EL TIEMPO VUELA Y EN UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS nos encontraremos en el 2026. La dictadura del tiempo es implacable, no perdona, no hace concesiones, el tiempo es el mar subiendo, que nos inunda la existencia. La próxima contienda electoral no puede basarse en una promesa de "seguridad", que no sea integral o brindarla bajo las ruinas de un bien intencionado proceso de paz que, quizás, no se dio de manera satisfactoria o de pronto tiene éxito en los meses que faltan del periodo presidencial. Así las cosas, ante un eventual fracaso, se optaría por el escenario menos deseable: el imperio de la barbarie y la cultura de la muerte. En consecuencia a lo anterior, grandes sectores de la población serían seducidos a gritar: ¡"seguridad"! Es exactamente, lo que produjo el efecto Caguán después de la administración de Andrés Pastrana y ganó Álvaro Uribe. Es un "viejo truco" muy conocido y desgastado.
La seguridad es un tema recurrente que solo lo concibo como el bienestar colectivo que abraza múltiples facetas de la vida y el pleno disfrute de los derechos fundamentales conculcados de manera sistemática por un estado incapaz de garantizarlos a plenitud. La seguridad no debe limitarse solo al aspecto represivo del pie de fuerza, porque ellos, en su afán presentar resultados son llevados a cometer atrocidades y excesos, como los mal llamados "Falsos Positivos". La seguridad es integral.
En la anterior columna de opinión se analizó algunas opciones del espectro político de la Derecha Colombiana. En esta segunda entrega se trata de la opción Progresista de Centro Izquierda.
Comienzo por decir que en esto de aspirar a la dignidad presidencial, que otrora aplicaba a personalidades con altas cualidades intelectuales y recorrido comprobado en la política, después de haber tenido un presidente sin ninguna experiencia y casi nula trayectoria, muchas personas se sienten habilitados, a ocupar el solio de Bolívar. ¿Si él fue, por qué no yo? Pensarán. Es por eso que nacen candidaturas desde lo absurdo, que se convierte inevitable preguntarse: ¿Y este o esta como piensa ser presidente? Pero, menos mal que el presidente que hoy se tiene, ha puesto un punto muy alto en cuanto las cualidades intelectuales que se requiere.
Pensar que con el solo activo electoral purista de la izquierda, se puede ganar elecciones es una gran equivocación. En el 2022 se ganó porque convergió un descontento que convocó a diferentes fuerzas a unirse y allí estuvo el aporte de un sector fuerte de la tradicional derecha, que incluso "sapeo" la ruta utilizada para el fraude, se neutralizó la acostumbrada trampa para las presidenciales y se recuperó significativas curules que se encontraban emboladas. Fue la diversidad política la que posibilitó el triunfo, fue el Frente Amplio que se creó lo que le otorgo el histórico triunfo a la izquierda.
Si llevados por una gran equivocación, se determina que no cabe otra alternativa, con seguridad el triunfo no se obtendrá en las urnas el 2026. Se debe tejer alianzas, pues enfrentados solo dos extremos ideológicamente contrarios (Uribismo-Petrismo) se imposibilita cualquier acuerdo Nacional y la polarización arreciará con más fuerza. Necesariamente, se tiene que abrir paso a una opción ecléctica Progresista en alianza, con extremos ideológicamente contrarios, se debe propugnar por el rescate de los socialdemócratas del Liberalismo, el Centro con la Alianza Verde, y todos los partidos de izquierda unidos, contra una hirsuta derecha con matices Fascistas.
Desde esa óptica podemos ver con más claridad el 2026
La prioridad es elegir un Congreso mayoritario bajo una lista única del Pacto Histórico, que garantice la gobernabilidad y de contera la aprobación de las reformas ¡Esto es lo primero!
No veo por ningún lado un outsider. La izquierda Progresista se tendrá que centralizar, correrse un poco al centro y flexibilizar su postura. No necesariamente, el candidato que represente la continuidad del cambio, tiene que ser nominado por el dedo mágico de Petro, pero eso sí: tendrá que ser un candidato con el apoyo, de Petro, pero no exclusivo de él. Es necesario que la opinión pública no sienta que es un candidato cooptado por Petro. Debe ser un candidato que no genere susto en grandes capas de la sociedad, que sea, un catalizador en medio de las posturas divergentes. Una cualidad fundamental es que no produzca tanta resistencia, pero a la vez sea controvertido, fuerte y que se haya movido en ambas aguas. Ahí es cuando veo a Claudia López, exalcaldesa de la ciudad de Bogotá.
Aunque no es santa de mi devoción, ni la veo como solución, es una realidad política seria, que el pragmatismo del análisis nos conduce aceptarla como una opción. Aún no se sabe qué reacción tenga una sociedad conservadora como la nuestra, por su condición que todos conocemos. Aunque fue elegida alcaldesa de Bogotá, existe mucha gente que estigmatiza, y no supera aceptar, la elección sexual de un candidato o candidata. Es claro que Claudia está por encima de dichos prejuicios y su inteligencia y sagacidad política la hacen una opción para tener seriamente en cuenta.
Otra candidata fuerte es Carolina Corcho. Carolina es mujer de una inteligencia excepcional. Es la siquiatra que necesita un país enfermo, de diversas patologías y de emociones incontrolables. Carolina tiene la capacidad de tender puentes y conquistar franjas por fuera de su círculo ideológico, igualmente posee la capacidad y la inteligencia para propugnar por una postura que conquiste un gran universo electoral y político. En principio Carolina es mi candidata.
¿Y dónde me deja a Daniel Quintero, exalcalde de Medellín? Aunque Daniel produce resistencia, no es descartable para la próxima contienda; es joven, carismático, dinámico, tiene ganas, y como alcalde de Medellín tuvo el valor de desafiar y enfrentar como ninguno a ese gran poder que representa EPM y el tema de Hidroituango. Daniel no se arrugó y tuvo mucho éxito como alcalde. Han buscando, inútilmente, su muerte política a través de los órganos de control cooptados por la ultraderecha, Daniel se resiste y sigue en la lucha ¡Cambio en primera! Podría ser su slogan.
Estoy seguro de que el próximo presidente de Colombia será mujer. Se podría mencionar otras opciones dentro de una gran baraja Centropetrosantista: Roy Barreras, Luis Gilberto Murillo, Gloria Inés Ramírez, Iván Velázquez, María José Pizarro, Camilo Romero, Carlos Caicedo etc.
Amanecerá y veremos.
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