“Soy un profesor homosexual, pero eso no significa que los estudiantes se vuelvan gays por mi culpa”

“Soy un profesor homosexual, pero eso no significa que los estudiantes se vuelvan gays por mi culpa”

Miguel Ángel Falla enseña en Ibagué y ha tenido que cohibirse ante sus compañeros por su condición sexual

Por: Daniela Calderón Rodríguez
septiembre 22, 2016
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“Soy un profesor homosexual, pero eso no significa que los estudiantes se vuelvan gays por mi culpa”

Miguel Ángel Falla ha trabajado como docente durante cinco años en diferentes instituciones educativas de la ciudad de Ibagué. Hace aproximadamente un año fue nombrado por el Ministerio de Educación y comenzó a ejercer en una institución pública de esta ciudad. Miguel es docente por convicción y no porque le tocó. Aunque ama su profesión y su trabajo, hay un asunto que no deja que Miguel sea tan autentico como otros docentes: es homosexual y está tan comprometido con la educación como cualquier profesor que le gusta enseñar.

Miguel ha tenido que cohibirse ante sus compañeros de trabajo por su condición sexual, y puntualiza que “Desafortunadamente dentro de la carrera profesional que escogí para mi vida no solo estoy a la expectativa de un ojo sino a la expectativa de muchos ojos. Tengo estudiantes, padres de familia, directivos y demás gente donde no sé qué reacción van a tener si yo confieso mi condición sexual. En una institución donde fui a trabajar, los estudiantes le dijeron al profesor que reemplacé: “profe lo cambiaron a usted por un maricón” y aun así sin haber confesado que soy homosexual. No entendía cómo decían eso sí no daba motivos para que hablaran de mí. De todas maneras, se generan comentarios malos. Entonces uno con qué moral va a querer contar y cómo voy a tener la confianza suficiente para admitir que soy gay”.

Miguel, no es el único profesor homosexual que se ha tenido que enfrentar a comentarios desagradables por parte de los estudiantes, algunos han perdido incluso el trabajo por esta cuestión. Daniel Segura, hijo de la poeta y novelista Piedad Bonett se suicidó en mayo de 2011. “Daniel, quien fue profesor en el Gimnasio Campestre de Bogotá, sufrió la mala fortuna de enseñar en un colegio masculino teniendo una voz algo afeminada. Cada clase, sin falta, se la montaban y los estudiantes se reían en su cara. Parecía que él no se lo tomaba personal, pero para poder dictar su clase tenía que gritar o amenazar disciplinariamente a sus estudiantes.” (El Espectador, 2016)

El profesor Falla manifiesta que “sería bueno saber que en el lugar donde uno está trabajando lo acepten como es sin ninguna discriminación. Sin embargo, me considero muy precavido y me abstengo de muchas cosas, aunque surjan los malos comentarios de las personas. Cuando uno escoge la profesión uno lo hace de corazón y porque le apasiona ejercer la educación, y que le insinúen a uno “quien sabe que le vaya a ser a los niños” indispone y me he llegado a preguntar por qué tengo que ser así, ¿por qué no puedo cambiar mi condición sexual para educar sin miedo a perder mi trabajo? En el mundo de la docencia se ve mucha envidia y así uno no esté haciendo nada malo, los mismos compañeros y los padres de familia con tal de sacarlo a uno por el hecho de que no les guste que esté educando un profesor homosexual a sus hijos, comienzan a inventar y a generar polémica que solo dañan mi currículo profesional y mi integridad. Pienso que no es justo que por ser así seamos tan discriminados dentro de lo que uno ama con su vida.”

Juan Fernando Pérez un profesor de kínder hasta séptimo grado de un colegio de Bogotá cuenta que sus estudiantes no tienen idea de que es homosexual y mucho menos lo saben los padres de estos niños. “Las directivas son las únicas que conocen su condición. Él les planteó la cuestión desde el principio a las directivas, y dijeron que no importaba siempre y cuando no interfiriera en sus labores. Se decidió no hacerlo público por el manejo que tienen los padres de familia al respecto. Él ha aprovechado situaciones para enseñar a sus estudiantes a ser tolerantes sobre este tema, como aquella vez que al hablar sobre el manual de convivencia les enseñó que ser homosexual no significa ser depravado y que todas las personas merecen respeto así sean diferentes.” (El Tiempo, 1998)

Así como afirmó el profesor Pérez, Miguel Ángel considera que el tabú de la homosexualidad en las instituciones educativas debe romperse a través de los docentes. Después de la polémica de las cartillas de diversidad sexual que supuestamente el Ministerio de Educación circuló hace unas semanas, Miguel dice que la única dificultad que ve sí se incluye el tema, es que muchos padres se oponen a que la palabra homosexual se vea agregada dentro de los manuales de convivencia de los colegios. Añade también, que el mayor beneficio para él sería poder enseñarles a sus estudiantes que existe una diversidad de género y que a partir de ahí se pueda respetar, valorar y tolerar estas diferencias.

Aunque el reconocimiento de profesores con condición de género diversa sean más frecuentes en la actualidad, en Ibagué nadie se ha pronunciado al respecto. No existen datos ni estadísticas sobre matoneo a docentes por homofobia. Sin embargo, Uriel Arango Zabala secretario general de SIMATOL (Sindicato de Maestros del Tolima) habla sobre el tema y dice que “Hay una especie de control sin ser una especie de persecución frente a las actividades que realizan los orientadores escolares, rectores, coordinadores e inclusive de los mismos maestros respecto al tema, pero con el objeto del derecho a la igualdad, de respetar esa condición que tiene cada persona dentro del desarrollo de su identidad sexual.”

Hasta el momento, el ingreso de un maestro generalmente a una institución pública está mediado por sus condiciones académicas, éticas y un desarrollo de competencias, pero no hay un requisito con respecto al género. Miguel asegura que, su condición no influye en cómo educa a sus estudiantes y puntualiza “Si, soy un profesor homosexual, pero eso no significa que todos mis estudiantes se vuelvan gays por mi culpa, ni por mí ni por unas cartillas. Uno entiende que cada quien nace con su condición, uno no cambia su sexualidad de la noche a la mañana. Cada uno se va desarrollando de acuerdo a sus necesidades, sus sentimientos y a su forma de pensar.”

Así como Daniel Segura, Juan Fernando Pérez y Miguel Ángel Falla, hay muchos casos de profesores homosexuales que cada día se enfrentan a la homofobia. Miguel, propone trabajar por una educación que enseñe a vivir de acuerdo con las normas democráticas de la constitución del país, para que todos los jóvenes puedan desarrollar libremente su identidad, y en el cual su integridad física esté garantizada.

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