¿Qué fue primero, el huevo o el balón?

¿Qué fue primero, el huevo o el balón?

El Deportes Tolima está cumpliendo sesenta años

Por: Argemiro Rojas*
marzo 30, 2015
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¿Qué fue primero, el huevo o el balón?

El Deportes Tolima está cumpliendo sesenta años, es parte de esas instituciones que nacieron en la región hace medio siglo gracias a la imaginación o la locura de unos pocos, y que cambiaron para siempre la vida de todos nosotros los tolimenses.

Hace más de 60 años nació la Universidad del Tolima, las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia, el Festival Folclórico Colombiano y por supuesto, lo más grande, el Club Deportes Tolima, todas estas instituciones han marcado y seguirán marcando la vida de los tolimenses.

Hoy en día es imposible para una persona nacida en el Tolima, imaginar un domingo sin fútbol, un julio sin fiestas, un cultivo de arroz sin un agrónomo de la Universidad del Tolima y un pueblo del Tolima sin la presencia de las FARC.

Y estas cuatro instituciones, nacieron a partir de un hecho que cambio para siempre nuestras vidas, la violencia política, a unos los mataban por buenos a otros por liberales y acá en el Tolima nos iban matando a todos por buenos y por liberales. La violencia era el plan macabro de los gobiernos conservadores para aniquilar y exterminar de las tierras del Tolima todo lo que no fuera godo, cachiporro, católico, apostólico y camandulero.

Desde los cuarteles y las iglesias se daba la orden de acabar con todo lo que oliera a puto, rojo, liberal o comunista, solo que había un problema, todos acá en el Tolima éramos putos, liberales y machos, entonces tenían que acabarnos a casi todos. Los curas desde los pulpitos empezaron a señalar quién vivía y quién se iba para el cementerio. Para ejecutar esa tarea sucia trajeron boyacos con ruana a darle bala a los indefensos campesinos que no creían ni en la virgen, ni el los curas.

Eran los años cincuenta y razón tenían los curas, había que acabar con el gran Tolima, arrancarle los brazos, hacerle el corte de franela, pues en estas tierras Galán el comunero fue bienvenido, Quintín Lame se hizo grande y un zapatero del Líbano hizo la primera revolución bolchevique del continente americano. Fueron duros los años cincuenta en el Tolima, pueblos enteros masacrados, familias desterradas, mujeres violadas y la sensación de que estas tierras desaparecerían para siempre, se apoderaba de todos los tolimenses, el llano era un mar de sangre.

En medio de las balas, el Tolima se defendió con más imaginación que armas, los campesinos en Villarrica con los tubos galvanizados del agua hacían escopetas, crearon los primeros grupos de autodefensas para enfrentar a los soldados del ejército y a los asesinos a sueldo venidos de Boyacá. Los campesinos dejaron de ser inocentes, putos, liberales y machos y se volvieron comunistas, nacía en el Tolima las ‘putas’ Farc hace cincuenta años, solo a alguien con mucha imaginación y sueños le pone el nombre de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia a un puñado de hombres armados.

Y en medio de las balas, Lord Parga Cortés, quien no era ni Lord ni cortés pero si tenía una gran imaginación, se inventó eso de convertir una pequeña granja-escuela en una universidad y así el territorio empieza a cambiar, la sabiduría ya no era un asunto de curas, ni de enviados de Dios, las armas empezaban a dejar de ser de propiedad exclusiva del opresor.

En medio de la guerra y la violencia los tolimenses se imaginaron la primera gran fiesta popular nacional, se inventaron el primer Festival Folklórico Colombiano, grupos de música y baile de toda Colombia vinieron al Tolima en julio a cantar, bailar y beber aguardiente hasta perder la cuenta. Antes del festival folklórico solo noticias de masacres, muertes y ajusticiamientos salían de estas tierras y de repente el país quedó sorprendido, los tolimenses hicieron un carnaval y no se mataron entre godos y liberales, era la demostración de que la violencia era traída de afuera y que entre nosotros podíamos bailar en paz.

