Soleimani, el temible general asesinado en un “ataque preventivo” de Estados Unidos

Soleimani, el temible general asesinado en un “ataque preventivo” de Estados Unidos

La venganza estaba servida y Donald Trump no desaprovechó la oportunidad de asestar este golpe humillante y demoledor

Por: Carlos de Urabá
enero 16, 2020
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Soleimani, el temible general asesinado en un “ataque preventivo” de Estados Unidos
Foto: khamenei.ir - CC BY 4.0

“Pero no hay noche que no pensemos en ustedes. Le digo a usted, señor Trump, jugador mafioso, que sepa que estamos cerca de usted, donde menos se lo imagina” (discurso de Soleimani ante sus incondicionales en Teherán en el año 2018).

“Irán es una organización revolucionaria fundamentalista que exporta el terrorismo”, afirmó John Kelly en rueda de prensa en la Casa Blanca.

Desde la instalación militar secreta de Pine Gap en Australia, donde se encuentran los “cinco ojos que espían al mundo”, dotada con potentes equipos de inteligencia artificial (big data) y geoespacial (en el que participan EE. UU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Reino Unido) se estudian y se definen los objetivos a batir en Irán.

“Irán no podrá vender ni una sola gota de petróleo y su economía se irá a la ruina”, amenazó en su momento Donald Trump.

Rohani respondió: “Y ustedes creen que nos quedaremos de brazos cruzados. ¡Cuidado! están jugando con la cola del león y se arrepentirán, les traerá arrepentimiento eterno”.

Todo apunta a que la orden para consumar este cruento atentado contra Soleimani la dio Donald Trump, pues lo consideraba una amenaza para los Estados Unidos: “Era un terrorista preparado para golpear a nuestros compatriotas”. En todo caso le sobraban consejeros que lo incitaban a cometer este crimen, como su yerno el sionista Kushner, que convirtió al judaísmo a Ivanka, su hija preferida. EE. UU. trasladó su embajada a Jerusalén reconociéndola como capital única e indivisible de Israel. La República Islámica de Irán es una amenaza latente para el estado sionista y Donald Trump está decidido a neutralizarla.

La pregunta que nos hacemos muchos es: ¿cómo es que este general iraní sobre el que pesaba amenazas de muerte llega tan campante al aeropuerto internacional de Bagdad controlado por los servicios secretos de la CIA y el Mossad, y encima situado muy cerca de la embajada de Estados Unidos y una base aérea? Una presa fácil que se entrega inocentemente, pues ni siquiera circulaba en un carro blindado con inhibidores de frecuencia. No sabemos por qué el tan experimentado guerrero no tomó las medidas de seguridad oportunas para prevenir este artero ataque.

Esto es algo increíble pues se le conocía como “el comandante fantasma” por el arte de escabullirse y burlar a sus enemigos. Y es que la escalada bélica en Irak se había recrudecido en los últimos meses con ataques petroleros en el estrecho de Ormuz, derribo de un dron espía norteamericano y bombardeo con drones de los campos petrolíferos de Arabia Saudita. Esto es algo que no podemos pasarlo por alto. EE. UU. atacó —como retaliación al lanzamiento de cohetes contra una base del ORI en Kirkuk en el que murió un contratista estadounidense— una base de Kataeb Hezbolá, situada en la frontera sirio-iraquí, el día 29 de diciembre, dejando 25 milicianos muertos. Un hecho que desató la furia de la comunidad chiita que convocó el día 31 de diciembre una gran manifestación de protesta frente a la embajada de EE. UU. en Bagdad y que estuvo a punto de tomarla. Donald Trump no estaba dispuesto a que se repitiera lo ocurrido en 1979 en la embajada de Teherán con la crisis de los rehenes.

¿Acaso Estados Unidos puede olvidar la voladura del cuartel de los marines en Beirut en 1983, la toma de rehenes en Teherán en 1979 o los múltiples atentados terroristas sufridos contra sus intereses en el mundo entero? La venganza estaba servida y Donald Trump no desaprovechó la oportunidad de asestar este golpe humillante y demoledor.

