Palestina en la era Trump

Palestina en la era Trump

Desafortunadamente para Palestina, el escenario no se proyecta alentador con el nuevo presidente

Por: Mauricio Alejandro Rios-Molina/ Analista del Medio Oriente, Internacionalista
febrero 07, 2017
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Palestina en la era Trump

Aunque es muy pronto para aventurarse a dictaminar concretamente las estrategias de política exterior del nuevo gobierno de Estados Unidos con respecto a Palestina, el presidente Donald Trump, a través de la elección de su gabinete y sus discursos, ha dado luces sobre la manera en que su administración podría aproximarse a este último. Desafortunadamente para Palestina, el escenario no se proyecta alentador.

El destino de Jerusalén

En primer lugar, tal vez la promesa más controversial, debido al impacto negativo que causaría de ser llevada a cabo, es la relocalización de la Embajada de los Estados Unidos en Israel. Durante su campaña electoral Trump prometió hacer a Jerusalén “la capital eterna e indivisible del pueblo judío”.

Aunque Israel considera a Jerusalén como su capital, la comunidad internacional no reconoce tal estatus: la ONU considera a Tel Aviv como la capital israelí; y los Estados que cuentan con embajadas en Israel las establecen en Tel Aviv.

David Friedman, el nuevo embajador de EEUU en Israel, se erige como una figura que por su cercanía a Trump podría influenciar en la toma de decisión de EEUU. Friedman, que se opone a la solución de los Dos Estados y ve con visto bueno la construcción de asentamientos (inclusive es presidente de una organización que los financia), considera que Jerusalén debe ser la capital de Israel, y ha insistido en que recibirá su cargo y vivirá la totalidad de su periodo allí.

A pesar de las promesas de Trump con respecto a Jerusalén, el presidente estadounidense debe tener en cuenta las consecuencias negativas del caso. Por ejemplo, daría un paso en falso en otro de sus objetivos en el Medio Oriente: concretar un proceso de paz entre Israel y Palestina; y, también, pondría en juego las relaciones diplomáticas de EEUU con otros países de la región: como Arabia Saudita (un gran aliado de Washington).

El Proceso de paz entre Israel y Palestina

En cuanto al proceso de paz, que ya es más en una formalidad para los gobiernos de Estados Unidos que otra cosa, Trump dijo tener “una razón” por la cual cree posible que él puede alcanzar un acuerdo entre las partes.

Empero Trump no fue claro en explicar cuál era la razón, delegó a Jared Kushner, magnate del Real Estate y esposo de su hija Ivanka, como el hombre que estará detrás de alcanzar la paz. Más allá del debate de lo ético, que ha puesto en duda la postulación de su yerno por considerarse contrario a las leyes de anti-nepotismo, Kushner no tiene experiencia en el campo de la política (tan solo participar en la campaña de Trump) ni en la diplomacia, tampoco cuenta con estudios sobre el conflicto árabe-israelí o del Oriente Medio.

Otro problema que Kushner tendrá para desempeñarse como mediador del proceso de paz, es que su familia está directamente vinculada con la financiación para la construcción de asentamientos ilegales en Cisjordania, como es el caso del asentamiento Beit El. Lo anterior de seguro será un obstáculo a la hora de iniciar un acuerdo de paz, principalmente por la oposición que surja del lado palestino.

No obstante sus carencias, Trump confía en que Kushner al ser judío, y nieto de sobrevivientes del Holocausto, tendrá las capacidades necesarias para “asegurar a Israel un acuerdo como nadie lo ha hecho”, pues “tiene una habilidad innata para hacer acuerdos”. Pero no queda claro en esta descripción el beneficio para la contraparte.

Ayuda humanitaria

Otra medida que amenaza con llevar a cabo la administración de Trump es cortar el flujo de asistencia económica (y expulsar la representación de la OLP en Washington), si el gobierno Palestino busca demandar a Israel (o a cualquier ciudadano israelí vinculado con crímenes de guerra) en las cortes internacionales.

Sin embargo, esta no es una medida novedosa: la legislación estadounidense sobre Ayuda Exterior a los Palestinos de 2015, concretada en pleno gobierno Obama, ya contaba con medidas similares; incluso, como resultado de los intentos de Palestina por llegar a la Corte Internacional de Justicia y a la Corte Penal Internacional (capacidad garantizada por su naturaleza de Estado Observador No-Miembro en la ONU) en 2014 y 2015, el flujo de cooperación fue varias veces bloqueado.

Asentamientos

Finalmente, la flexibilidad que hasta el momento ha mostrado el gobierno de Trump frente a la nueva etapa de construcción de asentamientos de Israel, es otro gran problema. Frente a esto, el gobierno de Netanyahu ha aprovechado el momento político, con el cual no contó en la administración anterior, para asegurar la construcción de nuevos asentamientos en los Territorios Ocupados (Cisjordania y Jerusalén del Este).

Desde el 20 de enero, día de la posesión de Trump, Israel ha venido anunciado hasta cuatro veces diferentes el número de asentamientos que se dispondrá a construir, siendo cada nuevo aviso un número mayor al anterior. La última cifra fue anunciado el 31 de enero pasado, donde Israel dijo tener la intención de construir 3000 nuevos asentamientos.

De iniciarse la construcción de los asentamientos, lo cual se estima muy posible, se evidenciaría nuevamente el fracaso del derecho internacional. Esta medida es un rechazo a la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU del pasado diciembre, que describe a los asentamientos como una “flagrante violación” al derecho internacional y un obstáculo a la paz.

La ocupación de Israel ha significado año tras año un desgastamiento y un empeoramiento de la situación de los palestinos. Barack Obama no fue precisamente conciliador del conflicto (aseguró 38 billones de dólares en ayuda militar para Israel en los próximos 10 años), y aunque en último momento favoreció a los palestinos ante la ONU, esto no fue suficiente para aliviar el daño de 8 años de olvido.

El conflicto árabe-israelí se erige como la piedra angular de los males del mundo: se dice que la paz del mundo no se logrará hasta que exista paz en el Medio Oriente, pero para que haya paz en la región debe haber paz entre Palestina e Israel. Sin embargo, la imprevisibisivilidad, la falta de experiencia, la toma de decisiones controversiales y el polémico gabinete del gobierno de Trump, no es precisamente la fórmula para conseguir tan esperada paz.

@MaoRios94

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