Pasado, presente y futuro de la Fiscalía
Opinión

Pasado, presente y futuro de la Fiscalía

Los nombres de Néstor Humberto Martínez, Jorge Fernando Perdomo y Yesid Reyes tienen diverso significado en la eventual terna para Fiscalía General de la Nación

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abril 11, 2016
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Los nombres de Néstor Humberto Martínez, Jorge Fernando Perdomo y Yesid Reyes, encarnan el pasado, el presente y el futuro de la Fiscalía General de la Nación.

La Fiscalía, considerado el cargo más poderoso del país, después de la Presidencia de la Republica, lleva en sus hombros la imagen de ser un poder burocrático y político, un fortín para quien le guste el poder y tenga como su ideal de vida conjugar habilosamente los intereses públicos con los propios. Néstor Humberto Martínez encarna el pasado perpetuo de la Fiscalía. Como mandado a hacer, a la medida de sus ambiciones que nunca ha ocultado. Ya fue superministro, Santos creó el cargo exclusivamente para él, ahora quiere ser superfiscal.

Es sin duda el símbolo nacional de la nefasta puerta giratoria. Pasa del sector público al sector privado con gran habilidad y destreza. Arrancó su carrera en el sector público como superintendente delegado de la Supersociedades, luego saltó a la vicepresidencia jurídica de la Cámara de Comercio de Bogotá. ministro de Justicia de Ernesto Samper, ministro del Interior de Andrés Pastrana, miembro de la Junta Directiva del Banco de la República sin ser economista, Superintendente Bancario, subgerente legal del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington.

Asesor de cabecera de Luis Carlos Sarmiento, el hombre más rico de Colombia, quien lo nombró como integrante de la Junta Directiva del diario El Tiempo, cuya compra asesoró. “El hombre de Sarmiento” acostumbran decirle sus detractores y amigos cercanos.

Un hombre que sabe dónde está el verdadero poder, por eso su estrecha vinculación con el sector financiero, como quiera que su poderosa firma Martínez Neira asesoró fusiones y compras bancarias como las del Banco Colpatria con Corpavi, la del Banco de Bogotá y Megabanco, BanSuperior y Davivienda. Asesor de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), apoderado de Pacific Rubiales en contra de los intereses de Ecopetrol.

Sus vínculos con los grandes medios de comunicación son  muy estrechos. Su firma le ha prestado servicios a los dos canales de televisión privados, Caracol y RCN. Grandes empresas como Carbones Colombianos del Cerrejón, Chevron, Goldman Sachs (oro), Grupo Aval, Grupo Poma, Grupo Santo Domingo, Hoteles Estelar, Ingenio del Cauca, Ingenio Pichichí, Ingenio Providencia, Ingenio San Carlos, Leonisa, MAFRE Compañía de Seguros, Medoro Natural Resources (Marmato), MF Global, Organización Ardila Lülle, , Seguros Alfa y Ventana Gold, entre otros, han contado con sus buenos oficios como asesor jurídico.

Néstor Humberto Martínez es hoy el gerente y propietario de DLA Piper, considerada la firma de abogados “más grande del mundo”. Un cargo y unos intereses que inhabilitarían moral y éticamente  a cualquier persona para aspirar al cargo de fiscal general de un país. En Colombia tal precepto ético no aplica, por eso puede ir en la terna.

El presente de la Fiscalía, los cuatro años de Armando Montealegre, lo encarna  en cuerpo ajeno Jorge Armando Perdomo, un fiel escudero, locuaz y mediático. Incondicional a toda prueba, aspira a  perpetuar las hechuras y realizaciones del saliente fiscal. Un cuatrienio que convirtió la Fiscalía en un fortín político y burocrático al servicio de las ambiciones presentes y futuras de Montealegre.

Perdomo encarna un polémico mandato de excesos mediáticos, confrontaciones públicas, parcialidad en la persecución del delito, cuestionadas contrataciones, Natalia Springer y la abandonada Universidad de la Fiscalía,  y un calculado afán por intervenir en asuntos políticos ajenos a sus funciones  y deberes constitucionales.