El general de las fuerzas especiales al Quds Soleimani ha entrado en el panteón de los mártires de Irán. A partir de este momento se convertirá en una figura mitológica, venerada y glorificada por los creyentes. Su muerte la aprovechará el régimen de los ayatolas para agudizar aún más el victimismo y desviar la atención de la crítica situación que padece la sociedad iraní a causa de las sanciones impuestas por EE. UU. Todos los medios de comunicación emiten propaganda religiosa, himnos, las oraciones, los homenajes y ceremonias de duelo que ensalzan la figura del “glorioso soldado de Allah”. En todo caso el ayatolá Jamenei ha anunciado, como era de esperarse, que aplicarán la ley del Talión del código Hammurabi: “ojo por ojo, diente por diente”. La venganza será demasiado severa y dolorosa.

En el currículum del general Soleimani se destaca su compromiso en contra la dictadura del Sha Reza Pahlevi, para posteriormente participar en la Revolución Islámica proclamada por el ayatolá Jomeini. Al principio de la década de los ochentas se enroló en el cuerpo de la revolución islámica y participó en la guerra entre Irán e Irak. Un guerrero místico y seguidor de la doctrina sufista y entregado por completo a la vida espiritual al mejor estilo de los yihadistas de la ribat (institución militar y espiritual). Jefe de la Fuerza Quds a partir de 1998 —el cuerpo de élite de los Guardianes de la Revolución o Pasdaran con 150.000 combatientes movilizados por tierra, mar y aire— que se encarga de las misiones en el exterior siguiendo las directrices del extinto Imam Jomeini. También fue un firme defensor del programa nuclear persa que consideraba el mejor método de disuasión contra los enemigos de la revolución islámica.

A Soleimani se le considera el vencedor de la guerra contra el Estado Islámico en Siria e Irak. Piadoso y a la vez cruel con el enemigo ya sea sunita, cristiano (cruzados), o sionista. Así lo demostró en el Líbano junto a Hezbolá junto a su amado compañero el jeque Nasrallah al enfrentar en inferioridad de condiciones a la entidad sionista de Israel. Paradójicamente fue aliado de EE. UU. en la ofensiva contra el Estado Islámico ya que dirigía las operaciones terrestres mientras los americanos con la Coalición Internacional les abrían camino con los bombardeos aéreos.

Este general definido por sus compañeros como un hombre "clemente y misericordioso", de carácter introvertido que se pasaba el día entero rezando con el misbah (rosario) en la mano diestra además de cumplir a rajatabla con las cinco oraciones del salat. Un verdadero guerrero espiritual y ejemplar devoto fundamentalista. Fiel creyente y paladín del mensajero de Allah, estratega talentoso e ídolo de la juventud iraní.

El general Soleimani prefería aplicar la táctica de tierra quemada a base de ataques masivos en el que sacrificaba sin vacilaciones a sus soldados suicidas. En Siria dirigió la ofensiva del ejército de Bachar al Assad, Hezbolá, Quds y las Fuerzas de Defensa Nacional organizadas por él contra el Estado Islámico y demás facciones. Especialmente se distinguió en la campaña de Latakia, Alepo o Homs donde desencadenó un auténtico infierno. En el “brillante” prontuario del “señor de los holocaustos” se cuentan millones de víctimas entre muertos, heridos, torturados, desaparecidos, encarcelados o refugiados. No olvidemos los bombardeos con gas sarín a las ciudades de Guta, Duma o Jan Sheijun en Siria. El siniestro arquitecto del cambio demográfico del norte de Medio Oriente fue condecorado con la medalla de Zulfikar de Irán (por los más altos méritos militares).

El verdugo responsable de 120.000 desaparecidos siempre recibió sentidos homenajes en olor a multitudes. Amante como todo chiita del baño de sangre y el aniquilamiento masivo y sistemático del enemigo (sin importarle por completo la población civil a la que consideraba igualmente “terroristas”). Sin embargo, este enfrentamiento entre chiitas y sunitas se remonta a la batalla de Kerbala y cada una de las facciones antagónicas mutuamente se llaman de “terroristas” o de “herejes”. A los yihadistas que se enfrentaron a Bachar al Assad y que tomaron Mosul en Irak fundando el Califato los calificaban de “takfiris” (apóstatas) Su consigna era “que no queden supervivientes”. A los prisioneros y heridos se les sometía a execrables torturas para luego ejecutarlos con un tiro en la nuca. Sus correligionarios lo ensalzaban como un “hombre de paz” Se creía vengador del Imam Hussein Ibn Ali martirizado en Kerbala por los sunitas en la noche de la Ashura en el año 680.

