Sexualidad transgresora: ¿derecho o capricho?

Sexualidad transgresora: ¿derecho o capricho?

¿Quién dice que somos hombres o mujeres y que aquello que se salga de eso es aberrante?

Por: María José Camargo Peraza
octubre 16, 2020
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Sexualidad transgresora: ¿derecho o capricho?
Foto: Pixabay

Noche de fiesta

Tener un cuerpo diferente, que no entra dentro de los cánones del sistema, un cuerpo que fluye entre ambos sexos, pero desea ser libre y expresar lo que su mente anhela, eso es ser una persona transexual. Estoy en la pista de baile de Theatron y al fondo veo a una chica trans pasando un muy buen rato con un chico y entonces me pregunto.

― ¿Por qué no nos podremos sentir así de seguros y felices todo el tiempo?

Pasada la media noche y entrados en copas unos amigos y yo decidimos unirnos al grupo de la chica trans, hablamos y entre copa y copa de vodka me confiesa que aún tiene pene y entre risas señalando a su amigo me dice.

― Y esta noche me lo dejaré meter de este machote, jajaajajaja. Me genera una curiosidad y le pregunto.

― ¿Por qué no te haces la operación, acaso es muy costosa o te da miedo arrepentirte?

Su cara cambió de inmediato, pensé que la había molestado, pero, al contrario, su rostro crudo me mostró la sinceridad de sus palabras.

― La plata churra, la plata, esas operaciones son costosas y yo no tengo para tanto, además la gente se indigna al saber que de sus impuestos se paguen este tipo de operaciones para nosotros los “maricas”. Como si ellos fueran mejores personas por ser heteros que les pegan a sus esposas, o machitos que a escondidas buscan prostitutas trans para satisfacer sus arrecheras. ¿Por qué no juzgan a los sacerdotes pervertidos que violan niños o los miles de abusadores de menores que andan sueltos? A esos si no los tratan de enfermos o aberrados, pero en fin eso es charla para otra ocasión por lo pronto no sé tú, pero yo vine a disfrutar.

Se aleja de mí y tras ella deja una fragancia a vodka y perfume de frutas, de seguro será una gran noche para ella. La pierdo de vista mientras su cuerpo se frota contra el de otras personas y el sudor de sus cuerpos se vuelve uno. Pero cuando el efecto de las luces y la euforia del licor perezcan ante el resplandor de un nuevo día, cómo será su vida. Al menos yo tengo la certeza que “no se me ve lo gay”, pero las personas trans viven marginadas hasta por la misma comunidad.

Pasemos a los datos

Según datos de la Dirección de Diversidad Sexual expuestos en las cartillas de Avances en las Políticas Públicas de la Comunidad LGBT, actualmente en Bogotá las mujeres transexuales representan el 69% de la población LGBTI, de las cuales más del 47% ejercen la prostitución en localidades como los Mártires, Santa Fe y La Candelaria, convirtiéndose este en el mayor medio de captación de recursos para esta comunidad.

Llegó a su oficina, muy colorida, pero lo que más me llama la atención es un flyer que cita “espacios libres de discriminación”. Es un tipo de insignia que se le da a establecimientos que respetan y valoran las diferentes formas de amor. 

― Juanca, tú como director de la Dirección de Diversidad sexual, ¿si crees que podemos tener lugares sin discriminación?― le señalo el flyer.

― Caramba, Majo. Hacemos lo que podemos, pero no todas las personas son abiertas al tema de la igualdad, fiel muestra es el tema de los chicos de Andino o la pareja de chicos en Presto. Ambos casos fueron mediáticos debido al contenido homofóbico de los videos que se subieron a redes, en donde se ve claramente que existe un agresor que empieza a lanzar insultos a las parejas. En ambos casos los chicos estaban hablando con su pareja y una persona los agrede verbal y hasta físicamente. Ambas eran parejas de hombres. A esos casos, que no son aislados, sino que ocurren con más frecuencia de la que creerías, súmale que a diario mueren 2 personas trans en Bogotá ejerciendo la prostitución.

Del papel a la práctica

Con sentencia en mano, le pregunto: ¿crees que la Corte Constitucional si garantiza el derecho a la identidad sexual y reconoce que las personas trans tienen derecho a modificar su sexo?

Antes de que responda, le leo un apartado de la ONU y la OMS publicado en el 2008 que encontré entre mis apuntes. “El derecho a la salud va más allá de garantizar prevención y curación de enfermedades, deben asegurar estándares de vida que garanticen el bienestar en todas sus dimensiones”.

La Sentencia T-771 de 2013 de la Corte Constitucional regula el libre desarrollo de la personalidad, incluyendo según esta institución, la vida en condiciones dignas, a la integridad física y a la salud de una mujer u hombre trans. Debería ser una práctica asegurada por el estado y debidamente acompañada por profesionales expertos en el trato de las personas trans, pero la verdad es que cuando la persona quiere modificar su sexo tiene que tener pruebas médicas y psicológicas que validen esa posición, que en muchos sino en la mayoría de los casos está sujeta a la percepción subjetiva del médico.

