Qué hacer para que empresas como ExxonMobil no sean más poderosas que los Estados

Qué hacer para que empresas como ExxonMobil no sean más poderosas que los Estados

Anthony Giddens planteó en 1997 la tercera vía, consistente en conciliar los imperativos del neoliberalismo con políticas sociales que compensen

Por: Sandra Liliana Pinto Camacho
noviembre 21, 2022
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Qué hacer para que empresas como ExxonMobil no sean más poderosas que los Estados
Foto: Flickr

“La clase dominante es capaz de difundir ideas que son las legitimaciones de su posición de dominio”

Anthony Giddens

A comienzos de octubre el mundo se levantó con la noticia de que la multinacional de combustibles inglesa Shell había registrado entre enero y septiembre unas ganancias 269% superiores a las del año pasado con ingresos de 31.899 millones de dólares gracias al alza de los precios del gas y petróleo[i].

Lo mismo informaban las empresas petroleras norteamericanas ExxonMobil, la cual ganó 18.700 millones de dólares, un 177% más que hace un año, y Chevron, la segunda compañía petrolera más grande de este país, que reportó ganancias de 10.800 millones de dólares, casi el doble de lo que había ganado el año pasado[ii].

La empresa petrolera colombiana Ecopetrol no fue la excepción, reportando beneficios netos por 1.898 millones de dólares, 150% más que el año pasado, con la diferencia (además de la menor utilidad en dólares respecto al resto de petroleras) de que el Gobierno colombiano es dueño del 88,5% de la misma mientras que tanto Shell[iii], ExxonMobil[iv] como Chevron[v] son empresas completamente privadas.

Tal vez por su naturaleza privada y su carácter multinacional, Shell, ExxonMobil y Chevron coinciden, como muchas otras de sus mismas características, en que no se preocupan por los problemas que aquejan a las sociedades en las que desarrollan sus actividades, lo cual ha llevado a que, en una acción sin precedentes, el presidente de los Estados Unidos Joe Biden haya amenazado a las de su país con aumentar los impuestos si no disminuían el costo de los combustibles en un momento en que “los elevados precios en las gasolineras han exacerbado la inflación y han afectado (su imagen) y la de los demócratas ante los electores[vi].”

La necesidad de equilibrar el crecimiento económico de los países con su desarrollo social no es una discusión nueva. De hecho, desde mediados del siglo XIX la Iglesia ya advertía en la encíclica Rerum Novarumdel, publicada en 1891 por el papa León XIII en su acápite sobre la situación de los obreros:

Así, pues, los que gobiernan deben cooperar, primeramente y en términos generales, con toda la fuerza de las leyes e instituciones, esto es, haciendo que de la ordenación y administración misma del Estado brote espontáneamente la prosperidad tanto de la sociedad como de los individuos, ya que éste es el cometido de la política y el deber inexcusable de los gobernantes[vii].”

La versión secular de esta propuesta aparece después de la Segunda Guerra Mundial (1914-18) cuando Estados Unidos se convertiría en la primera potencia mundial, al superar el poderío económico que desde siempre ostentaba Europa.

Entre 1917 y 1922 el gobierno de los Estados Unidos fue autorizado para prestar el que se llamaría “Crédito de la Libertad” a los gobiernos aliados por un valor máximo de 10.000 millones de dólares de los cuales Gran Bretaña y Francia recibieron el 44% y el 31% respectivamente.

Entre 1922 y 1924 Estados Unidos vinculó a los inversionistas privados a la reconstrucción europea por medio de lo que llamaron el ”Crédito Dawes”, lo que le permitió al país del norte cruzar las fronteras europeas otorgando créditos en América Latina, Australia y Japón. De los países del sur, Argentina, Brasil, Chile y Colombia recibieron el 87,5% del financiamiento originado en Estados Unidos durante este período[viii].

A partir de aquel momento Colombia quedaría comprometida con su prestamista a seguir sus políticas económicas con el fin de asegurar el pago de la cada vez más creciente deuda externa que dicho sea de paso, llegó a su máximo histórico este año, alcanzando los 176.098 millones de dólares en julio lo que representa el 50,7% del PIB del país[ix].

En la década de 1990, tras el colapso del bloque soviético, Colombia quedo alineada al capitalismo liberal (neoliberalismo) de Estados Unidos en contraposición a la socialdemocracia europea. El neoliberalismo es una teoría política y económica que busca reducir al mínimo la intervención del Estado a través del apoyo a la privatización y la desregularización.

Estas ideas fueron llevadas a la práctica por Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en los Estados Unidos con un resultado amargo: “El efecto de disminuir las cargas tributarias aumentó paulatinamente la rentabilidad de todas las empresas que comenzaron a sacudirse de excesos laborales y administrativos, lo que a su vez incrementó de nuevo la rentabilidad[x]”.

Con una alta tasa de desempleo y sin dinero para soportar los subsidios que permitieran el sustento a sus familias, el neoliberalismo debió ser moderado mediante las indeseadas intervenciones del Estado para que, a través de su banca, se generaran créditos baratos y abundantes que apoyaran las exportaciones.

Anthony Giddens, ideólogo de uno de los sucesores de la señora Tatcher y líder del Partido Laborista inglés, Tony Blair, plantearía en 1997 La Tercera Vía, que consistía en conciliar los imperativos del neoliberalismo con algunas políticas sociales compensatorias.

Como lo planteaba el expresidente Juan Manuel Santos: “En el frente económico (La Tercera Vía) aboga por una economía mixta donde se le reconoce la importancia al mercado libre pero bajo cierto control y supervisión del Estado cuando el interés público esté de por medio: un mercado al servicio de la sociedad y no viceversa[xi].”

Con el crecimiento de las empresas haciéndose más poderosas que los Estados, evitando hacer consciencia sobre su responsabilidad en el bienestar de la sociedad, se hace necesario retomar esta tercera vía cuyo cruce dejamos atrás hace algunos años, cuando privilegiamos la acumulación de dinero por encima de la protección de los intereses de la humanidad.

[i]https://www.bolsamania.com/noticias/resultados-anuncios/shell-gana-269-mas-septiembre-planea-aumentar-dividendo-15--11150742.html

[ii] https://edition.cnn.com/2022/10/28/energy/exxonmobil-chevron-oil-earnings/index.html

[iii] https://www.shell.com.co/informacion-sobre-nuestra-empresa/quienes-somos.html

[iv] https://corporate.exxonmobil.com/about-us/who-we-are

[v] https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/carlos-mota/quien-es-chevron/

[vi] https://sipse.com/mundo/biden-contra-companias-petroleras-dejen-de-especular-con-la-guerra-436075.html

[vii] https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum.html

[viii] Antecedentes Históricos de la Deuda Externa Colombiana, Mauricio Avella Gómez, 2004.

[ix] https://www.larepublica.co/economia/deuda-externa-del-pais-llega-a-us-176-098-millones-en-julio-y-toca-maximo-historico-3466560

[x] Neoliberalismo e intervencionismo: sus fuentes y razones, Salomón Kalmanovitz, 1998.

[xi] Qué es la Tercera Vía, El Tiempo, Juan Manuel Santos, 1998.

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