¡Soy un falso positivo!

¡Soy un falso positivo!

Carlos Andrés es una de las víctimas de pruebas de diagnósticas de VIH erróneas

Por: Javier Hernando Santamaría
septiembre 28, 2015
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¡Soy un falso positivo!
Foto: tomada de periodiconmx.com

Carlos Andrés se encontraba en compañía de 12 personas más en la sala de capacitación de la fundación de ayuda a los portadores del VIH, tras meditarlo una y otra vez durante varios días decidió, por fin, acudir a la convocatoria hecha a través de las redes sociales para la toma gratuita de la prueba rápida para el diagnóstico del virus del VIH. Aunque se encontraba sereno, lo acechaba la incertidumbre de recibir una noticia para nada grata, lo atormentaba el episodio aquel acaecido cuatro meses atrás en el que intimó con una bella sexoservidora y el condón se rompió en pleno acto sexual…¿estaré contagiado? Se preguntaba mientras escuchaba al funcionario de la fundación hablar sobre el virus de inmunodeficiencia humano, el sida y otros temas que a sus oídos sonaban terroríficos. Miraba con disimulo los rostros de los jóvenes, hombres y mujeres que conformaban el grupo que ese mismo día sabrían si eran o no portadores del virus del VIH.

Pese a que siempre ha llevado una vida sexual “protegida”, no se considera promiscuo ni mucho menos incluido en los grupos rotulados como de alto riesgo, Carlos Andrés pensaba que el destino podría haberle jugado una muy mala pasada el día  aquel en que decidió tener sexo sin protección con la  bella sexoservidora.

Cuando le llegó el turno a Carlos Andrés para la toma de la muestra de sangre, tuvo la oportunidad previa y en privado de conversar con la enfermera de la fundación encargada de direccionar las pruebas, quien lo fue circunscribiendo en las dos posibilidades del diagnóstico que en dos horas iba a recibir. Indagando cómo iba a ser su vida de ahí en adelante, además de ofrecerle todos los servicios de apoyo con los que contaban, cualquiera que fuese el resultado.

El pinchazo ni tan siquiera lo sintió, de ahí en adelante los minutos se hicieron horas eternas, empezó a pasearse por el recinto como fiera enjaulada, todos los presentes demostraban la misma incertidumbre, pues la jornada se estaba demorando más de lo programado, ya que la enfermera-jefe se estaba tomando el tiempo que ella estimaba necesario para dar los resultados en privado a cada persona.

Por fin Carlos Andrés sabría si era o no VIH+. Al entrar en el despacho, la enfermera estaba acompañada de otra persona vinculada a la fundación. Cuando la dama se presentó supo que se dedicaba a brindar apoyo “moral” a todos los diagnosticados positivos de la jornada y que, además, era portadora sana. De nuevo volvieron a preguntarle cómo sería su vida si el resultado por recibir lo determinará como una persona VIH +. Carlos Andrés trato de mostrar la misma serenidad y de adivinar en las miradas de las dos mujeres cuál era el resultado que estaban por darle.

Fue la dama que brindaba apoyo moral la encargada de abrir el formato con el resultado. Carlos Andrés clavó la mirada en la  alabra resultado. Al leer sintió que el mundo se le venía encima. Un fuerte corrientazo le subió de los pies a la cabeza y lo dejo aturdido, casi a punta de desmayo…el papel decía: reactivo.

Carlos Andrés percibió las miradas de conmiseración de las dos damas, de inmediato la enfermera-jefe le sirvió un vaso con agua y se lo paso acuciosa, fueron tres tragos de agua amargos, ¡muy amargos!

¿Reactivo? ¿Ahí dice reactivo? preguntó Carlos Andrés. Las dos damas asintieron con la cabeza, la asistente puso su mano en la mano de Carlos Andrés y empezó a relatarle su caso como portador del VIH y los pasos a seguir de ahí en adelante.

Por tratarse de una prueba presuntiva la que se había practicado, a Carlos Andrés se le explicó que deberían tomarle unas muestras más de sangre para practicar la prueba corroborativa, le hablaron del  Western blot y que dichos resultados tardarían unas tres semanas en ser entregados, pero que se tendría con esta segunda prueba especializada la total certeza del diagnóstico.