No era que la violencia hubiera muerto, era que había que hacerle el quite, con música, fiestas, fútbol, ‘putas’ y aguardiente, y así fue como en medio de la sangre y de la guerra y con un departamento en llamas nace lo más grande que ha dado esta tierra, el Club Deportes Tolima. Solo a unos locos se les ocurre crear un equipo profesional de fútbol en medio de la guerra y la violencia, y construir, al tiempo que nace el equipo, un estadio para que juegue ese equipo porque ni estadio teníamos. Solo a unos enfermos mentales se les ocurre traer unos jugadores argentinos al Deportes Tolima, quienes terminaron de jardineros ayudando a ponerle la gramilla a la cancha para poder jugar el primer partido en el nuevo estadio. Solo a otros dementes se les ocurre colocarle al Tolima la camiseta de otro grande, la camiseta de la selección argentina, el Deportes Tolima jugó todo su primer torneo llevando los colores celeste y blanco.

Fútbol en el Tolima siempre se jugó, jugábamos fútbol hasta con la cabeza de los curas. No hay datos exactos de cuando fue el primer partido de fútbol que se jugó en el Tolima, pero se sabe que al momento de la fundación del Club Deportes Tolima había más de cien equipos aficionados, la pelota de fútbol flotaba en un mar de sangre.

Cuando el francotirador cura de Armero empezó a darle bala desde el campanario de la iglesia a los liberales que lloraban la muerte de Gaitán, la solución del pueblo fue tumbar las puertas de la iglesia y al grito de viva Gaitán jugaron fútbol con la cabeza del cura, el fútbol y el odio por los curas lo llevamos en la sangre desde la época de los Pijaos. Luego de la muerte de Gaitán se nos vino encima el mundo, los boyacos, los curas y la policía hacían jochas y panochas con nuestros campesinos, y si no es por las FARC que desvió la atención sobre ellos, dándole un respiro a los campesinos, y por la universidad que funcionaba en unos galpones para criar pollos, y por las fiestas de San Juan y por nuestro glorioso Deportes Tolima, tal vez no estaríamos contando este cuento, nos hubieran descuartizado: el norte del Tolima para los paisas, el oriente para Cundinamarca, el sur para el Valle.

Esas cuatro instituciones nos dieron vida e identidad, gústele o no le guste, las ‘putas’ son de acá, el Tolima nos une con sus goles, los veterinarios de la Universidad del Tolima han salvado a más de un pollo apestado y las fiestas siguen siendo fiestas. ¿Qué fue primero, el huevo o el balón?, acá fue primero la violencia, luego vino todo, la universidad, el festival folklórico, el Deportes Tolima, la guerrilla y la guerra continua pero la universidad sigue, el Tolima salta a la cancha cada domingo y el bunde suena en medio de la pobreza y las balas mientras la guerrilla negocia la paz.

El Club Deportes Tolima nació como una idea de locos, sobrevivió gracias al empuje de todos los tolimenses, de gente como el médico Guzmán Molina que vendía empanadas y rifaba autos para poder pagar a sus jugadores. Paso la época de los bailes y las fiestas para mantener el equipo, no había dinero para traer extranjeros, el Tolima era el único equipo en Colombia que jugaba solo con colombianos, nunca salíamos de la cola, perdíamos casi todos los partidos pero empezamos a ganarnos el cariño y el amor de todos los aficionados en Colombia. Y así fue como el Tolima se convirtió en el equipo de todos, jugaba solo con colombianos y cuando alguna vez ganaba el Tolima, toda Colombia celebraba su triunfo porque era también el triunfo de todo un país.

Pensar que algún día el fútbol colombiano sería grande era algo imposible de soñar, era como soñar que una granja se pudiera convertir en universidad o imaginar que unos campesinos armados de piedras y escopetas se convertirían en la guerrilla más antigua y poderosa del mundo.

Entre esas legiones de jugadores colombianos que llegaron al Tolima jugaría el papá de James Rodríguez, soñar que el goleador de la última copa mundo aprendería a correr detrás de un balón en las canchas de arena de un barrio de Ibagué, era algo que solo un loco puede soñar. James Rodríguez lo ha dicho siempre, su sueño es jugar algún día en el Deportes Tolima, el goleador de la copa mundo tiene el mismo sueño que miles de niños tienen, jugar en el equipo de la tierra y vestir con orgullo la camiseta vinotinto y oro.

Si James hubiera contado con un poquito más de buena suerte, estaría jugando hoy en día en el Tolima, sería un estudiante de agronomía de la Universidad del Tolima, sería lechona barra brava, miembro de la Revolución Vinotinto Sur, llevaría tatuado el escudo del Tolima en su corazón, se disfrazaría de matachín para armar la fiesta popular a las afueras de la universidad y sería miembro de honor del Club DT de la Pelea, todo es cuestión de buena suerte y de soñar lo imposible.

* Comité de Defensa de la Revolución

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