¿Montar una tienda virtual o física? Esa es una pregunta corriente entre quienes quieren vender productos de cualquier tipo. Ante el crecimiento exponencial del comercio electrónico y el cambio del comportamiento de los consumidores, el medio online se presenta como un nuevo canal de venta para que los comerciantes den el salto a la web. Según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, en 2016 hubo un crecimiento del 64% frente al año anterior. Las redes procesadoras de pago, CredibanCo, PSE y Redeban recibieron un total de 49 millones de transacciones que sumaban 16.331 millones de dólares, es decir, el 4,08% del PIB colombiano de 2016.
Para Javier Ávila, experto en Ingeniería Electrónica de la Universidad de Los Andes, una tienda virtual representa ciertas ventajas: “El auge de las tiendas virtuales responde a las dinámicas propias del mercado actual. Los empresarios no son ajenos a este fenómeno y lo están aprovechando a su favor”. Para empezar, el empresario ahorra gastos de arriendo, pago de servicios, salarios y manutención de un local. La venta puede ser continua durante 24 horas al día, los siete días de la semana. El producto puede llegar a un mayor número de personas teniendo en cuenta que internet brinda un alcance nacional e internacional. Además, se puede ofrecer productos que todavía no están disponibles en la sede física, aumentando así las posibilidades de venta.
Sin embargo, Ávila también plantea que antes de dar el paso a la virtualización de un negocio físico hay que pensar detenidamente: “No todos los negocios son aptos para una plataforma digital. Antes de dar ese paso es conveniente hacer un estudio detallado que permita saber si la virtualización es el mejor camino para la empresa en cuestión”. En el caso de ciertos restaurantes, por ejemplo, el cliente paga no solo por la comida sino por la experiencia que le brinda la sede física. Igual sucede con algunos productos como la ropa, en donde el cliente por lo general prefiere medírsela antes de decidirse a comprarla o no.
Una tienda virtual también tiene ciertas desventajas. Así como se aumenta el alcance también se aumenta la competencia. El consumidor tiene a su disposición gran cantidad de alternativas que posiblemente ofrezcan mejores precios. El hecho de que el cliente compre desde su casa impide que este reciba asesoramiento de un especialista, lo cual dificulta su fidelización.
La Cámara Colombiana de Comercio Electrónico realiza desde hace algunos años una actividad que ha tenido gran acogida. Se trata de los Cyberlunes, cuya última versión el pasado 12 de junio dejó más de 350.000 millones de pesos en ventas. Más de 550.000 compradores aprovecharon las promociones virtuales de 76 establecimientos de comercio registrados. La tecnología, el turismo, la moda y el hogar fueron los sectores de mayor participación durante la jornada. Para los próximos años la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico pronostica un crecimiento exponencial que puede llegar hasta el 35% antes de 2020, teniendo en cuenta la tendencia progresiva que rige el mercado.
Javier Ávila considera que el escenario ideal es que la tienda virtual sea el complemento de una marca que haya forjado buena reputación previamente, por canales físicos. “Cuando una empresa reconocida, que cuenta con sucursales físicas, decide extender su oferta de productos a la web, hay mayor posibilidad de que los clientes utilicen este canal. El hecho de que haya una sede física les da confianza”.
