"Petro significa un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo"

"Petro significa un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo"

"Materializa un paso hacia un gobierno auténticamente democrático, esa democracia que nos costó y nos sigue costando tanta pena, dolor y sangre"

Por: Luis Gregorio Bravo Diazgranados
mayo 08, 2018
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La agenda política de Colombia se encuentra actualmente mediada por las elecciones presidenciales de este mes de mayo, las cuales se presentan ante la opinión pública como decisivas para afrontar el momento histórico que atraviesa el país. En el horizonte se vislumbran algunos retos como la consolidación de una paz estable y duradera que permita reconocernos como actores valiosos en la construcción de una democracia robusta, la lucha contra la corrupción que día a día desangra al Estado, la necesidad de edificar un país equitativo y con más oportunidades, etc.

En el marco de esta coyuntura electoral se presenta con fuerza un fenómeno que lleva por nombre Gustavo Petro. Evidentemente, Petro ha conseguido posicionarse como el candidato que representa la contra parte de las maquinarias, las elites y lo que él mismo ha denominado: las mafias políticas. El segmento del electorado colombiano que hoy por hoy ha manifestado encontrarse hastiado de los mismos con las mismas, es su mayor capital político.

Lo anterior aterroriza a los defensores del status quo, ya que sus negocios clientelares, burocráticos y corruptos están en peligro. Poco a poco se han destapado como efecto dominó todos sus oscuros tratos y artimañas para corromper, estancar, y desfalcar al Estado. Tienen mucha razón al temer, ya que Petro no defiende sus intereses politiqueros, él defiende y representa los intereses de los sectores más vulnerados socialmente. A lo largo de su vida pública el ahora candidato ha denunciado muchos de los más grandes escándalos de corrupción del país, ejemplo de ello ha sido el carrusel de la contratación de Samuel Moreno, la parapolítica, Odebrecht, entre otros.

Por eso, los representantes del status quo han desatado una vigorosa campaña de persecución, desprestigio y tergiversación hacia Petro, evidencia de ello es la arremetida continua por diferentes medios para debilitar al fenómeno popular que hoy se ubica como una opción real de cambio. Luego de esto es pertinente preguntarse las razones de esta persecución, ¿qué significaría para Colombia la elección de Gustavo Petro como presidente, a que el fantasma del "castrochavismo" se ha derrumbado día a día con diferentes argumentos?

La elección de Petro por un lado significaría la diversificación de la economía colombiana, ya que nuestra profunda dependencia del extractivismo minero-energético nos hace claramente susceptibles a una crisis similar a la del vecino país de seguir ese camino. De hecho, la propuesta más atractiva de Gustavo Petro es el fortalecimiento del sector primario de la economía colombiana, siendo este uno de los más olvidados en los últimos tiempo y uno de los más importantes para solventar la demanda de alimentos en el país.

Actualmente Colombia cuenta con 26 millones de hectáreas de tierra útiles para la producción agrícola y solo se utilizan para este fin un poco más de 6 millones de ellas; la casi nula atención estatal al campesinado, las migraciones por efectos de la guerra y los grandes latifundios reducen las esperanzas de desarrollar el sector, y sin duda alguna la democratización de la tierra representa un factor fundamental en esta reforma. Si en algo concuerdan los economistas clásicos es en la idea de que un país es tan rico por cuanto produce, y Colombia tiene todas las condiciones necesarias para potencializarse en materia agroindustrial. En ese sentido la alta mono exportación de hidrocarburos quedaría en segundo plano. Así pues, el debate sobre el campo colombiano no hace más que empezar. Es hora de repensar las propuestas que históricamente han tenido algunos sectores políticos al respecto ya que difícilmente cambiarán. El único candidato presidencial que nos muestra una política económica seria y del siglo XXI es Petro.

Por otro lado, hasta este momento la democracia en Colombia se ha reducido a un mero carnaval y una vulgaridad llamada elecciones, en la que aparte de no votar la mayoría de los colombianos, nos damos cuenta que las campañas y el ejercicio político no fluye a través de las ideas y del debate, sino a través de la politiquería, el clientelismo, la compra de votos y las falacias ad hominem; la política del desprestigio y la táctica del miedo se convirtió hace tiempo en la punta de lanza de las sectores tradicionales y sus precursores.

Con eso en mente, si Petro gana las elecciones representaría para Colombia un triunfo en términos de democracia. Ademas, se demostraría que en la contienda ganaron las ideas y el debate, más no las maquinarias, el populismo o los grandes poderes económicos. Esta ha sido una candidatura que se ha impulsado a través de comités barriales (difícilmente financiados), una campaña que se aviva con optimismo y convicción. Gustavo ha despertado en nuestros ciudadanos parte de la cultura política que tanto nos ha hecho falta a lo largo de nuestra historia, un aspirante presidencial que llena nuestras plazas sin comprar la asistencia masiva.

Sería demasiado tonto o ingenuo señalar las propuestas del exalcalde e incluso al mismo candidato como socialista o comunista en el sentido ortodoxo de la palabra, habría que revisar minuciosamente estas teorías y dudosamente se encontraría una relación. Su modelo de país está más relacionado al de países de corte capitalista o socialdemócrata como Noruega, Suecia o Suiza, entre otros. Las propuestas del fenómeno no son más que políticas que deberían tenerse hace mucho tiempo en un Estado social de derecho, como reposa en el artículo primero de nuestra Constitución.

Petro representa la esperanza de Colombia en materia de equidad y justicia social, no es el candidato de la guerrilla como lo pretenden mostrar sus detractores. Petro materializa un paso hacia un gobierno auténticamente democrático, esa democracia que nos costó y nos sigue costando tanta pena, dolor y sangre; es un paso hacia la transformación y a la construcción de una mejor sociedad.

Petro significa un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no un gobierno de las élites, por las élites y para las élites nutridas hasta sus entrañas por la corrupción; es el cambio por el que muchos han luchado en los últimos 200 años, en los que nos hemos visto subyugados y arrodillados por las castas políticas que entre golpe y golpe nos han dejado casi noqueados contra las cuerdas. Es momento de despertar, levantar la voz, recuperarnos en la batalla y tomar de nuevo el poder que nos arrebataron en diferentes formas a lo largo de la historia. La Colombia Humana es el futuro.

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