Al igual que Néstor Humberto Martínez, el exfiscal también utiliza sin rubor la puerta giratoria. De asesor de Saludcoop paso a la Fiscalía, sin tocarse ni mancharse, amparado en la figura de declararse impedido. Su próximo destino, embajador en Alemania.

 

El fiscal es uno de los funcionarios públicos con mayor poder,
más que el poder que encarna el visceral y ayatolá procurador

 

 El fiscal es sin duda uno de los funcionarios públicos con mayor poder. Más que el poder que encarna el visceral y ayatolá procurador. Mientras Ordoñez puede decretar la muerte burocrática de sus malquerientes, el fiscal tiene la potestad de acusar y enviar a la cárcel. La justicia torticera se reveló palmariamente en el caso de la excontralora Sandra Morelli.

El caso Sigifredo López es emblemático del poder y su uso y abuso. Con él se inició el infame carrusel  de los falsos testigos, prohijado por la Fiscalía en su afán de conseguir resultados y llevarse de calle, para la cárcel, a sus desafectos. Tras permanecer varios meses en la cárcel acusado de participar en el secuestro de los diputados muertos por las Farc en cautiverio, el fiscal tuvo que ofrecer excusas y reconocer que se había equivocado al identificar la nariz  de Sigifredo.

Al igual que el procurador Ordoñez, Montealegre incursionó también en el campo de la conservación de la moral y la salud pública, acusando a  la actriz Carolina Sabina de aborto. Un escándalo provocado, que luego de mojar  suficiente prensa, el propio fiscal  terminó archivando.

El caso de Palacino  y Saludcoop es un vivo ejemplo de que la actual Fiscalía no aplica recta y pronta justicia. Montealegre  se declaró impedido, por haber sido su asesor jurídico de cabecera, pero su vicefiscal Perdomo se encargó de que la investigación durmiera el sueño de los justos. El caso Pretelt, acusado de desplazamiento forzado, permaneció engavetado durante más de cinco años, hasta que estalló el escándalo de Fidupretrol.

El futuro de una Fiscalía que cumpla el elemental principio de garantizar el principio de que todos somos iguales frente a ley, perseguir el crimen y la inseguridad que afecta a millones de colombianos de a pie, contribuir a que haya una verdadera y pronta justicia para todos sin excepción, terminar con la fronda burocrática y política en que se convirtió la Fiscalía, tiene una posibilidad, una esperanza, en Yezid Reyes, si finalmente es incluido en la terna, algo que aún está por verse.

Yesid Reyes Alvarado, es un hombre de la justicia por tradición y por formación. Abogado de la Universidad Externado de Colombia, en la que se especializó en Derecho Penal y Especialista en Criminología. Así mismo es Magíster en Ciencias Penales, Criminológicas y Criminalísticas de la Universidad Externado de Colombia. Con más de 25 años de experiencia en materia jurídica, particularmente en el área de derecho penal, es catedrático de la Universidad de Los Andes desde 200 6.Ha sido conjuez de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, profesor invitado en la Universidad Autónoma de Madrid (1992-1994) y columnista del diario El Espectador. Socio de la firma Chemás Reyes Roldán & Asociados.

 

A diferencia de Martínez y Perdomo,
el hijo de Reyes Echandía es un hombre discreto,
poco amigo de las cámaras y los micrófonos

 

A diferencia de Martínez y Perdomo, el hijo de Reyes Echandía, el  magistrado inmolado en la toma del Palacio de Justica, es un hombre discreto, poco amigo de las cámaras y los micrófonos, de pocas palabras, un hombre de la justicia y la academia, ajeno al mundo de los negocios y los enroques con los intereses privados. Un demócrata a toda prueba. Como penalista se ha destacado por ser defensor de los derechos de víctimas y procesados.

Por desgracia el futuro de la Fiscalía no está en manos de los colombianos. El poder político y los grandes intereses son los que deciden. El presidente y la Corte Suprema de Justicia, en medio de toda suerte de presiones, cálculos e intereses, tienen en sus manos decidir si la justicia puede tener un futuro prometedor y esperanzador o por el contrario el pasado y el presente de la Fiscalía, que apenan, terminan imponiéndose. Si la elección del fiscal estuviera sometida a la elección democrática de los ciudadanos con seguridad el nuevo fiscal sería Yesid Reyes.

 

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