Si los usuarios de la salud en Colombia escribiéramos nuestra propia historia, en muchas ocasiones trágica y llena de humillaciones, podríamos publicar un best seller, que podría convertirse en el primer libro récord guines, con millones de pequeños cuentos para entretener a los usuarios sobre las horas de espera en consultas y procedimientos.
La falacia de los administradores de la salud de hospitales, IPS, EPS o cualquier sitio de consultas o procedimientos es que siempre dicen que prestan la mejor atención, que sus instalaciones son las mejores, que los usuarios cuentan con las comodidades habidas y por haber.
En esta falacia se encuentran los rotos en los cielos rasos, pisos acabados por el tiempo, desaseo en general y hasta falta de jabón y protocolos mínimos para cuidarse del covid.
Dicen, de manera descarada, que tienen personal idóneo y respetuoso, pero algunos parece desayunan con caldo de alacrán y contestan golpeado y con dos piedras en la mano. Porteros que parecen gerentes, que lo solucionan todo, así sea con errores...
También dicen de manera falaz que producen empleo, pero faltan muchas personas para atender al usuario, que mantiene regañado y alterado por las malas atenciones.
Ahora se inventaron que primero tiene uno que firmar el procedimiento que dice que lo han atendido bien y dentro de las mejores formas, es decir, que están presionando y si uno no lo firma, no lo atienden.
Es una manera de mantener archivos para la Supersalud o las veedurías ciudadanas, en los que se confirma algo que no debe existir como un testimonio obligado. ¿Qué piensa la Supersalud?
Otra falacia es que allí le atienden todo, pero no cuentan que la gente pobre, campesina y desprotegida en ciudades intermedias y pueblos se ve obligada a viajar por todo el país, así se gasten el dinero hasta de la comida en trasportes y habitaciones en hoteles o residencias. Y la salud que se le debe brindar en el lugar en el que vive sigue siendo la falacia de siempre.
Se ha visto, mientras está en consulta o procedimiento, a personas arreglar o colocar tarjetas o repuestos eléctricos, exponiendo al enfermo, cuando esos procedimientos deben ser en horas de no consulta.
En campañas electorales se escucha decir siempre que arreglarán la salud, pero es otra falacia que compra votos.