Redefiniendo “presencia” en la era digital
Opinión

Redefiniendo “presencia” en la era digital

Cada día se habla más de la adicción al celular, cada día se señalan los efectos nocivos de la incapacidad de desconectarse. Para lograrlo empecemos por lo sencillo

Por:
abril 24, 2018
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Estar presente implica dedicarle toda la atención a lo que está sucediendo en el momento. Aplica al trabajo, a las relaciones familiares, con los hijos, amigos, y por supuesto, con la pareja. Si bien el concepto pareciera sencillo, basta una visita a un restaurante o caminar por la calle para darse cuenta que la interacción humana directa pareciera ser cada vez más escasa, y que incluso cuando se da, con frecuencia se ve intermediada o condicionada por un celular.

No se puede negar la importancia e impacto positivo de la tecnología en nuestras vidas. Sin embargo, cada día se habla más de la adicción al celular, y cada día más las redes y los medios digitales se integran de una manera más intensa en la vida moderna. Luego de más de una década de ser lanzado el primer iPhone, el 50 % de las personas en EE. UU. indicaron que no pueden vivir sin sus celulares, los cuales consultan en promedio cada 12 minutos.

Con el desarrollo de la inteligencia artificial, el internet de las cosas, y otras tecnologías, los dispositivos serán nuestro canal para acceder a muchos otros aspectos de nuestras vidas. Por ello, pareciera ser un buen momento para recordar que todo tiene su lugar, y que es el ser humano quién (por ahora, por lo menos) está llamado a controlar la tecnología, y no al revés.

 

Luego de más de una década de ser lanzado el primer iPhone,
el 50 % de las personas en EE. UU. indicaron que no pueden vivir sin sus celulares,
los cuales consultan en promedio cada 12 minutos.

 

 

Son muchos los estudios que señalan los efectos nocivos de la creciente incapacidad de desconectarse. Algunos expertos hablan de una especie de adicción tecnológica, no como la droga, sino de comportamiento, como el juego. Los algoritmos de inteligencia artificial utilizados por las empresas en internet con grandes cantidades de datos personales sobre nuestros gustos e intereses, se han convertido particularmente difíciles de resistir. La recomendación, es reconocer la creciente inclusión de la tecnología en nuestras vidas, y la importancia de asumir una responsabilidad personal en su manejo. Empecemos por lo sencillo, que sin duda llevará a comportamientos más sanos en otras áreas.

Un primer ejercicio, es estar presente durante el tiempo de las comidas. Con frecuencia en los comedores de las casas o en las mesas de los restaurantes se ve, en lugar de una conversación entre los asistentes, que cada uno de ellos tiene es una conexión con sus teléfonos. En casos menos extremos se ven los teléfonos en la mesa, con miradas frecuentes de sus dueños para no perderse un mensaje o una noticia. Según un estudio de la Universidad de Texas, tener el teléfono apagado, pero a la vista absorbe parte del poder de nuestro cerebro, el cual ineludiblemente se ocupa con el esfuerzo por no dejarse distraer. Por eso, hagamos un esfuerzo, y entreguemos toda nuestra atención a quienes hemos escogido como compañeros de comida.

Un segundo ejercicio puede ser dejar el celular por fuera del cuarto durante la noche.  De acuerdo con un estudio de Deloitte, uno de cada tres somos tan dependientes del celular que lo revisamos durante la noche. En el caso de quienes tienen entre 18 y 24 años, es uno de cada dos. Expertos han reiteradamente advertido sobre los peligros de revisar el celular durante la noche (para los ojos y el sueño principalmente). Preguntémonos si realmente hay algo tan urgente que no puede esperar hasta la mañana siguiente. Dejemos el teléfono por fuera del cuarto para evitar la tentación, y estemos presentes con nosotros mismos durante un periodo muy importante durante el cual, el cuerpo y mente requieren descansar.

Tengamos conversaciones sin celular. Nadie duda que estar pegado al celular cuando otra persona está tratando de tener una conversación con nosotros, es de mal gusto y educación. Sin embargo, lo vemos con gran frecuencia. Por eso, hagamos la prueba de guardar el celular cuando estamos teniendo una conversación, bien sea con un colega de trabajo, con un amigo o con cualquier persona. La otra persona se ha tomado el trabajo de trasladarse físicamente al encuentro, y sin duda el objetivo (bien sea laboral o social) se logrará mejor si todos están prestando toda su atención al momento que se está viviendo.

Otra idea es crear zonas o tiempos donde no se chequean los dispositivos. Hasta Steve Jobs, indicó al New York Times en 2010, que en su casa se limitaba cuanta tecnología podían usar sus hijos. Generemos una relación más sana y constructiva con la tecnología. Esté presente con su tarea, en el concierto, reunión o en su actividad del momento. Lo mejor que se puede ofrecer es la atención y presencia completa. Luchar contra las adicciones, incluso las socialmente aceptadas, requiere rutinas, disciplina y convicción. No nos olvidemos de nuestros celulares, pero asignémosles su lugar.

 

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