En Colombia por años se ha asociado, errónea y despectivamente, la palabra “reciclador” a alguien que literalmente vive de la “basura”, casi un indigente, gamín o hasta desechable.
Pero en una época en la que el concepto de “desarrollo sostenible” cobra fuerza, es hora de resignificar esta palabra y revalorar la importante labor que, desde la marginalidad, han venido desempeñando en favor del planeta desde hace décadas, incluso antes de que empezáramos a hablar de desarrollo sostenible, manejo de residuos o economía circular.
Y aunque sigue habiendo muchísima gente inconsciente e irresponsable en sus prácticas de consumo a quienes pareciera no importar el grave problema del plástico en el mar (como si esto ocurriera en otro planeta), cada vez son más las personas que se preocupan por reducir su huella contaminante.
Para ello, y como ya hemos abordado antes en este espacio, son de gran ayuda dos poderosas herramientas:
- La jerarquía de manejo de residuos (que no es otra cosa que una guía de consumo responsable y sostenible), que consiste en Evitar, Reducir, Reutilizar, Repensar, Reciclar y por último Desechar. Un ejemplo sencillo es evitar plásticos de un solo uso, que tienen una vida útil de minutos, pero permanecen en el ambiente por muchísimo tiempo.
- Separación de basuras en la fuente, entre reciclables y no reciclables, para facilitar su recolección diferenciada y su reaprovechamiento o reincorporación en el ciclo productivo (economía circular).
Pero todo este conocimiento y estas buenas prácticas que parecen tan nuevos, los recicladores los han cultivado y aplicado en su día a día escarbando en las canecas para rescatar vidrio, cartón, metal, plástico o tetra pack que les pagan por kilo y les han permitido sobrevivir.
Es sabido que basura que se separa no es basura, y ellos nos han ayudado desde hace mucho tiempo a mantener el planeta más limpio de lo que el resto de la ciudadanía, supuestamente “educada” (muy entre comillas), ha sabido y podido.
Así que todos ellos merecen un reconocimiento y lo mínimo que usted debería hacer al volver a toparse con uno en la calle es decirle “Gracias por ayudarnos a cuidar más el planeta”.
Y sí, también ayúdeles usted mismo en su labor evitando bolsas plásticas de un solo uso, empaques absurdos o recipientes de icopor (poliestireno expandido) para comida, que ni siquiera son reciclados, o separando mejor la basura en la fuente para que ellos no tengan que escarbar tanto y la puedan aprovechar mejor.
Por eso este artículo, con las fotografías que lo acompañan, es un pequeño tributo a esa importante labor en favor del planeta que por mucho tiempo ha sido tan poco valorada, casi desairada o estigmatizada: la del reciclador.
Hoy en día, ¡todos debemos ser recicladores! El planeta (y sobre todo los mares con tanto plástico que los inunda) no da espera.