Sergio Fajardo: el único que puede unirnos a todos
Opinión

Sergio Fajardo: el único que puede unirnos a todos

Es el candidato que busca la real reconciliación entre colombianos con respeto por el rival y juego limpio aunque sea golpeado con lo peor de la política tradicional

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mayo 09, 2022
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Mi voto en primera vuelta será por Sergio Fajardo. No solo porque su programa me parece el mejor, el más elaborado. En esta época de inmensos desafíos, de profundos cambios provocados por la tecnología y el cambio climático y que afectan, principalmente, a niños y jóvenes, el plan del equipo de Fajardo en materia de educación, ciencia y tecnología y medio ambiente es excelente.

Sin embargo, no basta el programa. En un país que busca salir de la violencia de largas décadas, de superar la cultura de la agresión, el país necesita de líderes que gobiernen para todos, incluidos los millones de votantes de vertientes distintas a las propias. El comportamiento de los candidatos en la actual campaña, la manera en que interactúan, el nivel de respeto que muestran por el adversario, dan la pauta de la forma como gobernarán.

Los augurios no son buenos. Los dos candidatos que encabezan las encuestas, Gustavo Petro y Federico Gutiérrez, así como algunos de los dirigentes que los rodean, han pisado la cascarita peligrosa: la de pretender aniquilar moralmente al contrincante y sus seguidores.

Como alguien decía en días recientes, ya no se discute acerca de programas sino del prontuario del otro: la idea es que el rival no es más que un delincuente. Los bandidos no son acreedores de respeto, así que la competencia electoral está encarrilada a mostrar quién ha delinquido más. Si Gutiérrez, a partir de la calumnia de su cercanía con el narcotráfico o Petro, al que le atribuyen ser un criminal amnistiado (los “hashtags” en las redes, al respecto, están a la orden del día). Una barbaridad, una y otra. Los candidatos, de forma consciente, están promoviendo la guerra sucia y algunos de sus dirigentes y administradores de las bodegas en redes sociales se encuentran escalándola. ¿Cómo podrán gobernar con medio país odiándolos? Sin contar con los anuncios de fraude y del eventual desconocimiento de resultados…

Desde luego, el encarnizamiento en épocas electorales no es un fenómeno de exclusividad colombiana. Basta recordar las primarias de los Estados Unidos cuando Trump se impuso, uno a uno, a sus oponentes. O los debates electorales en España. No obstante, la peculiaridad colombiana es la de la presencia de la muerte, real o en forma simbólica, en períodos de elecciones.  No hay derecho a que el más prominente senador del PH, Bolívar, promueva el entierro funerario de Federico Gutiérrez y Álvaro Uribe, del partido rival, dejando las mayores dudas sobre su aprecio por la consigna que tanto necesita Colombia, la de “la vida es sagrada”, la de los propios y la de los que piensan distinto.

Tampoco es excusable la reacción de algunos medios y de las redes de la derecha frente a las reales amenzas a la vida de Petro, de la posibilidad de atentados en su contra. La idea perversa de que el atentado es invención propia del equipo de Petro hace caso omiso a lo que ha ocurrido y sigue pasando en Colombia. Asesinatos de Galán, Pardo Leal, Jaramillo, Pizarro, de Álvaro Gómez, exterminio de líderes locales de la Unión Patriótica: otro récord de Colombia. La vida de Petro es sagrada y hay que cuidarla, así como la de sus adversarios políticos.

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“…Ya a Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura en Contraloría, Procuraduría…”, de boca de la senadora electa Isabel Zuleta, del PH, en video conocido el domingo pasado

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La muerte anda presente de manos de la violencia del Clan del Golfo, especialmente en estos días posteriores a la extradición de Otoniel, así como en hechos como los de Puerto Leguízamo. Presente en las diarias ejecuciones de líderes sociales, ambientales, de desmovilizados, en éste y los años anteriores. Violencia en el lenguaje, más odios y resentimientos a partir del “debate” electoral, y muertes violentas en la vida real sin que las lamentemos, no son buen augurio de lo que puede ocurrir entre 2022 y 2026.

Voto por Fajardo porque, además de su programa, es el único de los candidatos que busca la real reconciliación entre colombianos. El respeto por sus adversarios y el juego limpio se destacan en todas sus intervenciones, aún pese a las campañas de golpearlo mediante las peores prácticas de la política tradicional (“…ya a Fajardo lo quemamos y fue una tarea dura en Contraloría, Procuraduría…”, de boca de la senadora electa Isabel Zuleta, del PH, en video conocido el domingo pasado).

Fajardo nos puede unir a partir del respeto a la diferencia. Así ha realizado su campaña, así gobernó en Medellín y en Antioquia. Colombia necesita quién nos una.

 

 

 

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