Presidente, lidere el paro nacional contra la violencia

Presidente, lidere el paro nacional contra la violencia

"El asunto de la vida es en serio. No podemos aceptarnos como colombianos en medio de la masacre, la tortura, el secuestro, el desplazamiento y la agresión policial"

Por: Uriel Alberto Cárdenas Aguirre
mayo 07, 2021
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Presidente, lidere el paro nacional contra la violencia
Foto: Twitter @infopresidencia

En nuestra condición de ciudadanos, le solicitamos, con vehemencia, que lidere usted el paro nacional contra la violencia. Recibió usted un país en el marco de una posibilidad y se han prolongado las violencias en los últimos años. Ahora, ellas han estallado de múltiples formas, las masacres se prolongan, las ausencias aumentan, los llantos empañan cada rostro. Son múltiples los actores de asesinatos de líderes sociales, excombatientes, defensores de derechos humanos, estudiantes y profesores en los campos, las montañas, los pueblos y las ciudades. No resistimos un muerto más y son muertos que no están solos.

Sí, señor presidente, el asunto de la vida es en serio. No podemos aceptarnos como colombianos en medio de la masacre, la tortura, el secuestro, el desplazamiento, la agresión policial y del Esmad. La vida no es sobrevivencia, ni afán de resguardo por temor a hacerse visible en ciertos horarios, que ahora no discrimina, pues aparece en cualquier minuto y penetra por cualquier ranura.

Sí, señor presidente, el respeto a los derechos humanos es en serio. No se puede afirmar y firmar algo, para proceder en contravía, de noche, a oscuras, a hurtadillas. Eso desdice de un país que se declara democrático, de una sociedad que puede eliminar la sinonimia entre diferente y enemigo, pues al primero se le entiende y se le refuta; eso construye. Al segundo, se le elimina; así no hay sociedad.

Sí señor presidente, la impunidad es un asunto en serio. Las evidencias de una justicia inoperante que va de la mano con razones que ocasionan una dolorosa sonrisa burlona relacionada con “vencimiento de términos” o “errores de forma” en la presentación de tutelas, sentencias o fallos, o resultado de estrategias para que el congreso enfrente una ponencia “adjuntada en horarios de madrugada”. Todas estas acciones atentan contra el soporte de una convivencia en derecho y afianzan un trato de hecho.

Sí, señor presidente, la tecnología, en serio, es ahora un asunto fundamentalmente político. El uso y el abuso de ella, desde instancias de poder (político y técnico), ha llevado a hacer comunes las chuzadas, las intervenciones, las clausuras. Se borran evidencias, se eliminan fotografías, se quiebran videos. Las eliminaciones de la palabra pululan en nuestro territorio manejado desde “la nube”. Una nube que no es de lluvia sino de seguimiento y de poder autoritario.

Si, señor presidente, es así.

Para el liderazgo del paro nacional contra la violencia sugerimos:

Justo para ello, acierte (diga y cumpla) en el diálogo con los jóvenes, con los estudiantes, con los profesores, con los directivos educativos. Una apuesta de verdad para una democracia real pasa por un compromiso supremo con la educación en todas sus formas, grados y niveles, y para todos los lugares de nuestro territorio. Con la sensatez del conocimiento, la vitalidad de los compromisos y la entereza de las realizaciones es posible una Colombia sin sangre.

Un paso inmediato es el cumplimiento del acuerdo de paz. Acuerdo que es estatal y para todos los ciudadanos, sin exclusión. De la verdad y la realidad se puede lograr novedad creadora, de la mentira y el incumplimiento solo derivan la sospecha, la desconfianza y la ausencia. La mentira y el incumplimiento no son la cuarta rama del poder público de la democracia.

Aún confiamos en la institucionalidad, esperamos acciones de la justicia, valoramos los saberes y respetamos las concertaciones. Aún, y a pesar de todo lo ocurrido en los últimos días, por rememorar poco, no queremos caer en la desesperanza. Estamos en el camino, no saldremos de él.

El marco de posibilidad de las primeras líneas de este documento aludía a podernos encaminarnos hacia la construcción no paz. Y no sucedió así.  Apostamos por la paz, ¡claro que sí.! ¡No lo dude un minuto! No normalizamos la violencia y menos la hacemos propia en nuestros cuerpos. Pero entendemos que la paz se cimenta en la verdad y para ello se requiere la escucha de todas las voces, la justicia exige derrotar la corrupción y eso es valentía por el sentido y el valor de ella siempre y cuando actúe, y el reconocimiento favorece una amplia comprensión cuando se entiende que los derechos son de todos los ciudadanos, no importa su condición, su género, su color o su edad.

Por definición, es usted el jefe de Estado, es de su responsabilidad enfrentar estas dolorosas violencias y ofrecer alternativas de paz con las garantías suficientes: lidere presidente el paro nacional contra la violencia.

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