― Las leyes son claras sobre el papel, pero la verdad es otra. Al momento que una persona transexual quiere realizar su tránsito, la cosa se complica, a eso súmale que para quienes llegan a realizar el tránsito, el acompañamiento psicológico que tienen es mínimo o inexistente, esto implica que la persona no tenga un tránsito pleno. Luego, súmale los prejuicios sociales, la poca aceptación y tacto que tienen los profesionales de salud al momento de tratarlos, o el trato que reciben cuando van a realizar su cambio en los documentos legales. ¿Te has puesto a pensar si un hombre trans se hace la mamoplastia pero no la faloplastia y queda en embarazo? Se debe reconocer como hombre, pero sus documentos son los de una mujer y además desea abortar. ¿Qué haces en ese caso? La ley tiene baches y es algo que aún no estamos listos para afrontar.

Admito que la respuesta me dejó fría y con muchas más dudas en mi cabeza. Tras cerrar las puertas de su oficina y con la promesa de volver me dirijo a la Red Comunitaria Trans de Bogotá, allí me espera Yoko, la directora.

Esta casa ya es un sitio común para mí. El cinco de junio se celebró la marcha trans y las acompañé. Este lugar tiene una imponencia paupérrima, el lugar da miedo, es una casa esquinera, algo dejada, pero en su interior habitan mujeres tan valiosas como cualquier otra. ¡Mujeres verracas, carajo!

Así como lo gritan ellas en sus múltiples arengas.

Subo las escaleras, me apresuro a golpear, puerta de la derecha, me abre Daniela Maldonado, fundadora de la red.

― Hola, querida, pasa. Estamos esperando el almuerzo y te atendemos, perdona las fachas, es que las tetas son rebeldes, jajaja

Veo a las gemelas Espinoza y pienso que son divinas. Las saludo, la energía de esta gente me contagia. Huele a ajiaco y es que Juliana, como se hace llamar una trans de avanzada edad con discapacidad, es la encargada de la comida de ese día. A ella, como a tantas otras personas que la sociedad excluye, le tocó sobrevivir como pudo y abandonar los sueños de tener las tetas y el culo bien puestos. Pero en la red encontró una familia que la apoya, y así mismo ella apoya a otras chicas y chicos a realizar su tránsito o a contar desde su experiencia qué es ser trans.

Yoko me comenta que la patologización de las identidades transgénero, el impacto en la vida privada y pública de quien hace el tránsito fuera de la lógica sexista, se vuelve en un detonante para la presión social y la limitación de las posibilidades de salud y bienestar para esta población.

Daniela me dice que en el sistema de salud el 69% de las personas trans aseguran que no reciben trato digno, ni atención adecuada por parte de los profesionales de la salud, 57% prefieren posponer su ida al médico por miedo a que su identidad afecte la atención en el servicio, 85% manifiestan que los especialistas no están capacitados ni sensibilizados en el trato de las chicas o chicos trans y 41% son agredidos psicológicamente por personal administrativo y de salud.

Repite estas cifras de memoria, veo en su cara la decepción.

―Las cifras no son buenas, pero nada nuevo que el distrito no sepa, Juan Carlos me dijo que el problema también estaba en los profesionales que atienden a esta población.

Una de las gemelas grita desde una habitación llena de camarotes y pelucas: “Por eso marchamos, tenemos un solo día para marchar y que la gente nos vea en otra posición, con un pensamiento crítico, una posición política que nos identifique y reivindique nuestros derechos. Somos malas, podemos ser peores”.

En 2017, un informe de Colombia Diversa, Caribe Afirmativo y Santamaría Fundación denunció los casos de amenazas y asesinatos a líderes y a organizaciones LGBTI. Las cifras de violencia, marginación y precaria atención en salud van en aumento.

Por otra parte, Jack Halberstam, también conocido como Judith Halberstam, profesor en el Departamento de Inglés y Literatura Comparada en el Instituto para la Investigación sobre la Mujer, Género y Sexualidad de la Universidad de Columbia, quien además es un género y teórico queer, nos habla en su libro Masculinidad Femenina  sobre temas como el binarismo de género que él denomina "el problema del baño".

Este concepto lo usa al describir el dilema peligroso e incómodo de la justificación de la presencia de un “desviado de género” en una zona estereotipa para un género u otra, en donde la fluidez de géneros no es una opción, como lo es por ejemplo un baño público. Además, expone las implicaciones de identidad y daño psicosocial que este simple hecho puede causar en las personas trans.

