"No sería capaz de hablar ni un minuto con Donald Trump": Valeria Luiselli

"No sería capaz de hablar ni un minuto con Donald Trump": Valeria Luiselli

En esta entrevista la escritora mexicana revela las claves de su literatura preocupada por la cruda vida de los niños que a la fuerza se convierten en migrantes

Por:
febrero 01, 2020
Foto de Valeria Luiselli: Julián Parra - Las2orillas.co

La reconocida escritora mexicana Valeria Luiselli (Ciudad de México, 1983) dialogó con Las2orillas por más de 20 minutos  sobre literatura, migración, realidad latinoamericana, los autores que la inspiraron y la compleja situación de niños migrantes de Centroamérica hacia los Estados Unidos.

Odisea de los niños perdidos, Los niños perdidos o en inglés, Tell Me How It Ends: An Essay in Forty Questions, fue el trabajo literario que llevó a Valeria Luiselli a convertirse en la primera mexicana en ganar el American Book Award de 2018. Pero no sólo fue eso, sino también su trabajo como traductora en la corte de migración del estado de Nueva York. Adicional a ello, el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama, incluyó en su tradicional listado de fin de año donde menciona las películas y libros que más le gustaron en 2019 y allí estuvo Los niños perdidos, que aborda la temática de la crisis migratoria.

¿Qué es lo que más extraña de México, sobre todo cuando de pequeña debió viajar a tantos países, debido a la labor diplomática de su padre?

Lo que más extraño es la papaya, los mangos, y en general las frutas tropicales; que se dan en mi país. (Carcajadas).

La verdad es la manera en que fluye el tiempo entre el tiempo y las sobremesas que compartimos en las conversaciones que son más lentas. Es la temporalidad, porque en Nueva York la vida es aceleradísima, siempre estamos en un limbo con relación al tiempo.

Cuando usted ve oficiales mexicanos, que hacen parte de la Policía Migratoria y acorralan e impiden el paso de migrantes de Centroamérica hacia Estados Unidos, ¿qué opinión le genera esa actitud tan agresiva?

De verdad que siento mucha rabia, mucha vergüenza. Ese no es un comportamiento nuevo. El racismo que hay de los mexicanos hacia los centroamericanos, es muy fuerte y hay de verdad mucha xenofobia y los catrachos -hondureños- lo saben muy bien, así como las personas que han pasado por múltiples dificultades que han debido enfrentar esa brutalidad y que luego regularizar su estatus migratorio.

Y sabemos que esto surgió con más fuerza cuando Donald Trump, despertó un sentimiento de odio que se ha expandido por todo mi país. Es que sabemos que ese sentimiento anti-migratorio, que gritaban construye el muro, señor presidente, estaba ahí; nada más que la cloaca se ha destapado y ahora es más visible y latente. Pero sabemos que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador también ha caído en la trampa de ser fuerte y xenófobo con quienes intentan buscar un mundo distinto. Y ese comportamiento político ha calado dentro de millones de mexicanos, para atizar el miedo y el odio.

Usted ha visto a más de 14 mil niños que han sido dejados en centros de reclusión-incluso en jaulas-, y que algunos han fallecido ¿qué sensación le queda?

Es cruel que Estados Unidos tenga este tipo de comportamientos tan deshumanizado, eso aunado a las nuevas políticas migratorias y este mismo comportamiento ha generado una situación que no ha sido comprarada con el horror de los campos de Auswitchz, como de la Segunda Guerra Mundial. Es que estamos viendo horrores y no hemos reaccionado.

¿Qué contundente y determinante ha sido el trabajo de los medios de comunicación para denunciar el abuso de las autoridades migratorias en Estados Unidos?

Hay diversas iniciativas como ProPública o Político, que son válidas, realmente se enfrentan a unas grandes dificultades diariamente y en muchos casos torpedean su labor. Al sistema le importa muy poco y es cierto que ellos se enfrentan al verdadero poder que desprecia la labor de la prensa y que cree que Latinoamérica es el realmente una barbarie y somos los dueños de la maldad. Es que no debemos olvidar que han sido siglos de una narrativa en donde el retrato donde nosotros hemos personificado lo insignificante y el mal; pero no tengo dudas sobre que el mejor periodismo sobre los temas migratorios se está desarrollando y que yo abordo en mi libro Los niños perdidos (Editorial Sexto Piso, 2016); porque de verdad el mejor periodismo se está haciendo en México y en Centroamérica, como en el caso de El Faro, que está en El Salvador, y en Cuba, con El Estornudo; porque realmente leo los medios tradicionales como The New York Times o Washington Post, nada más que para alimentar mi gastritis.

Sabemos que usted trabaja como traductora de los Tribunales, en donde se tramitan regularizaciones de status migratorio para niños. ¿Usted ha soñado con algunos de los niños o niñas a los que le ha ayudado en el rol de traductora para regularizar su situación migratoria?

Debo decir que es una pregunta rara; pero que me lleva a asimilar que sí he tenido pesadillas en donde la Policía Migratoria patea puertas y hombres y mujeres con chaquetas del ICE o militares intentan entrar con brutalidad a algunas casas; realmente sí he tenido ese tipo de experiencias desde una realidad onírica, pero no me gustaría tenerlos en la realidad.

¿Ha sostenido algún tipo de vínculo con algunos de los niños que usted ha ayudado como traductora o de pronto se los ha encontrado en la calle?

