Popayán adormilada y nuevos departamentos

Popayán adormilada y nuevos departamentos

"Popayán merece seguir siendo capital de lo que quedó del Cauca, después que en 1908 hicieron tolda aparte el Valle y Nariño"

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
julio 31, 2017
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Popayán adormilada y nuevos departamentos

Con la fotografía de domingueras calles solitarias y oficinas y cafeterías cerradas que acompaña al irónico artículo: “Quilichao debería se capital del Cauca”, entiendo el propósito despertador que Marco Antonio Valencia intenta irradiar en los lectores de El Nuevo Liberal y en su embalsamada clase dirigente sobre la adormilada realidad que vive la otrora influyente capital del Gran Cauca. Hoy narcotizada por borrosos recuerdos de su gloria, resumida en la imponente arquitectura colonial de su atropellado centro histórico y en la máxima, que no sé quién expresó: “Popayán fue grande cuando era chiquita”.

Lo cierto es que administrativamente Popayán está empantanada por las consecuencias de la investigación abierta por supuestas irregularidades denunciadas contra varios funcionarios de la alcaldía y su titular César Castro, y que deberá dirimir la justicia. Al posesionarse el actual gobierno, propuso iniciativas novedosas para salir de la pachorra reinante mediante la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial, apertura de nuevas vías, intervención de sectores traumatizados como los de las galerías Bolívar y Esmeralda y el control a las urbanizaciones y condominios piratas que proliferan en los sectores urbano y rural del municipio.

Con la corta visión de alcaldes que la han gobernado, “Popayán ha tenido más territorio que nación” parafraseando lo expresado sobre la situación del Estado colombiano, sin presencia efectiva en vastos territorios dominados por guerrillas, paramilitares y las tales bandas criminales.

Y ha tenido más territorio que nación, porque no han podido integrar las áreas urbanas, sus comunas, barrios, sectores productivos, educativos, el sector de la salud, del turismo, el comercio, la cultura, en un proyecto común que una a los habitantes de  los sectores urbano y rural y también a las autoridades y ciudadanos de municipios vecinos, con los que se pueden mancomunar para potenciar sus recursos alrededor de la Ciudad Región o esbozo de área Metropolitana, en que debe pensar su clase dirigente acostumbrada a manejar pobreza y la escasa nómina clientelar y los recursos públicos con sus contratos.

Ya es suficiente que  en 1908, Popayán perdiera su tutoría sobre Cali y el Valle, cuando su economía y el crecimiento de la población  la superó, al igual que  gran `parte del Putumayo y Nariño.  Quilichao a pesar de su acelerado crecimiento no está para capital del Cauca, aunque nada de raro tiene que de aquí a unos años lo sea de un nuevo departamento, como le pasó a Caldas cuando le nacieron Quindio y Risaralda en 1965. La ley de Ordenamiento Territorial en cuanto a la formación de Regiones, nuevos departamentos y Provincias, fue metida en la nevera por caciques políticos tan importantes, como Aurelio Iragorri Hormaza, quien la presidió después de la Constitución del 91 y sólo permitió que se desarrollara en cuanto a los Planes de Ordenamiento Territorial Municipales.

A raíz de la Asamblea Nacional Constituyente numerosas propuestas para un nuevo mapa político y administrativo del país,  más acordes a la realidad contemporánea, fueron presentadas por académicos y dirigentes, entre ellos Orlando Fals Borda. Recuerdo entre las más polémicas: la de la creación del departamento del Magdalena Medio, con capital Barrancabermeja, agrupando municipios que hoy pertenecen a Bolívar, Santander, Antioquia, Boyacá y Cundinamarca. También se planteó la creación del departamento del Pacífico, con capital Buenaventura y nucleando a todos los municipios costeros que hoy pertenecen a Nariño, Cauca, Valle y Chocó. En cuanto al Cauca, en su columna de El Tiempo, el general Álvaro Valencia Tobar, prácticamente propuso despresar las subregiones del departamento, anexándolas a otros vecinos más cercanos geográfica, económica y culturalmente, que lo que está Popayán. Lo del nuevo departamento por ahora no es viable pues no es una iniciativa con arraigo en la población de los municipios nortecaucanos y tampoco es liderada por dirigentes capaces, que por ahora comparten el poder con sus colegas patojos y de otras regiones del Cauca y están conformes con su pedazo de torta que les tocó electoral, burocráticamente y en la repartición del presupuesto departamental y nacional.

Popayán merece seguir siendo capital de lo que quedó del Cauca, después que en 1908 hicieron tolda aparte el Valle y Nariño; aunque no es de extrañar que de aquí a algunos años y con la acelerada industrialización del norte del departamento, Santander de Quilichao sea capital de uno nuevo, así como le pasó a Caldas, cuando en 1964 le nacieron de una costilla, Quindio y Risaralda. Al mismo Santander de Quilichao, gracias a las numerosas industrias que llegaron con la ley Paez, el antiguo corregimiento de Villarrica, se le convirtió en municipio, gracias a la voluntad de la mayoría de sus habitantes y Guachené, la 'capital industrial del Cauca', también se independizó de Caloto. Quilichao no se acabó por la desmembración de Villarrica y el nuevo municipio sigue pujante su vida independiente.

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