La doctrina favorita del jefe de la Fuerza Quds fue la de sembrar el terror, la limpieza étnica y la guerra sucia, por lo que se le instruyó una causa por genocidio y crímenes de lesa humanidad junto a Bachar al Assad y el ejército ruso de Vladimir Putin ante el Corte Penal Internacional de la Haya. Todavía existen millones de desplazados víctimas de su psicótica maldad que han tenido que buscar refugio tanto en el Líbano, Irak, Jordania o Turquía. En el fondo era un sádico que gozaba con infligir dolor especialmente niños, mujeres y ancianos como se demostró en su desalmada campaña en Siria o Irak. La mayor tragedia humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial. En Alepo dio las órdenes oportunas a Hezbolá, las milicias chiitas iraquíes, la Fuerza Quds y sus mercenario chiitas de Paquistán y Afganistán para que “cortaran la cabeza y devoraran el corazón de todos los terroristas”. Tras la caída de la ciudad y para demostrar su alto grado de “humanismo” se dedicó a repartir dulces entre los niños supervivientes. El sepulturero Soleimani al que el ayatola Jamenei cariñosamente denomino de "Mártir Vivo".

Impulsor y patrocinador de la guerrilla de Hezbolá y grupos de resistencia palestinos como la Yihad Islámica y Hamas en Gaza. Por algo era el líder de las fuerzas especiales al Quds que se supone tenía que encabezar la ofensiva final en la reconquista Jerusalén (al Quds) según el sagrado mandato del Imán Jomeini. Quizás es la última esperanza del pueblo palestino que está al borde de la extinción. Siempre decidido a fomentar el expansionismo de la revolución islámica por toda la región (Irán patrocina económicamente, provee armamento y pertrechos a sus milicias aliadas en Líbano, Yemen, Siria o Irak), inductor de la guerra del Yemen en apoyo de sus hermanos chiitas hutíes que enfrentan al enemigo wahabita en la primera línea de fuego. Porque es Arabia Saudita otro de los protagonistas de toda esta trama pues son los más feroces enemigos de los chiitas.

Este comandante de la Fuerza al Quds astuto y sanguinario, experto en guerra asimétrica, a pesar de su apariencia de hombre de carácter duro e impenetrable se le tenía también por “clemente y misericordioso”, un fiel devoto chiita al que jamás se le marcó en su rostro cetrino una sonrisa, su mirada igualmente revelaba ese apasionamiento que tienen muchos iraníes por convertirse en “novios de la muerte”. Desde luego que estaba predestinado a ser un mártir y los mártires tienen reservado un gran premio en el paraíso donde disfrutarán de la vida eterna al lado de los profetas y los santos mártires. Ahora, según las creencias coránicas, estará gozando de una gran fiesta de bienvenida en el yenna en compañía de las 72 huríes.

Soleimani se guiaba más por el instinto religioso, por los signos y premoniciones antes que por la razón o la lógica, les hacía caso a los mensajes del profeta con el que según él hablaba en la intimidad. Por eso se entregaba constantemente oraciones, los ayunos y vigilias, recitaba los suras más connotadas como la Al-Fatiha o la Al-Baqarah para encontrar la respuesta adecuada y así aplicarlas en el campo de batalla, las ofensivas u operaciones especiales. Con el Corán en la mano como si se tratara del arma más poderosa que existiera sobre la tierra se presentaba en las trincheras desafiante y a pecho descubierto (la épica de la defensa sagrada).

