Una conversación con Iván Zuluaga, el hombre detrás de 'Mi pasión por David'

Una conversación con Iván Zuluaga, el hombre detrás de 'Mi pasión por David'

"Cuando parece que la vida me permitirá hacer una segunda película, me ocuparé de proponer formas cinematográficas más sofisticadas", dijo en esta entrevista el director

Por: Darío Jaramillo Castañeda
octubre 30, 2020
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Una conversación con Iván Zuluaga, el hombre detrás de 'Mi pasión por David'

¿Cuáles son las películas favoritas de Iván Zuluaga?

Aunque cada vez aparecen monumentos cinematográficos de autores que dominan la técnica, sigo emocionándome con clásicos como Apocalypse Now de Coppola, América, América de Kazan, Retrato de Jeannie de Dieterle, O Fantasma de Rodrigues, Tom Jones de Tony Richardson, Midnight cowboy y La Bella y la Bestia de Cocteau.

¿Desde cuándo ama el cine?

Desde el momento en que apagaron las luces y vi mi primera película, Amor sin barreras de Robert Wise y Jerome Robbins. El final me impresionó por mucho tiempo. Fue la primera vez que me enfrenté con la muerte. Lloré muchas veces recordando el grito de Natalie Wood y compre mi primer disco con su música, que bailé hasta el cansancio siendo niño. Luego vinieron otros musicales, género que amaba mi mamá, y algunos westerns y películas épicas de mi papá, hasta que llegó la verdadera conmoción con El Decamerón de Pier Paolo Pasolini que fue mi entrada en la adolescencia y trajo una avalancha de películas viejas y nuevas que afirmaron en crescendo mi afición por el cine.

¿Cuáles fueron las principales influencias cinematográficas de Iván para la realización de la película?

Cuando me enfrente con la posibilidad de hacer Mi pasión por David, supe que sería una película total. Por la dificultad de hacer cine en Colombia, era muy probable que fuera la única película que haría. Entonces trabajé el guion para que mostrara todo lo que yo había visto sobre mi país, tomando el riesgo de enfrentar una saga en una sola película que mostrara historias reales. La referencia para trabajar fue el neorrealismo italiano. Para el personaje protagónico pensé en Ana Magnani y la profundidad de sus personajes, pero moderando el tono en la escritura, para hacerlo más contemporáneo. 

La realización de Mi pasión por David se enfrentó a una economía de recursos que la hiciera viable. Tenía la posibilidad de suscribirme al cine de autor, pero yo quería que fuera para todo y mucho público. En consecuencia, me ceñí a estructuras dramatúrgicas clásicas, con múltiples puntos de giro que amarraran la atención y usando al máximo el tiempo recobrado que tanta fuerza da a las narraciones. Luego, busqué un lenguaje cinematográfico sencillo que me permitió hacerla en un mes y tres días, condimentando con locaciones y ambientes reales. 

Como comprenderás, con todas estas premisas las referencias cinematográficas de Mi pasión por David son muchísimas. Tomé todo lo que pudiera servirme para que la historia fuera clara. Hoy en día, cuando parece que la vida me permitirá hacer una segunda película, me ocuparé de proponer formas cinematográficas más sofisticadas, arrancando de lo que aprendí con la primera.

¿Qué quisiste denunciar y exponer de la sociedad con la película?

Con Mi pasión por David no quise denunciar, solamente mostrar la verdad de una forma objetiva y diferente. Riéndome bastante. Dejando que los demás juzguen. Es tan fuerte nuestra realidad y se ha sostenido sin cambios por tanto tiempo que el solo hecho de hacer un recorderis con un enfoque distinto de los sucesos cumplidos es suficiente para conmover fibras profundas. Lo que pasa cada vez que mostramos la película es que la gente que empieza a verla la termina de ver y sale a recomendarla. Eso es lo que importa. Ya lo hemos comprobado por todo el país y en un preestreno con funciones por una semana en Barcelona, España, en donde nos sorprendió la aceptación por parte de públicos jóvenes, tan difíciles de conmover. 

¿Qué mensaje o reflexión se lleva la audiencia al ver la película?

Que el futuro no reside en las personas y el funcionamiento que hasta ahora ha regido nuestra historia. La película identifica otro rumbo para las cosas que convence. A pesar de sus planteamientos explosivos que podrían leerse como apocalípticos, que no dejan piedra sobre piedra, hay un futuro, un devenir planteado en la peli, un camino a recorrer que es viable y muy probable. Ya veremos lo que pasa realmente. Si nuestro final resulta premonitorio.

¿Cómo fue la experiencia de estrenar la película en plena pandemia?

