Un barco mongol, un mes varado en la bahía de Santa Marta

Un barco mongol, un mes varado en la bahía de Santa Marta

Los 15 marineros que traían un cargamento de diésel están encerrados en el barco en condiciones precarias, mientras Líneas GH EU, empresa responsable del navío, está desaparecida

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febrero 05, 2021
Un barco mongol, un mes varado en la bahía de Santa Marta

El barco Missi Commander I, de bandera y registro de Mongolia en Asia, llegó a Santa Marta el 4 de enero del 2021, con la misión de descargar catorce mil toneladas de diésel en el principal puerto del Magdalena. La travesía en Colombia no duraría más de cinco días. Sin embargo, se quedó anclado en la bahía por no contar con el combustible suficiente para regresar al puerto del Río Haina en República Dominicana, desde donde emprendió su viaje el pasado 31 de diciembre del 2020.

Son quince los tripulantes al frente de dicha embarcación, todos de nacionalidad panameña, que hoy enfrentan desafiantes condiciones de vida a bordo del barco. No pueden desembarcar en Santa Marta por contar con la documentación completa para los trámites migratorios y porque, hasta el día de hoy, las autoridades colombianas no han recibido ninguna solicitud por parte de la empresa transportadora a cargo de dicho navío. Para ingresar al país, el Portal Maritmo de Colombia, DIMAR, por medio de su dirección de Sanidad Portuaria, tendrá que dar su visto bueno y cada uno de los tripulantes tendrán que presentar una prueba PCR negativa ante el despacho de Migración Colombia, autoridad que solo hasta entonces, emitiría a cada uno visas de turismo para acceder al país por hasta 90 días calendario.

Según denunció la armada nacional, que realizó brigadas médicas al barco, la embarcación del Missi Comander ya no cuentan con agua potable ni alimentos suficientes para subsistir más de una semana incomunicados de tierra. El capitán del puerto de Santa Marta, Cap Ibis Luna, fue el encargado de liderar la comisión de seguimiento al barco, desde donde anunció una investigación preliminar a la empresa contratante del navío cuyo nombre registra como Líneas GH EU, que lleva al menos 15 años en el negocio de transporte petrolero y cuya sede está ubicado en Barranquilla. Su representante legal es el señor Gilberto Enrique Hincapié Jiménez, un colombiano quien ha estado al frente de la empresa desde su creación en el 2008.

El Missi Commander I fue construido en 1988 y lleva 33 años transportando combustible en diferentes regiones del mundo. Fue ensamblado en Rusia y desde entonces ha navegado las aguas del mar de China y el Caribe principalmente. Dicho barco no hace parte de la flota de ninguna empresa en específico, sino que trabaja por contratos temporales por viajes definidos en diferentes puertos del mundo.

El contrato que lo trajo a Colombia se firmó en octubre del 2020 en los puertos de Panamá con la empresa mencionada. Hizo un par de viajes entre Ciudad de Panamá y Santo Domingo para transporte de Granel líquido antes de ser despachado hacia Colombia, a donde debería desembarcar la gasolina en el puerto de Barranquilla, pero que por razones logísticas fue desviado a Santa Marta a última hora.

A los tripulantes les deben dos meses de salario y aunque ya se confirmó que ninguno tiene Covid, aún no tienen fecha de regreso a casa, mientras viven en condiciones insalubres dentro del barco. El armador o contratante del barco, el colombiano Gilberto Enrique Hincapié Jiménez, enterado de la crisis por la que atravesaban sus contratistas, realizó una visita al barco el pasado 12 de enero y, a pesar de que prometió resolver las deudas económicas insatisfechas con la tripulación en los siguientes 5 días, hasta el día de hoy los 15 ciudadanos panameños contratados por él siguen a la deriva y con sus sueldos embolatados. Según varios de ellos, el empresario colombiano ya no contesta los mensajes de texto ni las llamadas.

Además, según confirmaron varios tripulantes, hace 15 días se acabó el combustible para los generadores de electricidad dentro del barco, lo que agravó el suministro de alimentos congelados que debieron botar al mar por su estado de descomposición. Además, han registrado una plaga de moscas que estaría poniendo en peligro la salud de quienes no pueden abandonar el barco. Al momento de anclar en Santa Marta, la tripulación confirmó tener alimentos para 10 días y se han visto en obligación de hacerla rendir para un total de 30, que cumplen desde que quedaron a la deriva y sin itinerario.

El panorama a futuro del barco Missi Commander I y su tripulación es incierta. Los suministros por concepto de gasolina y alimento corren por cuenta del contratante del barco, en este caso la colombiana Líneas GH EU, la cual parece no estar al frente de la situación enfrenta una investigación preliminar que podría tomar tiempo en alcanzar los escenarios legales en Colombia que le obliguen a responder por una solución.

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