Sí era gol de Yepes

Sí era gol de Yepes

"Me hice adulto convencido de que odiaba el fútbol. Y resulta que me estremece; el fútbol me ha enseñado cosas"

Por: Camilo Villegas
diciembre 01, 2017
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Sí era gol de Yepes

El fútbol, este maravilloso deporte celebra cada cuatro años desde 1930 un campeonato mundial que cuenta con dos etapas principales: un proceso clasificatorio en el que participan en la actualidad cerca de 200 selecciones nacionales y una fase final en la que participan 32 equipos durante un periodo cercano a un mes. Es posible que durante el campeonato descubramos que no queremos a nuestra novia, o que ella nos detesta; tal vez en ese raro instante de lucidez que proporciona el café de medio día, nuestra vida nos haya parecido un desastre; es posible que ni siquiera tengamos un proyecto de vida. Pero nos sentamos frente al televisor, y aparece el campeonato mundial de la FIFA como una referencia moral imperturbable. Siempre es lo mismo, no importa quién gobierne, no importa el hambre mundial ni el precio del barril de petróleo.

Me hice adulto convencido de que odiaba el fútbol. Y resulta que me estremece, el fútbol me ha enseñado cosas. Del partido Brasil-Colombia del mundial 2014 aprendí por ejemplo, que Camilo Zúñiga es un luchador de la UFC. Juega con el odio con el que deberíamos escribir. Aprendí además que los partidos y la vida se pierden antes en la cabeza que en la realidad. Los jugadores colombianos se retiraron al vestuario tras el primer tiempo, con expresión de derrota. Cuando volvieron, ya habían perdido mentalmente. Podrían haberse ahorrado el segundo tiempo. Todos tenían la expresión perpleja de Mario Alberto Yepes que a cuatro patas sobre el césped, parecía preguntarse qué hacía allí, quizá, qué hacía en la vida.

¿Puede uno equivocarse tanto y durante tantos años? Es evidente que sí, y en varias direcciones. Un pintor colombiano me confesó en Cartagena que aborrecía el arte. Se había dado cuenta al despertarse de una siesta, en la playa, y ver que el mar real era idéntico a una pintura abstracta. Me gusta el fútbol, aunque todavía no sé lo que me dice. De momento, me ha ayudado a instalarme cada 4 años frente a la tele. Desde ese espacio, escucharé el mensaje del balón hasta que haya logrado descifrar su sentido. No me avergüenza confesar que este cambio tiene todas las características de una conversión religiosa, por lo que me empaparé también de los textos sagrados sobre la materia, bajo cuya luz los partidos alcanzarán un resplandor inédito.

El camino no será fácil. Al fútbol, como a Dios, se puede llegar a través del éxtasis o de la ascesis. Yo soy asceta. Todo lo he conseguido a fuerza de privaciones, de trabajo, de estudio. Sospecho que tampoco en este ámbito del conocimiento se me regalará nada. Desde aquí me encomiendo desde ya a todo el equipo del Gol Caracol y en especial a Javier Hernández Bonnet, cuya guía espiritual me ayudará, una vez que la verdad me haya sido completamente revelada, a saber a qué equipo pertenezco.  Ahhh… y si era gol de Yepes.

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