Ser 'humano' es relativamente fácil; el verdadero desafío es ser 'persona'

Ser 'humano' es relativamente fácil; el verdadero desafío es ser 'persona'

Tener raciocinio y estar búsqueda incansable de la felicidad hace que de alguna u otra forma los instintos se neutralicen y la espiritualidad salgan a flote. 

Por: Sharon Riaño, Luisa González y Nayelis Diazgranados.
septiembre 05, 2022
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Ser 'humano' es relativamente fácil; el verdadero desafío es ser 'persona'

¡Qué fácil es ser humano! Se nace siendo ‘hombre’, es nuestra especie, pero lo verdaderamente difícil es llegar a convertirse en persona. La misma Biblia dice “Maldito el hombre que en otro hombre confíe”, pero ¿por qué? ¿Qué tan egoísta es nuestra especie que no podemos confiar en nosotros?

Existe una inmensa variedad de conceptos en cuanto al ‘hombre’ se refiere, algunos autores lo definen como el centro de todo lo existente, pero ¿será así? Se hace alusión a aquellos “animales pensantes” compuestos por dos elementos clave: el cuerpo y el espíritu; de donde se derivan la espiritualidad y la conciencia de sí mismo. Es decir, se enfatiza en dos extremos, uno externo que equivale a los sentidos y otro interno que va de la mano con la conciencia.

Ahora bien, dicha conciencia nos hace “especiales” o superiores a las demás especies, aquellas especies que a diferencia de nosotros confían plenamente entre ellas. Sin embargo, el hombre tiene algo particular precisamente en esta misma consciencia y es la posibilidad de reflexionar, realizar una introspección y tomar decisiones a partir de las conclusiones que percibe y es aquí cuando se empieza la transición de un simple humano a convertirse en persona.

Estos seres que se distinguen de los animales por las facultades que presentan; al vivir en comunidad, hacen imprescindible hacer uso de la ética, a razón del fin mismo de la ética: lograr el bien y la felicidad plena del humano. El hombre es capaz de crear una relación con su realidad y asimilar el contexto, pues, el conocerse y conocer el entorno hace parte de su esencia (Morales, 1996). Sin embargo, no todos los humanos llegan a hacerse “persona” por no luchar en perfeccionar su cuerpo y espíritu.

El conocimiento va transformando al hombre, tenemos un inicio y un final. Mediante el cuerpo, el humano exterioriza y a través de la conciencia interioriza, y en la medida que se relaciona con los demás seres, se va perfeccionando más interiormente (Morales, 1996).

Es como aquella cita de Kant Sapere Aude ¡Sírvete de tu propio conocimiento! Él pensaba que para llegar a ser “mayor de edad” debíamos luchar por aprender a servirnos de lo que sabemos, algo parecido sucede con “el ser persona”, podemos decidir ser hombre y actuar por impulso y mera ignorancia, o decidir convertirnos en personas y trabajar diariamente en nuestra felicidad, en nosotros para ser mejor cada día.

Cabe resaltar que, en términos generales, puede decirse que hay dos conceptos sobre el hombre: el concepto científico particular y el concepto metafísico-teológico. La idea científica particular nos ofrece un concepto verificable en la experiencia sensorial, datos mensurables y observables sobre el hombre. Se trata de una idea fenomenalizada, sin referencia a una última realidad ontológica. El concepto metafísico-religioso del ser humano nos brinda, en cambio, lo que Maritain ha llamado «los caracteres esenciales e intrínsecos (aunque no sean visibles y tangibles) y la densidad inteligible de este ser que tiene por nombre: el hombre».

Queremos conocer al hombre íntegro. No queremos quedarnos con alguno de sus aspectos, ni con alguno de sus fragmentos. Por eso buscamos sorprender la esencia del ser humano cuando opera con el mundo de los sentidos y cuando entra en contacto con la esfera suprasensible, cuando vive en la historia y cuando se enfrenta con el destino, cuando convive con sus semejantes y cuando percibe el aletazo de la trascendencia.

Conciencia, conocer y querer residen en el plano espiritual. Y este plano espiritual no podría darse de no existir una intencionalidad interna. Un acto humano cualquiera es a la vez sensitivo y espiritual. Pero esta unidad de dos está organizada no a base de coordinación, sino de subordinación. El espíritu comunica la vida; el cuerpo la recibe y la expresa.

En conclusión, creemos que lo ideal o el gran propósito de todos debería ser convertirnos en personas, nacemos siendo hombres con ese gran instinto animal pero el hecho de tener raciocinio y estar en esa búsqueda incansable de la felicidad hace que de alguna u otra forma ese instinto se neutralice y el ser y la espiritualidad salgan a flote.

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