Tras su victoria en la guerra Siria contra el enemigo sunita representado por los yihadistas y salafistas del Estado Islámico o del Frente Al Nusra se le coronó héroe de Irán y una de las figuras más relevantes después del líder supremo el ayatolá Ali Jamenei. Desde luego que el tirano genocida de Bashar Al Assad, principal aliado de Teherán en la región, le debe su supervivencia. Además, se distinguió como asesor de Hezbolá en su enfrentamiento contra Israel en la guerra de los 33 días en el año 2006 donde los combatientes pro iraníes lograron rechazar las fuerzas sionistas que pretendían invadir otra vez el Líbano.

Pero el día 3 de enero del 2020 la baraka de Allah lo abandonó pues un dron MQ-9 Reaper disparó varios misiles "ninja" batiendo el objetivo marcado previamente, tal vez, fruto de una delación por parte de algún espía infiltrado. Lo más inquietante y enigmático es que tan importante y experimentada figura acababa de llegar al aeropuerto internacional de Bagdad en un vuelo procedente de Líbano o Siria. Enseguida abordó un convoy de automóviles que a los pocos minutos fue impactado por los misiles convirtiéndolos en una bola de fuego. Sus siete ocupantes entre los que se encontraba el general Soleimani y el muyahidín Abu Mahdi Muhandis jefe de las fuerzas de movilización popular iraquíes y varios destacados miembros del FMP, de Hezbolá y las fuerza al Quds resultaron muertos en el acto. Su cuerpo quedó completamente achicharrado y descuartizado a causa de la terrible explosión. Al final lo identificaron por un anillo engastado con un precioso rubí (símbolo de inteligencia y honor) que tenía en el dedo anular de su mano diestra cercenada y que es un fetiche protector muy usado por los persas.

Se llevaron a cabo en días pasados las ceremonias fúnebres tanto en Irak como en Teherán y su ciudad natal de Kerman en Irán (donde hubo una estampida que dejó casi 60 muertos). Por ahora solo la indignación y la rabia marcan las multitudinarias manifestaciones en todo Irán en honor al nuevo mártir, en los sermones de las mezquitas del viernes o el salat yuma se le ha recordado con gran tristeza y emoción mientras las fieles presas del llanto e histeria colectiva se rasgaban las vestiduras o se golpeaban rítmicamente sus pechos con sus manos abiertas.

Irán, sus aliados de Hezbolá, los alauitas de Siria y los chiitas de Iraq, Afganistán y Pakistán prometen desatar un apocalipsis de fuego y metralla. “Una severa venganza aguarda a los criminales que asesinaron al valiente soldado de Allah”, dijo el ayatolá Jamenei. Las milicias del clérigo iraquí chií Muqtada al Sadr como jefe de la resistencia iraquí, el Imam Mahdi y la Brigada la Youm al Mawoud, el Hashid Shaaby y todas las facciones movilizadas se aprestan a responder con contundencia a “esta vil agresión de los criminales imperialistas”. “Que se cuiden los yanquis y sionistas pues iremos a cazarlos en cualquier lugar del planeta”.

Donald Trump les contesta: “Tenemos en la mira 52 objetivos iraníes, algunos de alto nivel e importantes para Irán y la cultura iraní”. Esta es una advertencia por si Irán ataca a cualquier ciudadano de EE. UU. o activo estadounidense. Por lo pronto el Pentágono ha movilizado 3.500 soldados en la región en prevención de cualquier imprevisto (muchos reclutas de origen latinoamericano).

Pero quizás el episodio más estúpido de todo este conflicto fue el derribo del avión de Ukraine International por parte de las baterías antiaéreas chiitas y en el que la mayoría de los pasajeros eran iraníes (muchos con pasaporte canadiense). Y así se cumplió la venganza del ayatolá Jamenei.

Tras este golpe el pacto nuclear entre Irán y las grandes potencias va a ser casi imposible recomponerlo. Irán sin lugar a dudas va a reactivar oficialmente el programa nuclear con el fin de obtener la bomba atómica. Por lo tanto, la tensión se eleva hasta límites insospechados y el mundo se mantiene en vilo, pues se puede producir una crisis petrolífera muy parecida a la de la guerra del Yom Kippur que provocaría una gran recesión económica mundial.

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