Tres infames masacres: Oradour-sur-Glane (II)

Tres infames masacres: Oradour-sur-Glane (II)

El 10 de junio de 1944 esta pequeña población ubicada en el centro de Francia cambió para siempre: los nazis ejecutaron una de las peores matanzas en suelo occidental

Por: Orlando Solano Bárcenas
septiembre 23, 2019
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Tres infames masacres: Oradour-sur-Glane (II)

Luego de la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial se continuó el 1º de septiembre de 1939 al desatarse la invasión nazi a Polonia. No obstante, se podría decir, en el límite, que ella comenzó desde la propia firma del Tratado de Versalles de 1918; mejor, que no fue sino la continuación. porque entre la primera y la segunda gran guerra lo que hubo fue una espesa calma chicha.

Para efectos de estas notas las hemos iniciado con el drama español. Ahora abordaremos el caso francés para continuar, por qué no, con la prolongación de esas dos guerras en territorio colombiano bajo una Guerra Fría que no nos abandona desde hace 71 años o desde hace 55 años según diferentes dataciones. A cada uno de poner con honradez las fechas. Lo cierto es que se trata de tres eventos bélicos que considero representativos de la barbarie y la irracionalidad humanas. Abordaremos en esta nota ciudadana la infame Masacre de Oradour-sur-Glane (Francia). Partiendo de este punto de vista: todas las masacres son infames (ver: Tres masacres infames: Guernica (I)Masacres. Ruptura entre lo normal y lo patológico).

La Segunda Guerra Mundial en Francia

El conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial tuvo su trágico desarrollo entre 1939-1945. En él se enfrentaron los Aliados y el Eje. El resultado fue terrible: muertes masivas de civiles, soldados, bombardeos intensivos de ciudades siendo el de Guernica un terrible y cobarde anticipo del aquelarre, la Shoá, Hiroshima y Nagasaki para solo mencionar algunos. Se calcula entre 60 y 70 millones las víctimas mortales, el 2,5% de la población mundial. Cuantificar los heridos se asevera casi imposible.

La invasión a Polonia el 1º de septiembre de 1939 por las tropas nazis trajo la inmediata declaración de guerra por Francia a la que se sumaron la Gran Bretaña y el Commonwealth. Por obra de grandes avances en materia de armamento y tácticas modernas de guerra —experimentadas en Guernica—, Alemania conquistó o se anexionó gran parte de la Europa continental. Otro tanto hizo la URSS con las naciones vecinas gracias a pactos secretos firmados entre Hitler y Stalin. La invasión a Francia se produjo de 1940 hasta 1944, cuando los Aliados occidentales lograron los desembarcos sobre las playas de Normandía. La guerra terminó en Europa con la toma de Berlín por las tropas aliadas. El 8 de mayo de 1945 Alemania se rindió incondicionalmente. La guerra terminó en su totalidad el 15 de agosto de 1945 con la rendición incondicional de Japón. Desde ese momento se puede decir que comenzó la Guerra Fría, que se considera duró 46 años y que en Colombia parece prolongarse como vergonzoso anacronismo y “vitrina” de la sinrazón, que es tanta que el premio nobel Óscar Arias dijo de nuestro sempiterno conflicto que ya no conmueve a nadie porque los colombianos al parecer estamos habituados a vivir una guerra permanente e interminable.

