¡Tranquilos, nos vemos en enero!

¡Tranquilos, nos vemos en enero!

El 2022 pronto pasará al baúl de los recuerdos. ¿Qué nos espera en el año venidero? Una mirada

Por: César Curvelo
diciembre 27, 2022
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¡Tranquilos, nos vemos en enero!
Foto: christmasstockimages.com - CC BY 3.0

“Ya viene el 20 de enero…”, comienza el tema Fiesta en corraleja, del compositor Rubén Salcedo, en la famosa versión de Alfredo Gutiérrez, el propio “Rebelde del Acordeón”, “El Carechoque”, “El Trirrey Vallenato”, el líder-vocalista de Los Corraleros de Majagual, conjunto musical de requeteantaño, conocido por canciones sabaneras como Tres puntás, Festival en Guararé, Corazón de acero, Desde que llegaste tú, Los sabanales, Cabellos cortos, Ojos indios, ¡Ay, Elena!, La camaleona, La bonga, Culebra cascabel, La paloma guarumera, La cañaguatera y Hace un mes, entre tantas otras.

La letra de Fiesta en corraleja hace alusión a eventos populacheros costeños, en los que toreros improvisados ─a veces con tragos encima─, saltan a un terraplén cerrado por tapias, campo que puede ser una cancha-potrero de fútbol, un gran parqueadero informal o un solar despejado de maleza, a tratar de remedar pases propios de faenas taurinas, tales como verónicas, alcocerinas, serpentinas, gaoneras, chicuelinas o revoleras.

Te estoy hablando de esa mala costumbre en la que tantas y tontos todavía se desenfrenan parrandeando en poblados ─en especial caribeños, como ya dije─ que conservan esta bárbara institución chapetona derivada de la salvaje tauromaquia.

En estos festejuelos toscos ha habido gravísimas tragedias. Es así que en varias ocasiones han caído, como castillos de naipes, remedos de palcos sostenidos con maderos temblorosos pegados con saliva, que por el sobrepeso se han venido abajo llevando a rastras su parte alícuota de accidentados y fallecidos. Ha habido malheridos (¿existen los “bienheridos”? Bueno, sí, los que solo reciben moretones, rasguños o golpes menores), lo mismo que muertos ensartados por los toros. También cabe mencionar que han perecido caballos lanzados contra las astas de los cornúpetas por sádicos jinetes.

Actualicemos esto y digamos que 19 días antes del 20 de enero vendrán los previos momentos del primero de enero. Mejor dicho, año nuevo. Por esto estamos alegres, expectantes, súperemocionados, animados y jacarandosos. Dicen que, en la víspera, nadie se muere.

Faltan contados días para el inicio del 2023 y por tanto el 2022 pasará al baúl de los recuerdos con el hito triunfal de la petro-izquierda combinada, aliada o entrepiernicasada con el centro-santista-santero que sabemos; que es una derecha moderada que podría sacar filosas garras neoliberales cuando menos se espere y sin el mayor sonrojo, a lo fujimorista, por eso debemos estar atentos a lo que está ocurriendo en Perú. Puede que ese matricidio se mantenga vigente quizás hasta fines de 2025, año anterior a la próxima elección presidencial, cuando se abra la caja de Pandora con su centenar de aspirantes de todos los pelambres.

Debo añadir que hubo otros hechos históricos, nacionales e internacionales, que vale la pena también citar aquí a las volandas, a ver si puedes vislumbrar algo sobre sus efectos o enseñanzas al respecto durante los 365 giros rotatorios terráqueos en la venidera voltereta al sol:

- Las niñas y los niños primero, en este caso por desgracia. Me refiero a las tristes y evitables defunciones de más de un centenar de menores, la mayoría de La Guajira y Chocó, a causa de complicaciones o enfermedades conexas a graves estados de desnutrición. El problema merece que haya una intervención directísima del Estado ─léase ICBF, Defensoría del Pueblo, gobernaciones, alcaldías, etc.─, en cuanto a llevar una alimentación y cuidado mínimo a los afectados, lo mismo que adelantar una intervención, persuasiva o coactiva, sobre comportamientos irresponsables de padres con media docena de niños y quizás más.

- La reforma tributaria ─Ley 2277 de este año─, que mete mano a los pochudos bolsillos de los más álgidos estratosféricos de estrato 6. Seguro vendrán dos reformitas más similares en el presente cuatrienio, si nos atenemos a los registros históricos. Yea, ajá, OK, potentados prepotentes, ¡a preparar las chequeras!

- La disparada de precios de los alimentos. Esperemos que los congresales aprueben la reforma del artículo 65 de la Constitución y el Estado nos garantice el derecho a la seguridad alimentaria. Contra viento y marea, contra inflación y devaluación.

- La primera estrella del Deportivo Pereira. Se la querían envolatar, pero parece que los equipos grandes tendrán que contentarse con desmantelarlo llevándose a sus mejores jugadores.

- El fin de la declaratoria oficial de pandemia por COVID-19 a mitad de año, el 30 de junio.

- La tercera copa mundial FIFA ganada por la orgullosa Argentina. Ya los colombo-gauchos creíamos que Messi se iba a ir en blanco.

- La invasión o misión especial rusa en Ucrania, que cada día escala más por la presencia de más misiles, más tanques, más tropas, más amenazas… Cuidado, la cosa no pinta para arreglo y eso está pasando de castaño oscuro.

Hay mil puntos más que tú podrás imaginar y agregar.

Tranquilo. Pásala bacano estos días. Sin echar la casa por la ventana.

Solo el primero de enero venidero, quizás como Pelé ─recluido al momento en un hospital de Sao Paulo─, podremos cantar victoriosa entrada al año nuevo.

¡Ánimo, temple, fuerza, cañaña, verraquera, sobreviviremos, amigo Edson Arantes Do Nascimento!

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