Soñar y soñar
Opinión

Soñar y soñar

Una semblanza de la imposibilidad de Estado

Por:
noviembre 12, 2015
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Quién no sueña y anhela un país en paz; quién no desea superar el pasado y encontrar para las nuevas generaciones un campo amplio, desprovisto de conflicto, de sangre, de muerte; quién no sueña con la esperanza; quién no sueña…

Soñar, soñar; vean Ustedes: soñar, sí Señoras y Señores, Soñar. Y, no hablamos del verbo dormir, como la actividad de descanso luego de larga y agobiante jornada o, de la hora que corresponde el solaz del apretado día.No. Soñar con el sueño de  ‘Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme’ o, ‘Anhelar persistentemente algo’; sí, sí, así es; anhelar. Y, anhelamos, soñamos un país posible.

Es una invitación para lograrlo, para soñar la tranquilidad, luego de una noche larga, tediosa, violenta; que ella sea distante, que distante se arroje el pasado, una vez se conozca la verdad y se alcance el compromiso al derecho a la ‘no repetición’.

Pero, miren Ustedes, qué raro, qué confuso: ahora se pretende, en una quimera del pasado, revisar lo que ha funcionado con buen propósito, y coartar el derecho al retazo de paz que se ha alcanzado.

¿Cuál la razón para volver a la revisión
de indultos y amnistías
si, en todo, produjeron bienestar y calma?

No todo pasado fue mejor; ese punto de vista es cierto, pero no universal; me pregunto: ¿qué habría pasado si los procesos de paz o de reconciliación anteriores a la Constitución de 1991 no se hubieran ofrecido? ¿En qué estado estarían el orden público, la economía y hasta la misma normatividad? Sí Señoras y Señores, se ha de reconocer, hubo fallas y, de pronto desencuentros; empero, si fueron y hasta el momento han sido exitosos y sus actores han cumplido los compromisos, ¿cuál la razón para volver a su revisión y su análisis si, en todo, produjo bienestar y calma?

Los programas de reinserción y de reconciliación fueron acicate a la paz, por lo menos en la franja que ha permitido un desarrollo y allí, las normas tan estrictas de hoy, por fortuna, no eran aplicables; la Constitución Centenaria de 1886 ordenaba y permitía la acción de gobierno, cuando el artículo 76 determinaba que le correspondía al Congreso de la República, ‘(...) hacer las leyes. Por medio de ellas ejerce las siguientes atribuciones: (…) 19. Conceder, por mayoría de dos tercios de los votos de los miembros que componen cada Cámara y por graves motivos de conveniencia pública, amnistías o indultos generales por delitos políticos. (…)’; y así se procedió. Se sometieron aquellos grupos alzados en armas a la legalidad y la ley ordenó que así fuera, ya olvidando o, en otras oportunidades, perdonando; así se hizo.

Ecos suenan aún, de la integración de la Asamblea Nacional Constituyente, aquella que permitió el establecimiento y vigencia del orden nuevo que, además, fue aprobado con la participación de los beneficiarios de la gracia o del olvido, si no directamente, por medio de un movimiento que llevaba la insignia de la reconciliación nacional y, ello en número no despreciable de veinte (20) constituyentes; acción y proporción que no solo creaba una mayoría y un cuórum que muestra claramente no solo la legalidad del acto sino, especialmente, su legitimidad.

Se creó un orden nuevo para el modelo de Estado, como Estado Social de Derecho, el que dio vida a la acción de tutela, a la Corte Constitucional, a la Fiscalía General de la República, instituciones de las que, dicho sea de paso, ha gozado el país y, por supuesto, quienes ahora quieren desconocer el consenso allí alcanzado. Una paradoja.

¿Cuál la reflexión para botar por la borda lo alcanzado?
Impensable políticamente y una hecatombe jurídica

Y, repito, los beneficiarios de dichos indultos y/o amnistías han cumplido con creces los compromisos, como gobernadores, alcaldes, congresistas, ministros, en fin, cuerpo político presente y actuante: gente de palabra. Y, así, así, ¿cuál la reflexión para botar por la borda lo alcanzado? Impensable políticamente y una hecatombe jurídica.

A primera vista, parece que se ponen en duda, no solo la reconciliación lograda, sino de los institutos alcanzados, entre otros la Constitución; en tela de juicio los acuerdos…, en tela de juicio su legitimidad… ¡Ponderación!

Si los acuerdos ya consolidados son para cumplir, ¿qué mensaje se envía a las conversaciones de La Habana con una propuesta que permita, casi 30 años después, desconocer los acuerdos? ¿Será que, en el futuro se tratará de ‘romper’ lo que se logre en La Habana? En fin… ¡permítasenos soñar!

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Fragilidad y reconocimiento

Fragilidad y reconocimiento

Nuevo cuatrienio

Nuevo cuatrienio

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--