¿Tumbará Petro la reforma laboral de Uribe?

¿Tumbará Petro la reforma laboral de Uribe?

Aunque recuperar el recargo nocturno, dominical y festivo no es una propuesta novedosa, se configura como una reivindicación histórica para los trabajadores

Por: Fredy Alexánder Chaverra Colorado
abril 23, 2018
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¿Tumbará Petro la reforma laboral de Uribe?

Muchos recordarán que en el 2002 la noche se convirtió en día en Colombia, cuando el recién estrenado gobierno de la “seguridad democrática”, sobre los hombros de un Congreso arrodillado y mezquino, logró reducir la jornada laboral nocturna. A partir de diciembre de ese año el recargo nocturno se haría efectivo a partir de las 10:00 p.m y no desde las 6:00 p.m. Ese regresivo recorte de cuatro horas también se acompañó de una reducción del 35% de recargo en dominicales y festivos. Esa fue la denominada reforma laboral de Uribe o Ley 789 de 2002; un fracasado intento para “generar más empleo” que afectó profundamente el poder adquisitivo de los trabajadores colombianos. A 15 años de su entrada en vigencia nadie ha podido demostrar con evidencia técnica, académica o empírica que esa reforma creó los 640.000 empleos prometidos cuando fue propuesta por Uribe. ¿Qué ha pasado? Muy simple, grandes sectores se han metido al bolsillo billones de pesos en detrimento de los trabajadores más humildes. Ahora, Petro desafía a Uribe (en cuerpo ajeno) al prometer, al calor de la campaña presidencial, derogar totalmente su reforma.

Por cerca de dos años trabajé como asistente legislativo en el equipo del congresista que logró la restitución de una hora del recargo nocturno. Aunque en un primer momento buscábamos la restitución integral del recargo nocturno y el 100% de recargo en dominicales y festivos (como lo propone Petro), solo logramos recuperar una hora (desde las 9:00 p.m.) y descartamos el 100% del recargo al concluir el segundo debate en la plenaria de la Cámara (las lógicas del Congreso implican una negociación permanente sobre los proyectos), el resultado final fue la Ley 1846 de 2017. Una pequeña victoria para medio millón de trabajadores. Por ese motivo, conozco de primera mano la complejidad de la batalla que va a iniciar Petro, los gremios que harán lo imposible para evitar que su propuesta se convierta en realidad y la amplia concertación que tendría que generar en el Congreso para recuperar todo el recargo nocturno y los recargos en dominicales y festivos. Estoy seguro que la promesa de Petro es una reivindicación histórica de los trabajadores colombianos y amerita una reflexión sobre su potencial viabilidad.

Para empezar, es muy importante resaltar que la Ley 789 estableció en el artículo 46 que si tras cuatro años de su entrada en vigencia no se cumplía con el objetivo de crear 640.000 empleos se retornaría a la jornada nocturna anterior ¿Qué pasó? En 2006 una Comisión de Seguimiento y Verificación (creada por el mismo gobierno) reconoció la complejidad para disponer de métodos exactos con los cuales medir el impacto de las medidas de la reforma laboral, es decir, concluyó que no había cumplido su objetivo. Incumpliendo el compromiso adquirido cuando radicó el proyecto de reforma para su discusión en 2002, Uribe (en su segundo gobierno) se hizo el de la vista gorda y no le presentó al Congreso un proyecto para derogarla. Ante ese incumplimiento algunos congresistas del Polo y el Partido Liberal radicaron proyectos para tumbarla; sin embargo, las amplias mayorías del uribismo rápidamente los hundieron. Aunque se pensó con carácter transitorio la reforma resultó siendo perpetua y el gobierno no cumplió con su palabra de restituir la jornada anterior ante la evidencia de su fracaso como política de estímulo a la generación de empleo. A propósito, el magistrado de la Corte Constitucional, Jaime Araujo Renteria, en sentencia C-257 de 2008, salvó el voto de la siguiente forma:

“(…) vistos los resultados, es claro que después de cuatro años no se cumplieron esos objetivos, pues de los 640.000 empleos que se esperaba generar, solo se crearon, según lo informa el propio Gobierno, 240.000 empleos, lo que significa que hay un déficit de 400.000 empleos, mientras que los empleadores obtuvieron billones de pesos con esta reforma, lo cual no justifica ni compensa de ninguna manera la reducción drástica de los derechos de los trabajadores en materia de pago de dominicales y festivos, horas extras, e indemnización por despido”.

En ese sentido, la propuesta de Petro no resulta novedosa ya que se ha configurado como una reivindicación histórica de los trabajadores colombianos en los últimos años. Santos lo prometió en 2014 ad portas de una segunda vuelta en la que salió victorioso. Sin embargo, rápidamente lo olvidó y fue gracias a un proyecto de ley de iniciativa parlamentaria que se logró recuperar solo una hora. Vale la pena aclarar que el mismo gobierno intentó en varias oportunidades torpedear y hundir ese proyecto ya que el Ministerio de Hacienda y el Departamento Nacional de Planeación lo consideraron “inconveniente” en varios conceptos técnicos y hasta llegaron a afirmar, con el consentimiento la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) y la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), que de convertirse en ley generaría más de 70 mil desempleos de la noche a la mañana. Afortunadamente la voluntad política que se concertó en el Congreso permitió su expedición y el gobierno se montó al tren a última hora.

Petro le habla con su propuesta a medio millón de trabajadores, en su gran mayoría colombianos de estratos bajos que ganan entre uno y dos salarios mínimos y que trabajan en los sectores servicios, turismo, operarios, call center, entre otros. De convertirse en realidad, esas tres horas adicionales y la restitución del 100% de recargo en dominicales y festivos les implicaría un notable incremento en su poder adquisitivo. Seguramente la Andi y Fenalco (a esos dos poderosos gremios se enfrenta Petro con su propuesta) pondrán el grito en el cielo, afirmarán que esa promesa es puro populismo y que de convertirse en realidad desincentivaría la creación de empresas, la generación de empleo y que sería un golpe letal a la economía. ¿Pensaban lo mismo cuando vieron en la reforma de Uribe la oportunidad de ganar billones a costillas de los trabajadores más humildes? La propuesta de Petro no es populismo, es una reivindicación histórica y será su responsabilidad (de llegar a la presidencia) generar la más amplia concertación posible para que se convierta en realidad. Con seguridad millones de trabajadores lo acompañarán en esa batalla.

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