Tiempos aquellos los de La Samaritana en Caicedonia

Tiempos aquellos los de La Samaritana en Caicedonia

Más que un recuerdo, más que un lugar que se llevó la modernidad, es la esquina de vivencias, y aunque un nuevo negocio la reemplaza, algunos nunca la olvidarán

Por: Manuel Tiberio Bermudez Vasquez
agosto 09, 2018
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Tiempos aquellos los de La Samaritana en Caicedonia
Foto: Manuel Tiberio Bermudez Vasquez

Uno de los lugares emblemáticos para las gentes de Caicedonia, digo para quienes ya tienen alguna edad, fue la Fuente de Soda La Samaritana, ubicada en la esquina de la Cra 16 con calle 8ª. Este fue un lugar de referencia para los habitantes de la Caicedonia de hace unos 20 años atrás.

Este era un lugar de encuentro para la gente de todas las edades, pero también para los muchachos que hallaban allí el espacio para las charlas de novios. También era sitio en el que se resolvían los negocios parroquiales, lugar para rematar el día en compañía de amigos queridos, espacio en el que la buena música acompañaba el licor, y era además, tintiadero y “mirador” de los parroquianos asiduos del lugar. Cita con los amigos: La Samaritana; cita con la novia: La Samaritana. Cita de negocios: La Samaritana. Punto de encuentro, referente obligado de todos.

La Samaritana era un lugar en el que la gente se daba cita diariamente. Detrás del mostrador el cura Evelio, Dolly y por años la atención de Alberto Salazar, quien ya sabía los gustos de sus clientes. “Un tinto para don Manuel” gritaba. O ponía la música que sabía alentaba las ganas de un “caneco” en cualquiera de los parroquianos que frecuentaban la fuente de soda.

Muchas historias de amor con buen fin se tejieron en el lugar. Muchas otras historias de desamor se exorcizaron en La Samaritana con la complicidad del licor y la ayuda de la música que Alberto colocaba según el pedido de los clientes.

Y ni qué decir que gracias a la continua visita al lugar se volvía uno amigo de Evelio, y entonces cuando escaseaba el dinero, pero las ganas de licor se disparaban por una tusa o por esa sed rara de los viernes, uno entre tímido y vergonzante se acercaba al mostrador y casi como una confesión en un susurro tembloroso le decía: “Evelio, me puede hacer un vale por una canequita hasta el sábado próximo”. Y hay que ver la cara de felicidad que uno ponía cuando la respuesta era ese sí.

Ah, don Evelio… cuantas veces en las noches, cuando el negocio cerraba, le acompañábamos, a la zona de tolerancia gracias a su generosa invitación.

La Samaritana es más que un recuerdo, más que un lugar que se llevó la modernidad, es la esquina de vivencias hermosas, es el lugar de los primeros amores, el espacio para las primeras citas con chicas que solamente tenían permiso hasta las 9 de la noche, desde esa esquina muchos recuerdos aún se asoman a mirarnos y a confirmar que un día fuimos muchachos con ansias de vivir.

La Samaritana se fue para siempre

Hace poco fui a Caicedonia y me alegró ver que habían abierto de nuevo La Samaritana. Era un espacio diferente en la decoración y el mobiliario, pero estaba ahí en esa esquina de las evocaciones.

Entre, mire y medí el peso de los recuerdos. Me pareció ver a Evelio, a Dolly, a Alberto, otra vez en ese ajetreo que le daba una dinámica especial al lugar.

Más pequeño el espacio, más moderno, con chicas que atendían a los clientes. No resistí la tentación de saber quién era el dueño.

Me lo presentaron: Alejandro Macías Marín me dijo. Es un hombre joven, emprendedor, que tiene una visión nueva de los negocios. Le pedí habláramos un poco del lugar, que obviamente no era La Samaritana, ahora se llama “Café Lusitana”.