Carlos Andrés abandonó la fundación sintiéndose como un condenado a muerte, todo su mundo se había desplomado en segundos, sus planes, sus metas, sus proyectos ahora eran humo en el aire…¿Cuánto tiempo me restara de vida? ¿¡Por que yo!?, se cuestionaba.

De ahí en adelante Carlos Andrés no pudo volver a conciliar el sueño como antes, empezó a somatizar la noticia, se sentía mal, le dolía la garganta, la cabeza, sudaba copiosamente, le dio diarrea; él solo imaginar que en su sangre circulaba un virus asesino lo obligó a mantenerse distante de su familia, ya no le daba besos a su madre, a su novia, ni a su hermanita, concluy´p que a nadie se lo contaría, le aterraba también pensar que Lorena, su querida compañera sentimental, estuviese también contagiada, por varios días la esquivó con una y mil excusas.

Hubo un acercamiento más profundo con Dios, siguieron los múltiples cuestionamientos. Internet se convirtió en un aliado importante para asimilar toda la literatura al respecto y, poco a poco, empezó a estructurar un plan de vida como VIH +. Nadie lo sabría, ni tan siquiera su madre. Determinó que no tomaría la medicación antirretroviral y se alimentaria sanamente, todo lo dejaría a voluntad del Altísimo, tratando de vivir cada día como si fuera el último. ¡A lo hecho, pecho!.

Tras más de dos meses de espera, Carlos Andrés recibió la llamada de la enfermera-jefe de la fundación conminándolo para que se acercara cuanto antes a recibir los resultados de la prueba Western blot; esta vez ya no lo asaltaba la incertidumbre inicial, sencillamente había hecho de tripas corazón. Fue recibido con la misma cordialidad por la enfermera jefe quien, en privado, le entregó el esperado sobre, se le explicó a detalle todo lo que vendría en el proceso de asistencia como persona VIH +.

Carlos Andrés determinó que no abriría el sobre en ese momento pese a la solicitud comedida de la enfermera jefe. Lo haría en su intimidad, para asimilarlo consigo mismo y terminar de hacer el duelo. La enfermera respetó la decisión y le pidió que la pusiera al tanto del resultado, ya que la fundación estaba en la obligación de formalizar los reportes oficiales de los nuevos diagnósticos y la formalización del proceso de apoyo y seguimiento del paciente y la remisión a la respectiva EPS para el inicio inmediato de la adherencia al tratamiento antirretroviral en personas VIH/SIDA.

Al llegar a su casa, Carlos Andrés abrió el sobre, el corazón le latía a millón, sintió el mismo corrientazo de la primera vez, sus ojos se clavaron en la palabra resultado. En ese instante sintió como si un ángel lo elevara en brazos en medio de una fresca ventisca. Cerró los ojos y volvió a leer: no reactivo.

Carlos Andrés es uno de los muchos casos en los que las dichosas y cuestionadas pruebas de diagnóstico para el VIH dan un falso positivo. Cabe preguntarse si todos los laboratorios, EPS, ONG y fundaciones de apoyo a las comunidades rotuladas de alto riesgo tienen implementado un protocolo acertado  y meticuloso para la toma de pruebas y entrega de resultados para VIH, ya que no todas las personas asimilan de la misma  manera una noticia de semejante connotación. Algunos intentan hasta suicidarse tras el primer diagnóstico, a pesar de que, como en el caso de Carlos Andrés, puede ser un falso positivo.

Por testimoniales se conoce que son muchos los laboratorios en el país en donde las personas reciben los resultados de una prueba ELISA como si se tratase de un examen rutinario de orina o glicemia; otras veces el personal encargado viola flagrantemente. Tal vez por ignorancia y falta de preparación, la confidencialidad del paciente-usuario pregonando a voz en cuello qué tipo de examen está entregando. Muchos de estos laboratorios o entidades médicas carecen de un profesional en psicología que brinde la ineludible orientación durante la toma de las muestras y la posterior entrega de resultados.

Tomarse o no una prueba Elisa, un Western blot, es una determinación  totalmente voluntaria, nadie está obligado a hacérsela ni nadie puede obligarle a que se la practique. Solo usted con el análisis concienzudo que haga de su vida sexual y de los riesgos a los cuales ha estado enfrentado a lo largo de su vida es quien en ultimas lo decide.

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