Plantea también que lo transexual se detiene justo cuando se da inicio a las operaciones y hormonización, que son en especial los hombres transexuales quienes han retado la fijación sobre intervenciones quirúrgicas, ya que algunos hombres tienen mastectomía, pero no faloplastia, dando un nuevo valor al tema de los genitales y construcción del sexo y el género.

¿Y si logras que te operen?

Después de pasar por todo el drama burocrático del ya tan frágil, por no decir quebrado, sistema de salud, resulta que los médicos han llegado a rehusarse a practicar las operaciones. La Corte Constitucional ha hecho varios llamados al legislador para la reglamentación de la objeción de conciencia de los médicos, ya que este derecho, para los funcionarios del sector de la salud, no es un derecho ilimitado. La Corte señaló: “si bien los profesionales de la salud tienen derecho a presentar objeción de conciencia, no pueden abusar del mismo utilizándolo como barrera o impedimento para la realización del procedimiento”. La objeción de conciencia, en el caso de los médicos o el personal sanitario, no se podrá justificar de manera colectiva ya que es un derecho individual. En este sentido, la corte ha reiterado que las instituciones no son personas naturales, por lo tanto, no pueden objetar en conciencia.

Cuando se inicia el tránsito, el servicio de salud distrital brinda un paquete de hominización, ¿pero qué es la hormonización? Pues consiste en la administración de un agente exógeno, con el fin de obtener cambios corporales asociados a la masculinización o la feminización según sea el caso, lo cual permite sentir alivio al tener características propias de la corporeidad masculina o femenina afianzando su identidad. El paquete se compone de enantato de testosterona, cipionato de testosterona y undecanoato de testosterona. En el caso de la transición mujer-hombre, en el caso contrario son estrógenos y antiandrógenos que ayudan a eliminar la generación de testosterona. Además de esto, es una obligación que se dé el acompañamiento de personal profesional.

¿La despatologización?

En general, es un diagnóstico que se expone como si fuese una “enfermedad” o “patología”. Esto se convierte desde ya en un punto de quiebre tanto para el sistema como para el personal de salud, ya que refuerza la estigmatización y esto representa un reto para las políticas públicas. Ya que estas le apuntan a la no estigmatización a partir de un diagnóstico efectivo. El ajuste de la normatividad médica debe ir en dirección a la no transfobia, la cual a su vez debe garantizar la terapia hormonal y el acceso a tratamiento quirúrgico según la necesidad individual.

Valeria Bonilla, experta en derechos sexuales y reproductivos de las personas transexuales, nos sugiere que debe darse un diagnóstico no como una patología sino desde una condición normal del ser humano.

¿Y al final qué?

Llego exhausta a mi casa, al parecer el tema de las políticas públicas de salud en la ciudad presentan problemas en su ejecución. Valeria, Daniela, las gemelas, todas ellas dan vueltas en mi cabeza hasta el punto que siento náuseas. Y si un día resulta que ya no quiero ser mujer, si resulta que mi identidad de género es diferente a mi género de nacimiento, ¿qué es el género?

¿Quién dice que somos hombres o mujeres y que aquello que se salga de eso es aberrante? En nuestro país, transgredir las barreras del querer ser y el poder ser tiene serias consecuencias. En Colombia, uno de los países más “seguros” para personas LGBT, los índices de violencia son exponenciales. Antioquia y Valle del Cauca son los departamentos donde se cometieron más homicidios de personas LGBT en 2017 con 28 asesinatos, seguido de Bogotá con 12 y Tolima con 4. Esto, de acuerdo a un reporte de 2018 sobre crímenes contra esa población de la organización Colombia Diversa. En 2017 fueron asesinadas 36 mujeres trans y al menos 17 fueron relegadas socialmente “por el prejuicio” hacia su identidad o expresión de género.

Daniela me invita a ver el micro documental titulado La primavera trans, no dudo en decir que sí.

―La Red Comunitaria ha venido luchando continuamente por alcanzar una primavera: la primavera trans. Esta es un Estado en el que cada flor florece a su tiempo y a su manera, pero siempre en colectivo y respetando la vida. ¡Nuestra apuesta es por la igualdad y la alegría, exigimos que se respeten nuestras diversas formas de ser trans, de ser putas, de ser travestis o consumidoras de droga o habitantes de calle!

Un documental de trans hecho para trans, lastimosamente por compromisos impostergables no pude asistir, pero prometí volver para verlo. Según Para el Estudio Nacional de Salud Mental, en Colombia el 40,1 % de la población que se encuentra entre los 18 y los 65 años ha sufrido o sufrirá alguna vez en la vida un trastorno mental, como depresión, ansiedad o baja autoestima generando en extremos situaciones de suicidio. Ahora pensemos esto con población transexual, que sufre prejuicios, segregación y daños físicos y emocionales que en muchos casos serán difícil de resarcir. Replantear la sociedad es mi reflexión personal, pero la de Daniela firme en su convicción es: "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán acabar con la primavera”.

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