La verdad no me los he encontrado en la calle, porque New York es una ciudad muy grande; pero lo que sí me ocurrió es que un niño que ya es un joven, y que en mi novela se llama Manú, llegó a un evento donde teníamos encuentros con escritoras en la ciudad en la que vivo y ahí llegó él y la verdad que fue muy gratificante poderle ver; porque hoy día ya sé que le dieron la Green Card. Él se llama Erick Martínez, y las abogadas con las que hemos trabajado, lo llevaron para que vieran. Fue muy emotivo y sorprendente verlo; porque además fui su traductora desde el inicio y hasta el final, yo lo conocí desde inicios del 2015 y hasta ahora que le dieron su documento a inicios del 2020.

¿Cómo logra convertirse en traductora en la Corte, en donde aborda temas migratorios de niños?

Yo dije estoy disponible a las autoridades de la Corte; y además yo trabajaba con diversas organizaciones que son promotoras de un servicio de un voluntariado y de esa manera logré llegar a la entidad con la que estoy vinculada.

¿Cuál ha sido esa historia que le ha dejado completamente rota?

Realmente poner a competir a las historias en su nivel de crueldad, no es un plan que haya realizado; pero me parece muy complejo que en los procesos que se adelantan, los niños deben contar con tal crueldad, desgarro y mostrar sus cicatrices en el cuerpo para que las autoridades consideren que puede ser un candidato para que se le entregue la residencia. Todas las historias son horribles y de verdad que merecen ser escuchadas y contadas.

¿Su producción intelectual y literaria latinoamericana está auspiciada por la industria educativa en Estados Unidos?

Quienes me cuestionan en ese aspecto, debo decir que hice un doctorado en la Universidad de Columbia en New York, y como los precios son tan altos, he recibido un subsidio y por ese respaldo, he debido dar clases como en especie de retribución; pregunto entonces, en dónde está el error ante una beca que me ayudó a no pagar los exorbitantes precios de la academia americana, y la gran mayoría de estudiantes de Maestría y Doctorado, casi siempre reciben una ayuda, que no es mucho e incluso deben tener hasta dos trabajos, y en mi caso dicté clases.

¿Con cuáles escritores le gustaría tener una cena?

Los buenos escritores y que a ti te gusten, no necesariamente son los que tú invitarías  a cenar, pero sin duda a William Shakespeare; me llevaría a la mesa a Julio Cortázar o Clarice Lispector; pero creo que con ella sería complejo tenerla en la mesa o a Safo de Lesbos.

¿Qué tanto influyó en usted la figura de Julio Cortázar?

Creo que lo leí cuando tenía 14 años y él también influenció mi generación y también Roberto Bolaño; pero fue Cortázar quien muchos imitamos en sus giros literarios y estructuras; pero me alegra haber pertenecido a esa generación en la que reconocimos la presencia y la autoría de las mujeres.  La novela Rayuela la leí cuando justo estaba con un novio y la releíamos, tengo muy presente ese texto.

¿Qué tanto ha influenciado Joseph Brodsky en su obra?

Él está muy presente en mis creaciones literarias, sobre todo sus ríos poéticos. Es un autor que siempre me interesó y está en camino de varias lenguas y su destierro y cómo eso marcó su producción.

Si pudiera tener 20 minutos para dialogar con Donald Trump, ¿qué le diría?

La verdad es que nos los quisiera tener. No sería capaz de hablar ni siquiera un minuto con Donald Trump. Además no es un hombre que escuche, casi siempre cuando expone sus ideas, no permite que los demás expongan sus puntos de vista. No tendría interés en hacerlo.

¿Cree usted que la llegada de Donald Trump al poder ha incrementado el sentimiento de xenofobia que se creía extinguido?

Totalmente. Hay miles de personas que no se expresaban sobre el tema de que personas, en especial latinas, estuvieran en Estados Unidos; pero con la llegada de Trump ese carácter xenófobo se ha desbordado hacia las personas que no son blancas y sus expresiones desde campaña han sido una constante por parte del presidente.

Usted ha dicho que vivir en Sudáfrica la ayudado a desarrollar una conciencia social, ¿qué le ha aportado vivir en Estados Unidos?

Me ha aportado en la rabia política. Es que es muy frustrante ser latino y no sentir rabia por lo que le suceden a las comunidades latinas en ese país y una manera de canalizar esa rabia, es escribiendo; porque si no logras establecer un mecanismo para deshacerte de esa rabia, sencillamente te pudres. Y por eso me he dedicado a enseñar en centros de detención, donde muchos niños tienen una situación muy compleja.

Cuándo usted ha visto la Policía haciendo redadas a migrantes en algunas ciudades de Estados Unidos, ¿qué sensación le queda?

Siento furia, me da mucho coraje que exista una rama de las fuerzas policiacas, que ni siquiera existía antes del siglo XIX. De verdad, que no es una fuerza armada necesaria, en donde el tema migratorio pasó de temas económicos y derechos humanos a implicar aspectos de seguridad nacional.

¿Cuál considera usted que es su verdadero leitmotiv para crear literatura?

Cambia, cambia constantemente. Cada libro y cada proyecto necesita de impulsos distintos y por eso es tardada y lo que hay es que dejar madurar las impresiones e identificar el proceso de investigación que te va mostrando lo que se requiere.

¿A usted le gustaría escribir guiones para cine y con qué director le gustaría que los desarrollara. Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu o Alfonso Cuarón?

Con ninguno de ellos, me gustaría trabajar con Natalia Beristain o Alejandra Márquez.

 

 

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