¿Seremos incapaces de ser capaces?
Opinión

¿Seremos incapaces de ser capaces?

Una bella Iniciativa que busca el plano de realidad

Por:
septiembre 11, 2014
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Se pone en circulación una loable y bella iniciativa que del todo es necesaria para el país; que tiene como propósito —entiendo—, reflexionar, socializar, tomar en cuenta, hacer propias ideas, comportamiento, ejemplos, de convivencia, de paz. En buena hora.

Lo que se quiere, a más de ‘ponerse en los zapatos del otro’, como apareció en repetidas imágenes en los medios de comunicación, lo que se quiere, se debe insistir, es la configuración, la puesta en escena de una cultura, la cultura de la paz, de la no agresión, de la tolerancia, de la convivencia[1]. Convivencia que es diferente a la mera existencia[2]; coexistimos con el congénere, convivimos con el que nos relacionamos en ‘humana condición’, como discurría Savater, en la Ética para Amador.

Obvio que se actúa, se compromete el ánimo, para dar un NO a la intolerancia, a la exclusión, a las subculturas que tanto, tanto han postrado nuestro devenir: la cultura de la guerra, la de la corrupción y, por supuesto, la del narcotráfico.

Se resuelve por el respeto al otro —la otredad—, buscar, pero encontrar, el perdón; el delicado equilibrio de la intensa, profunda sensación, consideración de reconocer, reconocerse como víctima, como victimario; elementos de partida y, por supuesto, por finalidad, de paz. En suma, el desarrollo, la posibilidad, al menos la posibilidad, de una civilidad en condiciones de prosperidad. Bello experimento de inicio.

Como proyecto de vida, como forma social de ser y de alcanzar, la suma de dichos elementos produce, por lo menos, tranquilidad de ánimo. El darle posibilidad a la racionalidad, a que exista la diferencia y, cada uno lo es —qué natural—; por ello,  respetable, así como respetuoso. Es, sin lugar a dudas, fuera de un lugar común o, superando el lugar común, un programa social, gremial y, obvio, personal.

Qué interesante saber que en donde nos desempeñamos, existe UN calor humano esencial, un hogar para proteger en valores democráticos, un colegio que educa, informa y forma, en proyección de futuro, de generaciones que moldearán, harán la sociedad y el Estado y, que solo por ello, deben estar libres de resentimientos, de prejuicios; en un ámbito laboral, en que la regla consiste en la lealtad interna y externa, el respeto por el subalterno y el trabajo como realización del ser. Qué más se quisiera. Poco más o menos estamos hablando de una sociedad democrática y civil. Nada más, pero nada menos.

¿Somos capaces? La respuesta debe ser positiva. Sí, sí lo somos y, ello arranca del pensamiento por la mera supervivencia, hasta lograr su realización. Pero en verdad, ¿seremos capaces? —ahora, con signo de interrogación— pues a qué nos enfrentamos, ¡qué casual!,  lo que sucede.

¿Qué sucede?, nos preguntamos. Señoras y señores: en el centro de tan especial propuesta, ‘soy capaz’, encontramos el desconocimiento arbitrario de víctimas, que son desconceptualizadas y, entonces, revictimizadas por, nadie menos que el victimario. No es poca cosa; se ha de recordar que la condición de víctima no la otorga el victimario sino la vulneración sufrida; o, qué tal, el denominado matoneo o, la repudiable exclusión en algunos, dizque, centros de instrucción —que no colegios—; la labor de humillar, excluir y, por supuesto, ejecutar verdaderas torturas que son pan del día; en total, la huida o el suicidio… como solución (¿?); en este instante preciso, Señores y Señoras, el país como sociedad, como organización, se ha perdido; o, cuando la condición de minoría o, de persona de especial vulnerabilidad es aprovechada para el despropósito de cosificarlos y, de esa manera, ya sin alma, hacerlos ‘desechables!; o… y llegamos al tope, cuando se censura el arte, un pensamiento que se expresa. Uff qué tragedia. En fin…

En ese atardecer preguntamos: ¿seremos incapaces de ser capaces? No, no podemos dar lugar a la duda, no es posible que no seamos capaces, la capacidad es condición de existencia social. Usted decide.

 

[1]convivir. (Del lat. convivĕre). 1. intr. Vivir en compañía de otro u otros. http://lema.rae.es/drae/?val=convivencia compañía. (De compaña). 1. f. Efecto de acompañar. 2. f. Persona o personas que acompañan a otra u otras.(…).http://lema.rae.es/drae/?val=compa%C3%B1ia. R. A.  E.  derechos reservados

[2]coexistencia. 1. f. Existencia de una persona o de una cosa a la vez que otra u otras. http://lema.rae.es/drae/?val=coexistencia. R. A.  E. derechos reservados

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