Un peligroso monstruo malherido
Opinión

Un peligroso monstruo malherido

Noticias de la otra orilla

Por:
enero 26, 2019
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Entiendo como un compromiso ciudadano absolutamente insoslayable la obligación de condenar públicamente el atentado terrorista del ELN en la Escuela de Cadetes General Santander la semana pasada. Y lo hago de la manera más resuelta, absoluta y convencida, especialmente ahora cuando ya se sabe que esa guerrilla –que de verdad ha sido históricamente torpe y atravesada– se atribuyó la autoría del atentado con el cipote argumento de que ese acto es válido en el marco de la guerra. ¡No me jodan!

Vaya un favor el que le han hecho estos idiotas del ELN al señor fiscal general de la Nación y a quienes están volviendo añicos el Acuerdo de Paz con las Farc y están asesinando todos los días a los líderes sociales de este país y a los miembros de esa guerrilla qué aceptó los términos y condiciones del acuerdo. Ya el mundo sabe cuántos son los asesinados de los unos y de los otros. Pero yo estaba convencido de que ese maldito atentado había sido producto de un montaje urdido y ejecutado desde las fuerzas del estado, orquestado muy perversamente por  ELNéstor Humberto Martínez con todas las mañas de la Fiscalía y acolitado por un gobierno que no ha hecho nada por detener la matanza sistemática de todas esas personas.

No había que hacer ningún esfuerzo para imaginarse y creer que ese horrendo crimen, que de pronto convenía de manera tan propicia a todos los implicados en ese desmadre, era un montaje, dado cómo ocurrieron las cosas, tanto las que se conocieron primero como las que se conocerían después; y de cómo lo prepararon y lo presentaron ante la opinión pública del país las agencias del gobierno; todo aquello enredado en una increíble maraña de informaciones y acciones investigativas llenas de inconsistencias y contradicciones. Especialmente cuando el país y el mundo entero ha sido testigo del tremendo descaro, corrupción y muerte que ha rodeado todo lo relacionado con el caso Odebrecht bajo la extraña vista gorda de todos los que deberían estar conociendo, procesando y vigilando este caso. Es decir, la natural desconfianza y temor que algo así tiene que infundirle a cualquier persona en Colombia y el mundo.

Pero resulta que el ELN sí lo hizo y nos toca aceptar que con ese acto dieron toda la razón y pretexto a los guerreristas de este país para enterrar bien hondo cualquier posibilidad de retomar unos diálogos de paz que, de haberse concretado algún avance, hubiera podido servir para seguir demostrando pedagógicamente al país lo que ha estado sucediendo, y que es cierto: que las muertes y mutilaciones en combate de policías, militares y civiles y la zozobra urbana de las bombas  habían disminuido notoriamente o desaparecido, y que ese era un argumento que nadie había podido controvertir como un beneficio claro y contundente de los acuerdos de paz firmados con las Farc.

 

Cipote argumento del ELN
que el atentado es válido en el marco de la guerra.
¡No me jodan!

 

 

Y uno no es capaz de entender en qué carajos era que estos manes de la guerrilla estaban pensando cuando planearon y ejecutaron este atentado. ¿De verdad no estaban en capacidad de leer las coyunturas de una realidad nacional que nos está gritando a todos diariamente, de mil y una manera, que el país está hoy más que nunca en una situación en extremo complicada? Con las instituciones minadas por la corrupción, con unos grados de polarización política en verdad escandalosos en términos de intolerancia, racismo, odio acérrimo al otro diferente, machismo feminicida, ignorancia histórica y política rampante… todo eso desatado, o puesto en evidencia, por un inusitado delirio de derechas que amenaza con convertirse en peste.

Desde luego que no estoy de acuerdo con el desconocimiento de los protocolos acordados que impedirían que Cuba, como país garante y sede de los diálogos malogrados con esa guerrilla, los aprese y extradite, como espera el medio país uribista que ocurra, pero es cierto que, cumplidos los términos fijados en esos protocolos, para los casos de ruptura de diálogos, esos negociadores, los cabecillas y jefes, tendrían que venir a ver cómo es que van a enfrentar lo que tienen que enfrentar. Con el pequeño detalle de que cuando eso ocurra van a encontrar una Venezuela poco propicia y complicada para sus escondederos.

De manera que esa estupidez del atentado puede convertirse en un peligroso punto de giro para la historia de esa guerrilla en el país. Y para todos nosotros los hijos de vecino. Porque lo que alcanzamos a imaginarnos es mejor no decirlo. Y todos sabemos lo que puede suceder cuando acorralas a un monstruo malherido.

 

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