Sobre el suelo francés hubo grandes combates en el llamado Frente Occidental. Querían los nazis cobrar a los franceses la alta indemnización económica que tuvieron que pagarles por los daños de la primera Guerra Mundial; también lo hicieron para recuperar la Alsacia y la Lorena, pérdidas por los Tratados de Versalles, textos odiados por el pueblo alemán al considerarlos leoninos y humillantes para el orgullo nacional. Las rencillas históricas entre alemanes y franceses estaban, pues, a la orden del día. Era lo que Hitler llamaba “la gran Puñalada por la Espalda de 1918”. Seguidamente Alemania violó el Acuerdo de no Intervención en los conflictos civiles de las naciones extranjeras. De aquí data la intervención alemana en la Guerra Civil Española y el futuro bombardeo de Guernica, como consecuencia de la firma del llamado Pacto de Acero entre Hitler y Mussolini destinado a tomarse el Eje el acceso y dominio del mar Mediterráneo. Frente a la expansión nazi Polonia rechaza ceder Danzig a Alemania y firma con Francia un acuerdo de mutua defensa el 19 de mayo de 1939, en agosto lo suscribiría la Gran Bretaña. La Sociedad de Naciones veía el desarrollo del expansionismo ítalo-germano sin poder hacer nada para atajarlo. Invadida Polonia, el Reino Unido y Francia le fijaron a Alemania un plazo perentorio para retirarse del territorio polaco. Ante la amenaza del expansionismo nazi se adherirían Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Canadá a la declaración de la guerra formulada a Alemania. Francia trató de movilizar sus tropas hacia el Sarre, sin mucho éxito. Británicos y franceses se mantenían a la defensiva mientras el imperialismo nazi aumentaba sus pretensiones territoriales.

La batalla de Francia en el contexto mundial

El 10 de junio Italia invadió Francia por el sur. Los alemanes penetraron aún más en el territorio francés siguiendo el plan “Caso Rojo”. Derrotada, Francia firmó un armisticio con Alemania el 22 de junio de 1940. París fue ocupado y dos tercios de Francia quedaron sometidos. Los nazis impusieron en el sudeste el gobierno títere alemán de la Francia de Vichy. Seguidamente bombardearon ciudades inglesas resultando más de 43.000 muertes y un millón de viviendas destruidas. Con la caída de Francia Estados Unidos comenzó a enviar dinero a Inglaterra y otros 37 países. Rendida Francia los británicos destruyeron la Armada francesa del norte de África en julio de 194, para que no fuese tomada por los alemanes. La Francia del general de Gaulle unida a Estados Unidos y Gran Bretaña inició en 1942 la guerra del norte de África. La Francia en Túnez se rindió a los aliados. En represalia Hitler invadió y ocupó la Francia de Vichy. Mussolini ocupó Córcega y la Costa azul francesa hasta el Ródano. Tropas combinadas de ingleses y canadienses el 19 de agosto de 1942 atacaron con poca fortuna el puerto de Dieppe. Se iba dibujando el futuro Desembarco del Día “D” entre ingleses y americanos. Sin embargo, se hizo primero la invasión del Norte de África. A finales de 1942 empezaron los bombardeos diurnos americanos sobre Alemania y los bombardeos o “ataques del terror” mediante bombas incendiarias —tormentas de fuego— sobre ciudades alemanas que quedaron destruidas. Oficiales nazis en 1945 fueron objeto de atentados personales. Mediante la Operación Antropoide los aliados habían asesinado en mayo de 1942 a Reinhard Heydrich, el artífice de la Solución Final contra judíos, gitanos, masones y minorías étnicas en general. Como respuesta a estos atentados Hitler ordenó la Masacre de Lídice, un pequeño pueblo checoslovaco. Para esa misma época en octubre hubo matanzas en Varsovia. En abril-junio de 1943 Tokio empezó a ser bombardeada por los americanos con bombas incendiarias, se produjeron unas 90.000 muertes.

