Egan Bernal demostró que es un monstruo. Aunque se está preparando para el Giro de Italia y aún no está en su mejor nivel, con un dolor de espalda que lo martiriza, el colombiano volvió a hacer una exhibición sublime sobre una bicicleta. En la exigente Strade Bianche, una de las carreras para clasicómanos más famosas del mundo, Egan no era favorito. La carretera destapada, el terreno ondulante, en teoría, no le venían bien al de Zipaquirá. Pero Egan no cree en imposibles.
Soportó todo, incluso un terrible dolor de espalda del que quiere recuperarse. Aguantó con los mejores clasicómanos del mundo, Van der Poel, Alaphillipe, los durísimos ataques de sus rivales. Faltando diez kilómetros para terminar la clásica Van der Poel lanzó un ataque y los únicos que pudieron soportar el paso fue el campeón del mundo y el campeón del Tour del 2019. Era increíble, el mejor resultado de un colombiano había sido el de Rigoberto Urán, séptimo lugar en el 2015.
El último kilómetro fue electrizante. La trepada decisiva fue Santa Catalina, un muro al que los colombianos no estamos muy acostumbrados. Van der Poel arrancó faltando quinientos metros y soltó a sus dos rivales, lo siguió el campeón del mundo pero Egan ocupó el tercer peldaño del podio, una locura de resultado. Creemos que este es un resultado que deja claro lo que se viene para el colombiano en este 2021 después de un año terrorífico, el 2020, plagado de lesiones, de problemas personales. Pero los campeones son así, siempre regresan y en el momento menos pensado.
Si Egan se destacó en una carrera que le venía mal, en un terreno que no le pertenece, ¿Cómo será cuando aparezcan los Alpes y en el terreno donde es el mejor?
