Es un error imperdonable volcar una campaña únicamente al terreno digital. La combinación, el equilibrio, es lo recomendable. Nunca se debe dejar de lado el afiche en la ventana, el microperforado en los carros, las gorras, camisetas, chaquetas, vallas, pendones, volantes, plegables, manillas, todo eso viene de las campañas tradicionales, a lo que nadie debe renunciar.
La gente activa de forma diaria en redes sociales no votará de forma masiva el próximo 27 de octubre, a pesar de que son los principales consumidores de contenidos, en especial los videos, los más recientes encuentros con las urnas, indican que ese fervor digital no tiene conexión directa con acudir a pedir el tarjetón y marcar la opción de su preferencia.
El modo tradicional de hacer campaña, los encuentros directos con la gente, dar la mano, el abrazo, compartir, escuchar y dialogar, son más efectivos, duraderos y fieles, que una publicación saturada de like, por ejemplo en Bogotá destaca la labor electoral del actual Concejal Rolando González, que hace una combinación milimétrica entre lo habitual y lo virtual.
Hay que hacer más esfuerzo por encontrar una buena ubicación para un pendón o valla, que conseguir más interacción en redes sociales. Colombia no es Estados Unidos, que nos llevan 20 años de diferencia en marketing electoral. No se confundan.
Seguimos en una sociedad audiovisual, aún falta mucho para una conversión absoluta y definitiva a la interactividad en tiempo real. ¿No lo han notado?
Entonces, una fórmula sencilla: videos, videos, videos, videos, videos y campaña tradicional. De nada.