La batalla de Normandía

El 6 de junio de 1944 se inició la invasión a Francia por los aliados con dos millones de hombres. Al momento del desembarco había solo 50.000 soldados alemanes en el sector de Normandía. Los aliados luego de arribar a terreno firme construyeron cabezas de playa que fueron bautizadas con los nombres de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Cherburgo cayó el 26 de junio. Caen demoró en caer. En la bolsa de Falaise 50.000 alemanes fueron hechos prisioneros. De allí en adelante se vino la liberación de toda Francia, en tan solo dos semanas. Los alemanes se retiraron del norte de Francia. Más tarde lo harían de Holanda y Bélgica. La Riviera francesa fue invadida desde Italia por los aliados el 15 de agosto de 1944, uniéndose rápidamente con las de Normandía. La Resistencia francesa se levantó en París el 19 de agosto de 1944 contra los alemanes. El general Philippe Leclerc recibió la rendición alemana el 25 de agosto de 1944. Sobre las ciudades inglesas y belgas cayeron los misiles de crucero V-1 y V-2 a fin de “desmoralizar a la población civil". Con la Conferencia de Yalta, en febrero de 1945 acabó la guerra en Europa. El de mayo de 1945 cayó Berlín. Las fuerzas alemanas situadas en Italia se rindieron ese mismo día. Las tropas alemanas lo hicieron el 4 de mayo en el norte de Alemania, en Dinamarca y en los Países Bajos. El resto de divisiones alemanas lo hicieron el 7 de mayo en Reims, Francia. Los Aliados occidentales celebraron el «Día de la Victoria en Europa» el 8 de mayo. La Unión Soviética celebró el «Día de la Victoria» el 9 de mayo. Con la batalla de Praga se rindieron las tropas del Grupo de Ejército Centro Alemán el 11 de mayo o el 12 de mayo. Las armas en todos estos combates fueron poderosas, sobre todo la aviación alemana, trágicamente “eficiente” en Guernica. La mayor eficacia la tuvieron las bombas atómicas lanzadas el 6 y el 9 de agosto de 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki respectivamente. Algunos países de América Latina le habían declarado la guerra al Eje, entre ellos Colombia.

Una guerra de cientos de genocidios

El nazismo fue un régimen imperialista, belicista, racista y genocida. Desde septiembre de 1939 uno de sus propósitos era destruir etnias, grupos culturales, sociales o políticos mediante el exterminio de los discapacitados mentales y personas enfermas. Pronto aparecerían los camiones y las cámaras de gas para reemplazar las costosas balas, en ellas asfixiaron 150.000 discapacitados. También se dio inicio a los guetos para el confinamiento de los judíos. Había llegado la terrible Shoa, el infame Holocausto.

Consecuencias para Francia por la Ocupación

Las víctimas en Francia fueron muy numerosas, esencialmente de civiles. Entre los militares murieron unos 340.000, de los civiles 470.000, para un total de 810.000 muertes. La cifra total mundial ha sido calculada en 61.820.507 muertes. De ellas Colombia tuvo 163.193 bajas. El sufrimiento también se dio por otras causas o métodos, cuales deportaciones masivas a campos de concentración y trabajo forzado organizados por Alemania con el fin de aherrojar a los europeos en algunas de sus etnias (judíos, eslavos, gitanos), condición (discapacitados), sexualidad (homosexuales y lesbianas), por motivos religiosos (testigos de Jehová, sacerdotes católicos, pastores protestantes y ministros de otras religiones), por motivos políticos (comunistas, liberales, francmasones, republicanos españoles, brigadistas internacionales, intelectuales no adeptos al régimen) y, en general, a todo aquel que no estuviese con el régimen. Los Aliados igualmente practicaron confinamientos en Estados Unidos contra los nacionales de países del Eje (alemanes, italianos, japoneses). En Colombia los hubo en Fusagasugá y en Caracolí (departamento del Atlántico) donde fueron confinados miembros de la próspera comunidad italiana, a la sazón la más numerosa del país. Algunos familiares cercanos —antifascistas y enemigos del régimen de Mussolini— y varios conocidos de mi ciudad, fueron confinados en Caracolí y parte de sus bienes sometidos al latrocinio.

Las masacres masivas de población y de prisioneros enemigos perpetradas por las tropas japonesas en China y la violación de mujeres por los soviéticos todavía dan lugar a un contencioso en el cual los nipones se han negado a pedir perdón a las víctimas y a las mujeres vejadas con particular vesania, al ser obligadas a fungir de prostitutas de la soldadesca. Los sufrimientos, torturas y malos tratos a los prisioneros de guerra durante esta o terminada son inenarrables. La URSS fue particularmente cruel en esta materia. Los experimentos genéticos, eugenésicos y psiquiátricos realizados por médicos nazis y japoneses sobre los prisioneros eran absolutamente prohibidos por la ética más elemental. Mención especial merecen los criminales bombardeos masivos de civiles —iniciados por los nazis con Guernica— y continuados sobre Varsovia, Londres, Coventry y otras ciudades inglesas y francesas. En su turno, los bombardeos de los aliados sobre Berlín, Hamburgo, Tokio y otras ciudades fueron igualmente terribles siendo los efectuados sobre Hiroshima y Nagasaki los más destructivos por obra de la bomba atómica. La posguerra no fue fácil para las poblaciones civiles vernáculas de casi todo el orbe como consecuencia de la destrucción de los medios de producción, infraestructuras y servicios. Para las poblaciones desplazadas por los cambios de fronteras, el desarraigo de sus territorios fue doloroso en extremo. Las explicaciones sobre lo sucedido en Francia y todos los países involucrados no han sido fáciles ni concordantes. Ni siquiera de los juicios de Nuremberg y Tokio han salido explicaciones satisfactorias. A cada uno compete lanzar “su” explicación, aun cuando sea sumaria. La mía, es que fueron y son los nacionalismos los grandes causantes y de allí los peligros que se ciernen sobre la España actual con el separatismo catalán y sobre Inglaterra con el suicida brexit. ¿Y de Colombia cuáles podrían ser las causas? En mi opinión es el narcotráfico en primerísimo lugar, seguido de las profundas desigualdades sociales y económicas.

