ONG verdes: ¡Acomodadas! ¡Defiendan el río Mira!
Opinión

ONG verdes: ¡Acomodadas! ¡Defiendan el río Mira!

Por:
julio 06, 2015
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La Asociación Colombiana del Petróleo dejó saber la semana pasada que van derramados 25.000 barriles de crudo en los últimos 18 meses por atentados contra la infraestructura petrolera del país.

Un barril, para que nos sintonicemos, contiene 159 litros. Y un solo litro de petróleo contamina 10.000 litros de agua.

Entre las Farc y el Eln han derramado más de cuatro millones de barriles de petróleo sobre la geografía colombiana en los últimos 30 años. Ese volumen equivale —para hacernos una mejor idea— a un poco menos que la cantidad de petróleo derramada en el Golfo de México durante los 87 días que duró el escape en la plataforma "Deepwater Horizon" de la compañía British Petroleum.

Por supuesto que el impacto completo de un derrame de crudo no puede ser medido meramente en volumen: depende también de su localización, las condiciones climáticas, el tiempo que tardan las autoridades en intentar revertir el derrame y la riqueza medioambiental de la zona afectada. Y aquí nos vamos a referir precisamente al caso del río Mira.

Uno de los principales afluentes de la vertiente del Pacífico colombiano es el soberbio río Mira, que nace en los andes ecuatorianos y entra a Colombia por el municipio de Tumaco para desembocar en el Océano Pacífico.

Este precioso río (que comprende una cuenca de 24.000 kilómetros cuadrados, de los que 4.800 pertenecen a Colombia) fue objeto de un crimen de las Farc, que decidieron verter 10.000 barriles de crudo en la quebrada Pianulpí, que cae al río Guisa, que a su vez surte al río Mira, del que depende el ecosistema de toda la región, y del que también se alimenta el acueducto de Tumaco.

Un amplio territorio colectivo de comunidades afrocolombianas, así como decenas de familias del pueblo indígena awá, resultaron afectadas. Además, el derrame transitó 80 kilómetros del río y abarcó, a su llegada al mar, el ecosistema de manglar y el bosque de pantano más grande que tiene Colombia.

No quiero ahondar en este punto al cinismo del señor Timochenko (y sus secuaces) para justificar ante el mundo la fatalidad causada por ellos a Tumaco; ni voy a particularizar con respecto a la deplorable reacción del equipo negociador con las Farc en La Habana: dudo mucho de que ellos tengan el interés en acercarse al tema o comprender la enormidad de la tragedia.

No me quiero referir tampoco a lo que aquí llaman Partido o Alianza Verde, insípidos y estériles, que no son capaces siquiera de aparentar una ideología conservacionista. ¡Finjan al menos!

Pero sí quiero comentar que me tiene pasmado el comportamiento de las ONG verdes del país, que no son pocas, frente a la malaventura del río Mira: ¡Todos callados! La peor tragedia ambiental de nuestra historia, y ellas afónicas, mudas, calladas… Y trato de responderme a qué se debe esa prudencia excesiva:

— ¿Será que están llenas de corbatas y carecen del personal idóneo y de experiencia para dedicarse con autoridad a su perdido objeto social?

— ¿Será que sus fuentes de financiación están relacionadas con instancias oficiales que les supone mantenerse silentes, en cuyo caso fracasaron también, pues están impedidos para ejecutar su objeto social?

— ¿Será que se están gastando la plata en majaderías burocráticas, con lo cual se han transformado en oficinistas del medio ambiente, lo que no se sabe si es peor?

Puede ser también que no tienen ningún tipo de seguimiento y control, con lo cual se han convertido en entidades irresponsables, lejanas de la gente que comparte sus pretendidos ideales, en cuyo caso estas ONG envuelven un problema más para la ya desengañada ciudadanía colombiana. Y no me quiero imaginar que alguna de ellas, además, pudiera tener una orientación que la predisponga a tolerar derrames de crudo, porque ahí si apague y vámonos.

Invito a los lectores a confirmar qué impacto social y qué debates han generado estas organizaciones en nuestro medio; a identificar publicaciones útiles y a confirmar qué agenda y resultados tangibles de trabajo muestran las principales ONG verdes de Colombia.

Invito también a comprobar con qué indolencia y desgano han recibido estas ONG el tema de Tumaco: De puro milagro cuelgan en sus web las noticias de periódicos que relatan el negro episodio. Hagan este ejercicio en páginas web, lectores, para verificar con qué pereza y dulzura redactan flojos comunicados de prensa en los que “reiteran la necesidad de excluir tanto a las comunidades como a los ecosistemas del conflicto armado”, como si estuviéramos hablando del atropello de un gato.

ONG verdes: ¡Acomodadas! ¡Qué falta de valor, y qué postración en la que se encuentran!

 

P.D. Empezó el Tour de Francia y nuestras esperanzas están puestas en el mejor deportista colombiano de todos los tiempos, el ciclista Nairo Quintana. Aunque los vientos de costado y la lluvia le jugaron un mal rato en la etapa del domingo, esperamos que el muchacho de Cómbita recupere el tiempo y traiga para Colombia el título de campeón. Si ese objetivo no se consigue, pues hagamos fuerza al menos por una gran actuación del hijo de don Luis y doña Eloísa en la carrera por etapas más importante del mundo.

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