Miss Tanguita vs. prostitución infantil
Opinión

Miss Tanguita vs. prostitución infantil

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enero 14, 2015
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En Colombia hay soberanas de “tubérculos, hortalizas, verduras, frutas, árboles, minerales, animales, bailes, bebidas, mares y belleza”. Esta maravillosa descripción la encontré en un simpático artículo del periódico La Tarde titulado “Los reinados más originales de Colombia”.

Dice el escrito, que “entre las 3.794 celebraciones anuales de carnavales, ferias, fiestas folclóricas y patronales que se realizan en el país, más de la mitad tiene un reinado”, en el que se compite para obtener el título de soberana de lo que sea.

Eso no quiere decir que esté buscando defender “Miss Tanguita 2014”, cuyo número de versiones supera la década y que solo hoy tiene despelucada a media Colombia, porque la otra media no entiende cuál es el escándalo si cada año registramos el Reinado del Frío, en Boyacá; el Intermunicipal de la Yuca y el Totumo en Tubará, Atlántico; y el de la sopa en Riquirré, César. Porque reinados hay para todos; o qué me dicen del Reinado del Feo en Rionegro, Antioquia; el de la gallina campesina, para las aves de corral en Marsella, Risaralda; o el reconocido Festival del Burro en San Antero, Córdoba.

No sé si en los anteriores participen menores, pero se sabe que en el Reinado de la Papaya, en el Meta, decenas de niñas se inscriben para homenajear con orgullo a esta fruta tropical. Lo que pasa es que la papaya sí la dieron en el Festival del Río Suárez, en Barbosa (Santander), con el desacertado escenario de Miss Tanguita y la búsqueda del reconocimiento nacional de la festividad a través de la divulgación en los medios.

Lo que quiero decir con todo lo registrado, es que tratemos de mirar con objetividad y en su debida medida lo sucedido, y no con el apasionamiento de la figuración:

  1. Somos un país de reinas y reinados de todos los calibres. Está en nuestras festividades regionales y nacionales. Hasta hace unos 25 años, ser Señorita Colombia era casi tan importante como ser presidente de este país. Estos concursos han perdido interés en las ciudades más grandes, pero no en los medianos y pequeños municipios donde aún son parte de su ADN.
  1. Hasta hace algunos años, los grandes humoristas de este país como Montecristo, se hicieron famosos con los chistes de boquetos, tuertos, cojos y bobos, para no ir más allá, defectos que hoy no están en sus repertorios porque ya nadie resiste que se los cuenten; se creó conciencia sobre el respeto que merecen esos seres humanos desfavorecidos por la naturaleza. Ese divulgar y educar sobre hasta dónde van los derechos de los niños, así como se ha hecho con otros temas, también obliga a las entidades del Estado.
  1. ¿Que Miss Tanguita no corresponda a un tema ecológico sobre la preservación del Río Suárez?, de acuerdo; ¿qué a las niñas se les siga enseñando que ser reina es de lo más importante en sus vidas?, pues claro que no; ¿que a las niñas se les inculque indirectamente que parte de ser mujer exitosa y sobresaliente se fundamenta en exhibirse como ganado?, ¡ni por el chiras!; pero tampoco creo que en las mentes de los papás de esas diez niñas concursantes a Miss Tanguita esté la intención de prostituirlas, aunque el sentido común sí debió decirles que no podían exponer a sus pequeñas hijas, sin siquiera cintura insinuada en sus cuerpitos infantiles, a la mirada de una horda de hombres alicorados y morbosos, que es lo que se da alrededor de esos escenarios inapropiados. Cosa que sí debieron considerar las autoridades locales y la dirección regional del Bienestar Familiar, tan escandalizado, aunque aprobó la actividad (según dicen las diferentes informaciones).
  1. Aquí también hay aprendizaje para Bavaria y su marca emblemática Águila: revisar qué actividades se van a adelantar en los lugares donde se expone la publicidad de sus productos. Sé de su seriedad y responsabilidad frente a este tema a través del Alcohol Manifesto, un documento autorregulatorio, interno y global que prohíbe bajo toda circunstancia incitar el consumo de alcohol a menores, o apoyar actividades donde estos se encuentren con marcas distintas a Pony Malta.

Cambiar la mentalidad de un día para otro sobre los reinados solo se logra con educación y divulgación. No podemos pretender desaparecer los reinados de un día para otro, ni sus versiones infantiles que se dan en casi todos los escenarios, pero sí a través de campañas de toda índole insistir en enseñarles a padres, instituciones educativas, autoridades y patrocinadores pegadas a esta tradición, sobre el respeto a los niños y el debido establecimiento de sus prioridades.

Las amenazas del Bienestar Familiar, la Fiscalía y la Procuraduría deben orientarse a adelantar una sanción que eduque y advierta con mucho rigor, más allá de un proceso de restablecimiento de derechos a las niñas que debe tener sin sueño a unos padres que muy segura pero equivocadamente se sintieron orgullosos de ver desfilar a sus hijas, sin la más mínima intención de hacerles daño.

Nada de lo que intento decir sugiere que Miss Tanguita estuvo bien. Pasamos de los inocentes reinados con vestido de organza para recoger fondos con fines benéficos, a exhibir niñitas de la peor manera. Eso no se debe ni se puede repetir; es el aprendizaje para todos

¡Feliz resto de semana!

 

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