Además de la merma demográfica sufrida por Francia y de la cual solo ha comenzado a recuperarse gracias al empuje genésico de los inmigrantes, tuvo otras inmensas pérdidas. La demográfica se debió a los 92.000 muertos, 250.000 heridos y 1.450.000 prisioneros en manos de los alemanes. Las otras grandes pérdidas fueron económicas y geoestratégicas cuales la inevitable y subsiguiente pérdida de las antiguas colonias y territorios de ultramar, de gran parte de su flota y puertos como es el caso de Le Havre, Cherburgo y Toulon para solo mencionar algunos. El posconflicto francés fue bastante difícil debido a las depuraciones en contra de los “colaboradores” muchos de ellos fusilados in situ de manera sumaria, o rapadas las mujeres acusadas de haber tenido relaciones sexuales voluntarias con los “boches”, como eran llamados peyorativamente los soldados alemanes por los franceses, y las denuncias contra los que se aprovechaban de practicar el “mercado negro”. Fueron muy acuciantes los reproches y acusaciones entre alsacianos, loreneses y el resto de los franceses. El entendimiento político entre partidos, facciones y Resistentes fue muy difícil y solo la egregia figura del general Charles de Gaulle pudo sortear diferencias que parecían irreconciliables. Una de las grandes tragedias que le trajo a Francia la derrota militar, la ocupación de su territorio y las graves disensiones internas fue la infame masacre de Oradour-sur-Glane, un crimen de guerra realizado a través de una matazón genocida.

La masacre de Oradour-sur-Glane un crimen de guerra

Los crímenes de guerra de la Wehrmacht o Fuerza de Defensa son los llevados a cabo por las fuerzas armadas tradicionales de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial en compañía de los ejércitos "políticos" puestos al servicio del régimen así como de grupos paramilitares, en primer lugar en el Frente Oriental, principalmente en la URSS y en Polonia donde en septiembre-octubre miles de civiles polacos fueron asesinados mediante ejecuciones masivas (714) y miles de actos de saqueo, violaciones y asesinatos indiscriminados siendo el Holocausto la máxima expresión del crimen contra la humanidad. Estas bárbaras acciones se extendieron con la misma crueldad e intensidad al Frente Occidental, incluida Bélgica, donde se realizó la Masacre de Vinkt, pequeño pueblo que el 25 de mayo de 1940 vio asesinar a 86 civiles de los 140 tomados como escudos humanos, acción que fue seguida por la huida de más de un millón de belgas hacia el sur y el oeste, de tal manera que para julio de ese año el 30% de la población del país se había ido en diáspora.

