Para la presidencia, ¡ojo con la división del 2018!

Para la presidencia, ¡ojo con la división del 2018!

"Para no repetir los mismos errores es bueno recordar el pasado que pudo ser y no fue, y que de todas formas no habría sido peor que lo que nos tocó"

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
julio 30, 2021
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Para la presidencia, ¡ojo con la división del 2018!
Foto: Twitter @Registraduria

Si Sergio Fajardo no se hubiera considerado éticamente superior a todo el Partido Liberal y hubiese aceptado unirse con De La Calle venciendo sus escrúpulos puristas, quizás, con los cerca de 250.000 votos que le faltaron, hubiese disputado la segunda vuelta con Duque.

En 2018, como indicaban las encuestas, con los seguidores que tenía en Antioquia y el viejo Caldas y otras regiones, Fajardo le hubiera ganado a Duque, en alianza con el sector del Polo Democrático encabezado por Jorge Robledo y el Partido Verde liderado por Claudia López, Antonio Navarro, entre otros, que se habían unido como mínimo para respetar y sacar adelante el acuerdo de paz firmado con las Farc, continuar negociaciones con el ELN e implementar reformas política, electoral tendientes a equilibrar la disputa democrática y otras en salud y educación orientadas a beneficiar a la mayoría de la población.

Al ganar hasta con la compra de votos como se destapó con la ñeñepolítica, Duque se dedicó a favorecer incondicionalmente a poderosos grupos de narcohacendados, industriales y banqueros aliados con los partidos de la coalición, a los que rebajó impuestos y que apoyados en las fuerzas armadas manejan el país desde tiempos inmemoriales y especialmente, desde hace 20 años, cuando Uribe como adalid del neoliberalismo catapultado por parapolíticos subió a la presidencia y no la ha abandonado.

Y si Petro no hubiese adoptado una posición radical y también purista con sus contradictores de centroizquierda, tal vez muchos de los que apoyaron a Fajardo hubiesen votado por él, librándonos de estos cuatro años de pesadilla de gobierno de un títere zarandeado por la voluntad del dictador que desde la ultraderecha ha convertido las instituciones colombianas en un espejo de las que tanto critica en Nicaragua y Venezuela, con un Congreso amansado por la mermelada y sin contrapesos al poder presidencial, con Fiscalía, Procuraduría, Defensoría del Pueblo, Contraloría, un sector de las cortes y poder judicial mangoneados y al servicio de la minoría en el poder.

Cuatro años después, cuando hasta en Estados Unidos se sacudieron de Trump, (el socio del uribismo) corremos el mismo riesgo, con la tenaz oposición que seguidores de Petro desde un principio hicieron a la alcaldesa de Bogotá, rompiendo en lugar de tender puentes para la elección presidencial de 2022, en la que hasta el momento para la primera vuelta se perfilan tres grandes bloques: el Pacto Histórico liderado por Petro que en las encuestas picó en punta; la Coalición de la Esperanza; y el que al final integrará la coalición de derecha gobernante, que sin duda se unirá manejada por Uribe.

El gran descontento social que explotó en el país, desde 2019, después de la cuarentena en 2020 y con el reciente paro nacional del 28 de abril, influirá en el resultado de la elección presidencial y del Congreso, tanto por la participación o no de millones de jóvenes partidarios de cambios en la sociedad, como de sectores tradicionalistas que temen las transformaciones.

El aplausómetro fanático con que el 20 de julio congresistas oficialistas aclamaron el mentiroso discurso de Duque, indica que no solo está en juego la presidencia, si queremos que con Congreso a favor el presidente electo pueda cambiar este país, al menos en un Estado de Bienestar, que sin abandonar el capitalismo trabaje por la mayoría de la población y no por las mafias legales e ilegales que nos gobiernan en impunidad y manipulan Fiscalía, organismos de control y fuerzas armadas.

El Cauca, en donde en 2018 barrió Petro, ha sido escenario de movimientos previos a las elecciones para renovar Cámara y elegir presidente.

En Quilichao en el marco del Pacto Histórico se inscribió la precandidata presidencial Francia Márquez. Por el mismo movimiento antes anunciaron sus precandidaturas por el Mais los dirigentes Feliciano Valencia y el exsenador Jesús Piñacué. En Cali, por el apartado de la Dirección Nacional Liberal acaba de lanzarse como precandidato el senador caucano Luis Fernando Velasco, acompañado por los también precandidatos del Pacto Histórico Petro, Roy Barreras y Alexander López y en un video por precandidatos de la Coalición de la Esperanza, como Cristo, Galán, Fajardo y Robledo, con quienes Velasco considera necesaria la unidad en la carrera decisiva, sin importar quién gane en primera vuelta.

Sin duda que para elegir presidente y renovar el Congreso en momentos cruciales deberá primar la política de unidad entre afines, antes que pugnas internas radicales que a la larga favorecerán a la ultraderecha mangoneando el país y que seguirá haciéndolo… si persistimos en darle más importancia a las diferencias que a lo que nos une.

Para el 2022, ¡ojo, con los errores del 2018!

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