Lusitania, me dijo su propietario, nació como una marca de cafés especiales, en el momento en que empezó a crecer la cultura cafetera en Colombia. “Cuando llegó la crisis hace algunos años, se empezaron a buscar alternativas y entonces empezaron a surgir las marcas de cafés especiales. En ese momento nació Café Lusitania hace aproximadamente tres años, es una marca registrada a nivel nacional ya se han hecho algunas exportaciones, pero sobre todo, empezó a tener buena presencia entre el gremio cafetero aquí en Colombia que es donde más se nos conoce”.

Lusitania abrió sus puertas como fuente café el 29 de julio de 2018. Al respecto Alejandro dice: “Quiero que Lusitania, sea un sitio de encuentro. Adicional ir de la mano con el gremio del café y hacer crecer la cultura cafetera que no está tan fuerte aquí en Caicedonia. Hay algunas marcas aquí en Caicedonia, que están surgiendo y quiero que este sea un punto de encuentro para todos. Hacia el futuro quiero hacer muestras de marcas, tener todas las marcas que hay en Caicedonia en nuestro espacio; quiero que sean todas las marcas que hay en Caicedonia, las que se sumen a este proyecto, que cualquier turista o habitante de Caicedonia que quiera comparar un buen café venga a este sitio en la seguridad de que aquí lo encuentra.”

Sobre cómo define este nuevo espacio en la Ciudad Centinela, Alejandro precisa: “Este se podría definir como un café nueva ola. Es un café para toda la familia, es un punto de encuentro de amigos y quiero que se vuelva un referente para la gente no solo de acá sino los visitantes”.

Entre las propuestas de Lusitania su propietario dijo: “En Caicedonia no hay sitios en los que hacer una propuesta cultural o sitios de encuentro en donde se pueda, por ejemplo, hacer lecturas, donde se pueda hacer tertulias con poesía, música, es decir una propuesta cultural en donde se pueda estimular y apoyar el arte en todas sus manifestaciones. La idea es realizar una serie de actividades en las que la cultura sea protagonista, y con propuestas diferentes cada vez”.

Sobre cómo ha recibido la gente el lugar Alejandro señala: “Ha sido muy curioso ya que muchas personas que llegan al sitio no dicen el nombre que tiene sino que lo referencian como La Samaritana, inclusive no dicen “vamos para Café Lusitania, sino vamos para La Samaritana o encontrémonos en La Samaritana”.

“Para mí esto es muy especial, el saber que el sitio en el que estamos en este momento fue un icono y referente para la gente de Caicedonia hace algunos años algo que yo no conocí pues soy muy joven, pero se, por muchas personas que me cuentan lo que fue el lugar, que vivieron historias maravillosas y momentos inolvidables que me hacen pensar que quede ubicado en el lugar que fue icono para nuestro pueblo y allá quiero yo también llegar: a ser referente de la gente”.

En Lusitania, la carta que se ofrece a los clientes tiene un eje central en el café, desde la preparación más corta que son los expresos y también otras variedades de bebida con agua y otras en leche que son los lates y capuchinos, hasta algunos métodos de preparación de cafés especiales, métodos alternativos para que la gente disfrute una taza de café según su gusto o su deseo de tener nuevas experiencias. También hay propuestas para los niños pues el sitio es inclusivo.

Finalmente, Alejandro reflexiona sobre el futuro del negocio: “No queremos ser solo un punto de buenos cafés. Quiero que este negocio se vuelva lo que fue La Samaritana, un icono para Caicedonia. Sé que no es una tarea fácil, hay que trabajar mucho, hay que ser muy constantes, e ir mejorando con el tiempo para ganarme el afecto de propios y visitantes. Aprovecho esta entrevista para solicitarle a la gente que tenga fotos de la Samaritana que me las comparta pues quiero rendir un homenaje a ese lugar tan querido pro los caicedonenses”.

Salí de Lusitania, pero con la sensación de haber estado nuevamente en La Samaritana, la esquina de mis recuerdos…al mirar hacia atrás no vi el nuevo mobiliario, ni a los que hoy atienden el lugar. Desde algún lugar de este espacio me saludaban con la mano en alto El Cura Evelio, Dolly y Alberto Salazar.

Ah, los recuerdos…

 

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