En el Frente Occidental el país galo vio ocupado el noroeste de su territorio una vez iniciada la llamada Batalla de Francia (1939-1945) que la llevaría primero a la derrota y luego a la capitulación del 25 de junio de 1940, como resultado de las derrotas sufridas en Laon, Sarre, Arras, Boulogne-sur-Mer, Calais, Dunkerque, Saint Nazaire, Dieppe, las Ardenas, el río Mosela, Sedán y otras. La Línea Maginot fue la primera en ser fácilmente sorteada mediante la Operación Relámpago. Solo con el Desembarco en las playas de Normandía realizado el 6 de junio de 1944, Francia comenzó a soñar con la liberación de la bota nazi. En días previos al “D”, la Resistencia hizo intensivos actos de sabotaje, ataques de guerrillas a las tropas alemanas estacionadas en zonas del interior de Francia, sobre todo en el Macizo Central donde las tropas de ocupación fueron sometidas a ataques permanentes junto a las tropas del gobierno espurio presidido por el mariscal Pétain. En reacción Hitler y el gobierno títere de Vichy ordenaron acciones “eficaces” contra el maquis francés y las ciudades que lo protegiesen. Una de esas ciudades, casi que ajena al conflicto bélico, fue la de Oradour-sur-Glane.

Para mejor entender lo sucedido en Oradour es necesario revisar una sucesión de hechos anteriores al 10 de junio de 1944. El 5 de junio de 1944 Heinz Lammerding pidió órdenes para combatir a los resistentes —ya calificados de “grupo terrorista”—, reprimirlos, lanzar contra ellos campañas de “criminalización” y hacerles recaer la responsabilidad de la represión que se estaba fraguando como respuesta a las bajas ocasionadas por francotiradores del maquis el 7 de junio, al momento de tomarse la ciudad de Tulle logrando el desalojo de las tropas alemanas. El 8 de junio los generales alemanes ordenan que se trasladen divisiones a Montauban para pacificar Tulle y Limoges, por medio de “golpes inmediatos y duros”. Al volver a entrar ese día a Tulle las unidades alemanas, encuentran dentro de la ciudad 39 cuerpos de alemanes muertos por el maquis dando comienzo a la represalia. El 9 de junio civiles varones franceses son seleccionados al azar y ejecutados por ahorcamiento en balcones, árboles y farolas en varios lugares de la ciudad para exhibición pública de los cuerpos; otros veinte hombres del servicio de trenes son fusilados​ y varios cientos arrestados para ser deportados a Alemania Lammerding declararía más tarde que cuando entró a Tulle la acción homicida ya se había ejecutado, tratando de hacer recaer la responsabilidad sobre un mayor de apellido Wulff y sobre el oficial Albert Stuckler. Durante la jornada los encuentros entre resistentes y las unidades de la Das Reich se multiplicaban por los entornos de Tulle.

En Limoges el mismo 9 de junio diferentes unidades tomaron posiciones en Rochechouart, en Oradour-sur-Glane y en Saint-Junien debiendo soportar los civiles todo tipo de vejaciones, comenzando el maltrato con el alcalde de Rochechouart. Al día siguiente se dispara con ametralladora a los transeúntes desde lo alto de una torre, muriendo algunos de ellos. Obreros son asesinados en la comuna de Saillat. Como manada de lobos hambrientos los perpetradores de la masacre salen para Oradour acompañados de la traidora milicia francesa de Vichy. La suerte de la comuna estaba echada, la operación de “limpieza” mediante técnicas de represión y terror aplicadas en Europa oriental, ya estaba decidida. Faltaba ejecutarla.

Llegan los victimarios a Oradour-sur-Glane

El arribo de los perpetradores a la Ville Martyr fue para destruir y masacrar su población de manera sistemática. Para 1936 esta comuna tenía 1574 habitantes porque había recibido pobladores de otras comunas sometidas a desastres de guerra. Los victimarios llegaron el 10 de junio de 1944 y, terminada la matanza, 642 habitantes civiles habían sido asesinados casi que a la par del desarrollo de la Batalla de Normandía. Los esbirros fueron tropas pertenecientes a una unidad del Waffen-SS, cuerpo de combate de élite de las Schutzstaffel dirigidas por Heinrich Himmler. Este cuerpo había sido destinado a ser el ejecutor de las violaciones al derecho de la guerra contra la población civil. Su participación en la Solución Final fue total. Tanta, que en 1946 se le declaró “organización criminal” durante los juicios de Nuremberg al ser acusadas de profesar y poner en práctica la teoría “científica” de la superioridad racial germano-aria y la “doctrina” de la obediencia ciega al Führer en materia de represión y violencia criminal en campos de concentración así como el asesinato masivo de oponentes políticos, resistentes, prisioneros de guerra. También fueron acusados de violencia intimidatoria contra la población civil de los territorios ocupados en especial en Holanda, Yugoslavia, Grecia, Polonia y la URSS.