De todo lo que ha pasado, eso ha sido lo mejor. Como antecedente cabe contar que Mi pasión por David ha sido guerrera desde su gestación. Nuestro productor Orlando Navas no quiso que la presentaramos a competir para buscar fondos sino que puso fecha de inicio y terminación del rodaje y las cumplimos. Contraviniendo las políticas tradicionales de distribución quisimos que se conociera para generar un boca a boca antes del estreno. Y la jugamos por el país en encuentros con universitarios y públicos no convencionales con quienes hicimos debates al terminar las funciones. 

Memorable y alucinante fue la exhibición en el desierto de la Tatacoa, adonde llegamos desde Neiva en una caravana de buses y carros con estudiantes y profesores de los primeros semestres de la Universidad Surcolombiana. Ellos armaron sus carpas para permanecer allí y ver la película. Luego de la exhibición se suscitó con ellos una controversia larga y productiva en donde aparecieron múltiples lecturas y conclusiones válidas que nos dejaron muy entusiasmados. Nueva confirmación de la fuerza con que la película logra penetrar en los jóvenes.

Otra función que nos conmovió por ejemplo sucedió en la Plaza Principal de Anapoima, también al aire libre, en donde quisimos estar para que la viera el pueblo. Llegó mucha gente entre la que había campesinos con sus familias. Por diferentes razones la película gustó a unos y otros. Tanto que se quedaron al debate, no obstante las altas horas de la noche. La sorpresa grande fue la participación preponderante de los niños, siempre sobre temas del argumento. Impresionante la comprensión que tienen y los enfoques. Ellos jamás mencionaron el sexo, porque lo ven en forma natural, gracias a la educación que han recibido de sus padres. Curiosidad que marca la diferencia con los niños de los otros estamentos sociales y que daría para pensar. 

También podríamos mencionar varios encuentros en recintos universitarios, pero pasemos al tema: estrenar Mi pasión por David en plena pandemia, sin el aporte de las salas de los grandes distribuidores que siguen cerradas, sin contar con las redes tradicionales de distribución, era algo así como un suicidio. Pero el riesgo para nosotros es un aliado y nos lanzamos a hacerlo porque queremos resaltar que “la vida continúa”, es nuestro mensaje. 

El ejercicio durante la pandemia ha sido como jugar ajedrez sin reglas, pero logramos establecer una estrategia para el estreno dando preponderancia a los autocines de tierra caliente y sobre todo a los sitios en donde poco o nada ha llegado el cine colombiano en nuestro territorio. Y lo estamos logrando. Hemos convencido a mucha gente, tres promedio por carro, que sale de su casa y sin bajarse ve la película para regresar luego sin haber corrido ningún riesgo, pero con la certeza de que valió la pena, con la satisfacción de haber empleado su tiempo en algo que los ha puesto a pensar y los enriquece, sin aburrirlos ni un minuto. Por supuesto que hemos tenido funciones en Bogotá y ha habido llenos completos en Cajicá, Aguachica o en Aguazul Casanare. Hemos ido a Mariquita, Tunja, Pereira, Rionegro y Cali y cada semana nos invitan a algún lugar nuevo porque resultamos una buena inversión.

Ya tenemos un mes en cartelera y por lo pronto no paramos porque la intención es mostrar la película en donde nos llamen y que ojalá Colombia entera la conozca. El cine es entretenimiento y tiene la función de contribuir a transformar las sociedades, pero estos dos objetivos no se logran sin que la gente lo vea, que es lo que está pasando en Colombia. De casi cincuenta películas que ahora se hacen cada año, ¿cuántas ha visto usted? Si me da cinco de ciento cincuenta títulos de los últimos cuatro años, me daría por bien servido. 

¿Cuál es el futuro del cine colombiano?

Complicado hablar de futuro cuando durante muchos años no hemos tenido una política efectiva para conservar el gran público que tuvimos. Hubo taquillas de más de dos millones de espectadores y a la fecha casi todo se ha perdido. No podemos hablar de futuro cuando no hay industria. Solo tenemos unos productores locos, enamorados del cine, a los que no les importa perder su dinero, y unos realizadores que trabajamos con el deseo. No hay futuro cuando no se han creado espacios nuevos para mostrar lo que hacemos y lo más complejo, cuando seguimos dependiendo del cine gringo. Si una película no tiene éxito en su país es poco probable que se estrene en otros, ¿cuál futuro? … Emprendamos nuevos caminos rompiendo con roscas y paternalismos para conmover y conquistar agresivamente al público que está demostrado que existe. Estoy seguro que muchos se unirán en este propósito. Es la única manera.

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