Norte de Santander, como corcho en remolino

Norte de Santander, como corcho en remolino

En este departamento, el rebusque se posicionó como principal fuente económica. ¿Qué necesitan los santandereanos para salir del bucle?

Por: José Rafael Espinel Páez
agosto 06, 2021
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Norte de Santander, como corcho en remolino

La identidad cultural es la característica que nos permite diferenciarnos como región de todas las demás que conforman la nación colombiana, cada una con su territorio, su propia historia, su léxico y sus costumbres.

Recordemos que al comienzo del siglo XX, por culpa de las disputas políticas, las guerras internas y la pérdida paulatina de la soberanía nacional, las ideas de la Ilustración heredadas de la Revolución francesa perdieron terreno en el país. Como consecuencia, el amor por el trabajo y la creación de riqueza, además del empeño y el coraje, dejan de ser nuestra principal virtud.

Del general Francisco de Paula Santander tomamos su valor, sus principios democráticos y su amor por la patria. Con sus tradiciones, valores y su capacidad de trabajo productivo, nuestros antepasados fueron pioneros en la creación de industrias, tanto en el campo como en la ciudad. Ellos se referían a nuestro departamento como Santander del Norte.

Puede ser que nuestros antecesores, sin pensarlo, no tomaran en cuenta el poder de las palabras y no se percataran de que no es lo mismo Santander del Norte que Norte de Santander. Con la primera expresión, seríamos un departamento independiente. Con la segunda, apenas una parte de algo que se encuentra al norte de un departamento llamado Santander. Esta expresión se fue grabando en nuestra mente y cada día que pasa hablamos más de que somos del norte y no de que somos santandereanos. Así, borramos poco a poco el nombre del hombre de las leyes y cambiando nuestra idiosincrasia.

En Estados Unidos se habla de Carolina del Norte y Carolina del Sur, Dakota del Norte y Dakota del Sur. Lo hicieron para determinar que solo los separa una cuestión de latitud.

Nuestros progenitores tenían claro que la riqueza solo se crea transformando las materias primas con la mano de obra. De esta manera, el departamento de Santander del Norte se dedicaba en sus comienzos principalmente a la industria, tanto en la ciudad como en el campo. Y aún podemos encontrar a valientes empresarios que contra viento y marea producen artículos de excelente calidad para el mercado interno colombiano. Algunas de estas buenas firmas están incluso exportando los productos que tan laboriosamente han sido transformados por las manos de nuestros coterráneos.

De allí que cualquier marca región debe recuperar y fortalecer nuestra idiosincrasia. Si no lo hacemos, será muy difícil sacar al 70 % de nuestra población de la actividad del rebusque, pues algunos de nuestros coterráneos siguen convencidos de que resulta lícito obtener riqueza de manera fácil, y ojalá sean dólares.

Las fuerzas vivas del departamento llamado actualmente Norte de Santander debemos lograr un gran acuerdo para recuperar nuestras tradiciones y para que nuestra idiosincrasia no sea confundida, y mucho menos comparada. Por ello, se deben poner en práctica buenas políticas públicas que estimulen y apoyen a los trabajadores y a los empresarios en el diario empeño de crear riqueza.

Hay que internalizar en el subconsciente colectivo de nuestra gente que lo único que vale la pena es lo que se consigue con trabajo, esfuerzo y tesón. Y es también lo único que crea verdadera riqueza; esa la pueden disfrutar las actuales y futuras generaciones de nuestro gran departamento, donde nació en 1821 la república con la Constitución de Cúcuta.

La Constitución de Cúcuta consagró nuestra soberanía nacional y le otorgó a Colombia su libertad y su independencia, gracias a la grandeza de Simón Bolívar, que fue capaz de unir a todos los sectores perjudicados por la dominación española, y gracias al general Francisco de Paula Santander, que puso su impronta para la consolidación de un Estado democrático. ¡Debemos sentirnos orgullosos y reivindicar su legado!

El  primer paso es promover una ley que precise el nombre de los dos departamentos hermanos, uno denominado Santander del Norte, y el otro, Santander del Sur, con lo  cual ambos honran el nombre del mismo padre y el punto cardinal de su lugar geográfico.

Somos Santander, junto con la Marca Región, el Gran Santander, deberá ser nuestro lema ahora que se aproxima la celebración del bicentenario de la Constitución de Cúcuta. Esto puede servir para concientizar de la necesidad de crear riqueza con empresarios nacionales que incluya mano de obra regional, a fin de estimular el hoy decaído comercio de la región fronteriza. De lo contrario seguiremos como corcho en remolino.

 

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