En varias regiones de Francia desde 1941 y luego en 1942 los comandos de la Waffen-SS habían hecho presencia. En 1944 se les trasladó al suroeste de Francia. En mayo de este año se encargó a su comandante, Heinz Lammerding, reprimir la Resistencia. El 11 de mayo esos comandos tomaron sangrientas represalias contra los habitantes de las ciudades de Montperzat-de-Quercy, Saint-Cère, Bagnac, Cardaillac, Lauze, Caylus, Cadrieu, Frontenac, Figeac y Terrou cometiendo abusos y actos de violencia contra la población civil. El emblema de este grupo era un arpón de la heráldica germánica que hoy en día es usado por los grupos de neonazis de Europa. Blandiendo este símbolo y haciendo gala de odio cerval entraron los comandos nazis a Oradour-sur-Glane, una pequeña y próspera comuna ajena al conflicto y desde donde no se desarrollaban actividades guerrilleras del maquis. El día de la masacre —un sábado— al igual que en Guernica muchos visitantes se encontraban en el casco urbano en

restaurantes llenos de comensales, otros en el mercado y se debía realizar una vista médica de los niños de la comuna; además, por estar sometido el tabaco a racionamiento se repartía entre los habitantes y los vecino a la ciudad. Según el censo escolar, el pueblito tenía para la época 191 estudiantes inscritos.

Comenzada la tarde entró al pueblo una columna de doce vehículos motorizados, tres camiones y dos blindados del tipo semioruga; con ellos 150 soldados al mando de Otto Dickmann, encargados de barrer el pueblo para llevar a los habitantes hacia el núcleo urbano. Los blindados se estacionaron enfrente de la iglesia. Los parroquianos fueron convocados a la plaza para supuestamente verificar sus identidades. Los renuentes fueron llevados a culatazos, incluidos los enfermos. El metódico espíritu germánico demostraba una vez más toda su eficiencia. Un tercio era de niños. El comandante alemán acusó al pueblo de esconder partisanos y armas. Dickmann le ordenó al alcalde seleccionar treinta rehenes a lo que valientemente se negó. Se dio enseguida la orden de separar a los hombres de las mujeres para trasladarlos fuera del pueblo. Los niños fueron confinados en el interior de la iglesia. Se lanzó una granada de humo dentro del templo. El pánico estalló entre las mujeres y los niños. Seguidamente se les acribilló con los fusiles automáticos. Todos murieron, salvo una señora que pudo escapar arrojándose por una ventana. En las afueras de la ciudad los varones fueron ametrallados con armas pesadas. A los agonizantes se les dio el tiro de gracia. Los cuerpos fueron cubiertos con cal viva y se les prendió fuego. Cada edificio del pueblo fue incendiado de manera sistemática. Por fin el 13 de junio la manada de lobos asesinos salió del pueblo, rumbo a Normandía, allí recibieron su merecido por las tropas aliadas recién desembarcadas. Pocos días después la revista Time denunció la masacre y señaló al regimiento responsable. En Oradour-sur-Glane no había ocultas armas del maquis. Sí las había en la vecina comuna de Oradour-sur-Vayres. ¿Trágica confusión? Personalmente no lo creo. Los nazis debían escarmentar sobre alguien a como diese lugar.

Al finalizar la masacre habían sido asesinadas 642 personas, 190 hombres por fusilamiento, 45 mujeres y 207 niños ametrallados y quemados en la iglesia, de ellos 18 españoles con sus familias seguramente desplazados de Guernica. Es decir, que murieron casi todas las personas presentes ese día en la población, incluidos los visitantes de pueblos vecinos. La mayor parte de los edificios y de la infraestructura básica fue destruida sistemáticamente luego de actos de pillaje e incendio que tomaron características de verdadera razzia, con tal grado de salvajismo que la villa quedó completamente en ruinas. Los pocos supervivientes que lograron escapar de la carnicería fue gracias a que lograron esconderse en la Abadía de Munch donde los monjes, en acto valeroso, ayudaron a un grupo de madres y sus hijos a escapar en una oscuridad total —junto a seis judíos— por un desagüe de casi ochocientos metros de longitud.

