hace ya décadas, se descubrió en Faca una fábrica de submarinos para transportar droga. “Submarino made in Faca”, tituló El Tiempo en el 90, qué creatividad. Claro, se trataba de una inversión considerable de los respectivos narcos; lo que llama la atención es la reacción de embobamiento de los medios y los lectores, sin espacio para la reflexión alrededor de las muertes y los daños asociados, en ese caso, al tráfico de droga.

La cultura del atajo en la vida diaria, traducida en hechos con denominador común: hacer platica fácil.

El policía de tránsito, en su moto, representante de la autoridad y la ley, que tiene manera de consultar mediante su dispositivo de comunicaciones si el vehículo aquel tiene al día la revisión tecno mecánica. Lo hace orillar, pide la documentación, dice que el carro se va a los patios y se dispone a escribir el comparendo respectivo… aunque está abierto a propuestas. El modelo es simple: la relación costo beneficio para el extorsionado que, por supuesto, no tuvo el cuidado suficiente para la renovación oportuna del certificado, hace que sea más barato, si los tiene a mano, desembolsar $200 000. Un fin de semana exitoso podría representar para el policía avivato,  por qué no, un millón. Multiplicado por cuatro, vea usted. Si el Ñoño roba…

El joven conductor que hace parte de la plataforma de Uber con su Picanto Kia, recoge la señora en el centro de Bogotá, consigue que el viaje “oficial” se cancele y sigue su recorrido: una manera de evitar que Uber se quede con el 25 %. Extra sueldo tumbando a la plataforma.

Y, desde luego, la gama inmensa de actos que quizás no están tipificados en el Código Penal pero que ilustran la cultura de la irresponsabilidad y la ausencia de sensibilidad frente a bienes y recursos ajenos. El golpecito que se le da al carro de al lado en el parqueadero, el envase de perfume que la señora dejó caer en el almacén, el vehículo que se parquea exactamente en frente de la parte del andén destinada para el uso de sillas de ruedas o coches de bebés, colarse en la fila de cualquier trámite. El requisito en todos ellos: hacerse el de las gafas, sin consideración por los afectados.

En esta etapa preelectoral los dirigentes políticos, los honrados y los de frondoso rabo de paja, hablan de la lucha contra la corrupción. Sin embargo, se suelen referir solo a la de tipo espectacular, la de Odebrecht, la de la Corte Suprema de Justicia, la de Reficar. Cómo endurecer las penas, mejorar los controles. Sin embargo, hay poca alusión a la cultura. Están más vigentes  que nunca las consignas de Mockus, la invalidación de los comportamientos cotidianos del atajo. Sin cambio cultural no hay norma suficiente.

La dirigencia debería ser orientadora de comportamientos responsables. Así que, más allá de Ñoños y expresidentes de la Corte, hay que invalidar los actos de corrupción, del atajo en la vida diaria. No hacerlo abre el camino para que se convierta en deber aprovechar en beneficio propio las oportunidades, públicas y privadas, antesala de la gran corrupción.

 

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
¿Escuchará Petro el mensaje?

¿Escuchará Petro el mensaje?

Boric, Petro

Boric, Petro

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--