Señor Carreño, ¿acaso usted quiere mandar a Santa Fe a la B?

Señor Carreño, ¿acaso usted quiere mandar a Santa Fe a la B?

Su gestión como presidente lo único que le ha traído al club son fracasos, descontento y varios cuestionamientos con respecto a su labor

Por: Andrés Salazar Cubides
abril 11, 2019
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Señor Carreño, ¿acaso usted quiere mandar a Santa Fe a la B?
Foto. independientesantafe.co

A comienzos del 2018, César Pastrana, presidente de Independiente Santa Fe, anunció que en junio dimitiría como máximo dirigente del club capitalino. Para ese momento, los hinchas cardenales estaban pasando el trago amargo que había dejado la derrota en la final de la Liga Águila en diciembre contra su eterno rival de patio, Millonarios. Ese fue sin lugar a duda un punto de inflexión para los aficionados, porque ese partido era clave para los intereses de la institución que desde 2012 jugaba al menos una final cada año, ya fuera por Liga, Copa, Superliga o torneo internacional.

Es válido afirmar que luego de conseguir el tan anhelado título de la Copa Sudamérica en 2015 —por primera vez para Santa Fe y para Colombia—, la situación empezó a cambiar. Para el primer semestre de 2016 el club no trajo refuerzos de jerarquía —exceptuando a Jonatan Gómez quien había firmado en diciembre de 2015—, sino que le dio la “oportunidad” a jóvenes futbolistas que figuraban en equipos como Cortuluá o Patriotas. Carlos Ibargüen, Pablo Rojas, Anthony Otero, entre otros jugadores que no tenían una trayectoria destacada y generaban más duda que conformidad entre los hinchas y la prensa.

El resultado fue predecible. El técnico uruguayo Gerardo Pelusso, salió por la puerta de atrás porque un grupo de hinchas no estuvo de acuerdo con sus disposiciones técnicas que llevaron a que el máximo ídolo del club, Ómar Pérez, renunciara al equipo un día antes del clásico capitalino. Desde ese día, la relación entre César Pastrana y un sector de la hinchada quedó hecha pedazos. En ese primer semestre de 2016, Santa Fe quedó eliminado en cuartos de final de la Liga Águila contra un excelente Cortuluá y se fue en primera ronda de la Copa Libertadores perdiendo el último partido en Paraguay contra Cerro Porteño.

Sin embargo, no todo fue malo en ese año, porque el siguiente semestre el club bogotano conquistó por primera vez un título intercontinental en Japón —la Copa Suruga Bank—, y la Liga Águila por novena vez en su historia. Muchos atribuyen esa gesta al entrenador argentino, Gustavo Costas, quien ganó con el club un total de cinco títulos. Lo del argentino es meritorio, teniendo en cuenta que el equipo de 2016 jugaba a la “uruguaya”, es decir, con un esquema defensivo y conservador al que él tuvo que adaptarse porque no habían tantos jugadores de buen pie. Costas lo hizo. Consiguió un invicto de casi 22 fechas sin perder y alargó la estancia de César Pastrana por dos años más, teniendo en cuenta que, en numerosas ocasiones, el directivo manifestó a la prensa sus deseos de buscar otros horizontes.

La llegada de Juan Andrés Carreño

César Pastrana, quien a la postre se convirtió en máximo accionista de Santa Fe, anunció a comienzos de año que se iría a trabajar con la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), por ende, la asamblea de socios designó a Juan Andrés Carreño como nuevo presidente del club. Una parte de la hinchada indicó que era un cambio necesario. Claro, sin dejar de reconocer que, en la gestión de Pastrana, se lograron resultados históricos como un título después de 37 años, dos trofeos internacionales y una moderna sede deportiva que está en acabados.

Pese a todo esto, y como se mencionó en los primeros párrafos de este artículo, la dirigencia inició un periodo de austeridad. Las ventas de jugadores como Francisco Meza, Yerry Mina, Luis Manuel Seijas y los premios recibidos por más de seis años consecutivos participando en torneos internacionales, no se reflejaron en los resultados posteriores. Contrataciones como las de Joao Rodríguez —quien indicó en una entrevista a Caracol Radio que Santa Fe era una “pasantía para él”—, generaron malestar entre todos aquellos que están ligados al equipo. Este y otros motivos también influyeron para que Pastrana diera un paso al costado.

Retomando el tema, la designación de Carreño fue similar a la del presidente de Colombia, Iván Duque, es decir, presidida por una cabeza superior que en este caso era César Pastrana. Por eso, estaba dado para que ese modelo continuara gestionando el club. Un modelo, que, debo decir, está equivocado. Eso se evidenció con el primer gran error de Carreño, contratar al entrenador uruguayo Guillermo Sanguinetti, quien cinco años atrás fue el culpable del descenso del Cúcuta Deportivo a la segunda división del FPC. Sanguinetti hizo que el juego de Santa Fe fuera lento, aburrido y para nada emotivo. A esto debemos sumarle que Carreño trajo unos jugadores que no estaban a la altura del club, como el caso de Arley Rodríguez o Carmelo Valencia, que poco han aportado. El resultado para ese primer semestre no fue tan malo, si tenemos en cuenta que gracias jugadores como Wilson Morelo, Róbinson Zapata o Yeison Gordillo, Santa Fe logró jugar las semifinales de la Copa Sudamericana y los cuartos de final de la Liga.

Pero comenzando el 2019, todo se cayó. Carreño vendió el 75% del pase de Wilson Morelo —goleador de la Copa Libertadores 2018 y máximo anotador del club— en menos de un millón de dólares a Colón de Santa Fe. Dejó que Yeison Gordillo se fuera al Tolima porque “no había cómo pagarle”. A esto se sumó la lesión de Róbinson Zapata y Leandro Castellanos —los dos porteros principales—. ¿La solución? Contratar a Johan Arango que salió mal de Santa Fe en 2017, Mateo Cardona que no ha jugado un solo partido porque no se ha adaptado a la altura, Diego Martínez que no es tenido en cuenta, Yonathan Murillo y Martín Payares que llegaron lesionados, entre muchos más desaciertos que hoy tienen al club en el penúltimo lugar de la tabla con apenas 9 puntos y sin una sola victoria, dando vergüenza contra el Boyacá Chicó y arruinando a Gerardo Bedoya quien tomó las riendas del equipo tras el fracaso rotundo de Sanguinetti.

Y no, señor Carreño, la culpa no es de los entrenadores y jugadores solamente, es suya también por no tomar las decisiones correctas y escatimar el dinero. Es suya por alejar a la hinchada cobrando abonos a precio de Copa Libertadores con un equipo mal armado y sin alma. Es suya por traer jugadores como Johan Arango que solo generan polémica y se hacen los mártires. Los hinchas ya le pidieron a través de Twitter que respetara la historia de este equipo y solo se fue lanza en ristre contra los periodistas que apoyaron esa iniciativa. Los santafereños sabemos de paciencia, pero no estamos dispuestos a tener que mirar con temor la tabla del descenso del otro año que es para donde parece que usted nos quiere llevar. Por eso, le digo, ¡usted no es nuestro presidente!

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