Muy pocos sobrevivientes de Oradour pudieron narrar lo ocurrido. Igual por el lado de los victimarios ya que algunos murieron en batallas posteriores. De esta manera los motivos del porqué se escogió este pueblito no han sido dilucidados completamente. Se ha atribuido al asesinato por los Resistentes de un capitán de los SS. Vale la pena aclarar que Oradour no tenía, como tampoco Guernica, mayor interés militar. Queda como causa probable el mismo ejercicio de prácticas de terror que los nazis venían practicando desde 1941 sobre el Frente Oriental, mayormente sobre Varsovia. Se debe recordar que ante el avance de las tropas aliadas, Hitler había ordenado la Guerra Total. Se trataba entonces de intimidar la población civil para que no le prestasen ayuda al maquis, algo parecido a lo que sucede en Colombia, por ejemplo, en los casos de las masacres de El Salado, La Mejor Esquina, El Tomate y tantas otros asesinatos masivos que harían palidecer al propio Göring. Lo de Oradour fue similar a muchas otras masacres como las de Lídice, en Checoslovaquia; Marzabotto, en Italia; My Lai, en Vietnam; Guatemala; y, en nuestro caso, Bojayá. En todas ellas con casi la misma “técnica” de exterminio: reunión en la plaza del pueblo; separación de hombres y mujeres; de niños y ancianos; fusilamiento primero de los varones; violación de las mujeres, seguida de su encerramiento junto a los niños y los ancianos dentro de la iglesia del pueblo; ametrallamiento del templo y/o lanzamiento dentro de él de granadas de fragmentación; y, para rematar a las víctimas, el incendio.

Los juicios de responsabilidad por los crímenes de guerra cometidos en Oradour

Finalizada la conflagración mundial, algunos —más bien pocos— de los líderes del nazismo fueron juzgados por crímenes de guerra y graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario por haberlos cometido durante un conflicto armado en el cual les dieron malos tratos a prisioneros de guerra y civiles. Igualmente, por lo más grave, los actos de genocidio y de masacre realizados con miras a la eliminación sistemática de seres humanos pertenecientes a minorías étnicas, grupos raciales, culturales, políticos y otras causales. Los realizados en Oradour fueron —como en Guernica— crímenes de guerra bajo modalidad de masacre con fines genocidas. Como quiera que lo más cruel de la masacre se desarrolló dentro de la iglesia —al igual que en Bojayá—, no sobra decir que el toponímico de “Oradour” viene del latín oratorium, o lugar de “oración”, luego también lugar de “asilo”, jamás de muerte de inocentes. La iglesia era considerada de algún valor arquitectónico y es por esta razón por lo que estaba clasificada como monumento. El pueblito era tan lindo que Corot en el siglo XIX había pintado muchas veces sus paisajes, los turistas lo visitaban con frecuencia, igualmente los pescadores de río. Para la fecha de los hechos luctuosos Oradour estaba bajo control del espurio gobierno de Vichy.

Llegada la hora del llamado en responsabilidad, en enero de 1953 se dio inicio al Proceso de Oradour-sur-Glane ante el Tribunal Militar de Burdeos con atento interés nacional e internacional. Francia nuevamente se dividió en tendencias sobre el cómo se estaba desarrollando las investigaciones y sobre la no presencia de los responsables del crimen masivo teniendo en cuenta que estuvieron ausentes durante casi la totalidad del juicio, en especial Adolf Diekmann el responsable de la unidad ejecutora, quien había muerto en Normandía durante el Desembarco. La controversia también giraba sobre el comportamiento de algunos jóvenes alsacianos que habían sido reclutados por los SS, si debían o no ser juzgados; a este respecto los habitantes del Limosín exigían la mayor de las penas, y los de Alsacia algo de clemencia dado el reclutamiento involuntario de que fueron objeto. Los Resistentes y los descendientes de las víctimas eran los que exigían mayor severidad. Frente al peligro de una nueva división que afectase la necesaria unidad nacional y no ayudara a superar el conflicto entre “colaboradores” y franceses libres, se llegó a una solución de compromiso: se impondría una condena y luego una amnistía. Solución de compromiso que trajo descontento de parte y parte. Solo en 1994 se dio la reconciliación entre limosinos y alsacianos, al visitar el alcalde de Estrasburgo el sitio de Oradour. Acciones de este tipo se extrañan en poblaciones y villorrios colombianos donde solo una placa y unos cuantos ladrillos que quisieran hacer aparecer como “monumentos”, hacen de lánguida y paupérrima “reparación”.

Por el lado alemán, en 1983 la extinta R.D.A. abrió un nuevo proceso en contra de Heinz Barth, uno de los jefes de los victimarios. Se pronunció una condena a cadena perpetua, pero casi inmediatamente fue liberado por motivos de salud, como si se tratase de cualquier masacrador o funcionario corrupto de ciertas repúblicas andinas. Otro de los “atilas” con camisa negra, Heinz Lammerding, hasta ahora uno de los mayormente responsables de la carnicería de civiles, puesto que ya en la población de Tulle y en vísperas de Oradour había masacrado a civiles indefensos, fue pedido en extradición por la justicia francesa la que fue negada por la R.F.A. lo que le permitió morir tranquilamente en esa Alemania en 1971, luego de ser, en esto también, tremendamente exitoso en la vida empresarial. Otros de los asesinos, como Erich Kahn y Sylvester Stadler, también evitaron ser procesados utilizando argucias y complacencias “nacionales” o “nacionalistas”. El sueño de Kant y de los Enciclopedistas de ver el mundo civilizado protegido por una justicia universal fue nuevamente bafouée, ridiculizado y objeto de burla, sorna o desprecio.

La vista juzgó a 65 militares supervivientes de la unidad Waffen-SS, acusados por haber intervenido en la masacre. Solo 21 pudieron ser presentados ante el tribunal, catorce alsacianos (amnistiados en 1953 por la Asamblea Nacional y dejados inmediatamente libres, salvo el condenado a muerte) y siete alemanes; el resto fueron juzgados en rebeldía, incluyendo a Heinz Barth uno de los oficiales de más alto rango. Únicamente dos de los acusados fueron condenados a pena de muerte, uno de ellos alsaciano, el otro alsaciano fue dejado en prisión. Uno de los enjuiciados fue absuelto. El resto fue condenado a penas de prisión o de trabajos forzados. A cinco de los alemanes se les redujeron las penas y pronto quedaron libres, a los dos condenados a penas capitales se les conmutaron en 1954 por cadena perpetua, para 1959 ya estaban libre. Los juzgados en rebeldía quedaron sin sanción alguna.

Para que no haya olvido

El general Charles de Gaulle, el heroico speaker de la BBC de Londres, la potente voz de la Resistencia al invasor ordenó mantener la ciudad tal como había quedado después del acto salvaje de exterminio para preservar la memoria histórica del horror, y convertirla en símbolo de lo que no es el género humano y como notificación del nunca más, de la no repetición. Estas fueron sus palabras en marzo de 1945: “Oradour-sur-Glane es el símbolo de las desgracias de la patria. Conviene preservar su recuerdo, pues hace falta que nunca más semejante desgracia se reproduzca”. Los que hemos podido visitar Oradour-sur-Glane sentimos, olimos y percibimos —fue mi caso— la muerte, el dolor, la angustia, el miedo, el humo de los cuerpos en incandescencia y de la nafta de los autos ardiendo, el mugir del ganado acuchillado, el silencio de las campanas derretidas por el fuego de los lanzallamas, el crujir de los morrales de tantos niños escolares envueltos en llamas, las sábanas de los enfermos ametrallados en sus lechos y luego incinerados. Todo esto sería lo que siente alguien con un mínimo de humanidad.

El 16 de julio de 1999 el Memorial de Oradour fue inaugurado por el presidente de la República, Jacques Chirac. Lograba así el Centro de la Memoria de Oradour-sur-Glane, fundado en 1980 a iniciativa de la Asociación Nacional de Familiares de los Martires de Oradour-sur-Glane, ver levantado el monumento que invitaría al “Souviens-toi”.

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