Mil cubanos por semana conocen el infierno en Colombia

Mil cubanos por semana conocen el infierno en Colombia

De todos los países que atraviesan para llegar a Estados Unidos señalan al muestro como el peor. Miembros de la Armada y la Policía están inmersos en una mafia

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diciembre 20, 2015
Mil cubanos por semana conocen el infierno en Colombia

La selvática y paradisíaca frontera de Colombia con Panamá cada semana recibe un promedio de mil ciudadanos cubanos paupérrimos que se aventuran a desafiar el infierno al transitar durante dos meses ocho países a pie, en buses y lanchas, para tratar de llegar a Estados Unidos, situado a sólo 20 minutos de vuelo de su lugar de origen: la isla de Cuba.

No obstante, “De todos los países por los que les toca pasar, indican a Colombia como el peor”, revela un estudio de la fundación holandesa Manos Por la Paz Internacional (MPPI), liderado por la reconocida defensora de derechos humanos e investigadora Liduine Zumpolle.

Maltratados por 'coyoteros', bandas criminales y la propia Policía Colombiana, muchos de ellos mueren y sus despojos desaparecen indocumentados en el mar o en la selva, sostiene el documento de MPPI.

La zona de cruce de estos migrantes a Panamá a través de una de las selvas más espesas del mundo, es conocida como “La Lampedusa de América Latina”, en referencia a la tragedia de medio millar de eritreos y somalíes que murieron recientemente al intentar alcanzar suelo europeo.

El fenómeno es alentado desde 2008, cuando el gobierno de Ecuador exoneró a los cubanos de visado para entrar a su territorio, una cortesía del presidente socialista Rafael Correa con sus amigos de la dictadura cubana.

Desde entonces, los cubanos suelen viajar a Ecuador y desde allí emprenden travesías que los llevan a Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México para cruzar al final la frontera con Estados Unidos e invocar inmediatamente la Ley de Ajuste Cubano, de 1966, que les permite recibir residencia de manera automática y permiso de trabajo.

A este desafío se lanzan grupos con mujeres embarazadas y niños cuya ilusión es reencontrarse con el resto de sus familias, generalmente establecidas en La Florida, y elevar sus condiciones de vida.

Este largo viaje hacia Estados Unidos es todavía más azaroso que el tradicional cruce suicida del estrecho de La Florida en barcazas artesanales o neumáticos de camión sobre los que se apilan familias enteras para huir de la dictadura.

Los investigadores de MPPI, el pasado 16 de noviembre conocieron el caso de una jovencita cubana que llegó a Playa Tiburón, del pueblo colombiano de Sapzurro, ya muy cerca de Panamá.

“La joven mujer, sola, que ya había sido robada de todo por la Policía, no pudo pagarle al coyote que la había guiado con otros cubanos a través de una montaña. Entonces, quienes trabajaban con el delincuente amenazaron con violarla entre los cuatro”. La chica se salvó debido a que “una compañera cubana” se apiadó de ella “y les pagó algo para que la dejaran en paz”.

Los coyoteros de este caso, de acuerdo con testigos, son conocidos de la Policía Nacional, con la cual reparten las ganancias por la trata de personas y reciben protección.

Desde cuando Ecuador levantó el visado para los cubanos fue creciendo este flujo infrahumano y en este 2015 se disparó como nunca debido a que la Ley de Ajuste Cubano de Estados Unidos sigue vigente a pesar de la normalización de relaciones diplomáticas con Cuba.

Quienes se atreven a desafiar la selva, el mar y a las más crueles bandas delincuenciales que se aprovechan de la penosa situación de estos cubanos, toman ese camino presumiendo que la Ley de Ajuste pronto será derogada y con ello morirán muchas de sus esperanzas de huir de la tiranía que domina la isla desde hace más de 50 años, para poder establecerse en Estados Unidos.

En Sapzurro, población costera de unos 350 habitantes, impera la ley del silencio. “Nadie habla, nadie actúa, todos saben de atracos, violaciones, muertos y naufragios de cubanos”, revela el informe de MPPI.

Y agrega: “Los tres policías en el puerto no se mueven de allí. Se sabe que les pagan por no patrullar la playa o las trochas clandestinas. La Armada [de guerra] es lo mismo: está plenamente comprometida por omisión”.

“Pudimos observar a un miembro de la Armada mimetizado en la playa después del desembarque de una masa de cubanos, porque comparte las ganancias del negocio de tráfico de seres humanos”, sostiene el informe, basado en investigación de campo en Sapzurro, del municipio Colombiano de Acandí y en los vecinos La Miel y Puerto Obaldía, Panamá.

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La zona colombiana vecina a Panamá pertenece al departamento de Chocó, cuya mayor parte está compuesta por el bosque tropical que contiene mayor biodiversidad en el mundo, pero al mismo tiempo es territorio de bandas criminales que trafican armas y drogas, depredan la selva y envenenan los ríos extrayendo de manera ilícita oro, platino y maderas preciosas.

“Las autoridades panameñas hablan de un promedio de mil cubanos por semana durante el año en curso”, sostiene el informe y explica que de Sapzurro estos desdichados migrantes pasan a La Miel y de allí “diariamente puede haber unas 17 embarcaciones de La Miel a Puerto Obaldía”, desde donde viajan a Ciudad de Panamá, por lo general en siete vuelos diarios regulares de avionetas.

Varios grupos de cubanos interrogados por los investigadores en Puerto Obaldía, donde esperaban transporte para ir a Ciudad Panamá, contaron que durante los dos días que estuvieron en Colombia, “el segundo país de su viacrucis, que apenas comenzaba”, comprobaron en carne propia que “las autoridades colombianas, o sea la Policía en los retenes, son sumamente corruptas”.

“En el camino, durante los múltiples retenes, los estafaron, robaron, maltrataron y amenazaron. Hubo casos en los que manosearon a las mujeres y le sacaron con la mano a una de ellas US$ 200 que guardaba en la zona íntima”, agrega el reporte de MPPI.

En su trasegar desde Ecuador hacia el norte, en la ruta que va de Cali a Medellín y de allí a la ciudad de Turbo, en el Golfo de Urabá, ya muy cerca de Panamá, algunos cubanos contaron que pasaron “por lo menos ocho retenes” policiales.

“En un lapso de pocas horas, la Policía, bajo amenazas, le quitó a un grupo de cuatro personas un total de US$ 5.000”, sostiene MPPI.

“A una niña que viajaba sola, la Policía le quitó todo lo que tenía: US$1.200, amenazándola con la violación o la muerte”, agregó.

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La investigación de campo determinó que los conductores de los buses de línea en la región, principalmente de la compañía Gómez-Hernández “avisan a la policía cuándo y cuántos pasajeros cubanos llevan para que hagan retenes y los estafen. Las ganancias son para ambos, un negocio redondo del cual todos se benefician”.

Aparte del pasaje normal que se debe pagar para viajar en los buses, abusan de la condición de indocumentados de los cubanos y les exigen dar “colaboraciones” a los choferes de US$ 30 por persona.

El desamparo de estos migrantes en Colombia es absoluto porque la embajada de Cuba en Bogotá no los protege ni clama por ellos. Los considera traidores a la dictadura de los hermanos Castro.

El domingo 14 de noviembre pasado un grupo de cubanos contó a los investigadores que al llegar a Turbo, la banda de coyotes que los llevaba los entregó a un grupo de hombres que los subió a cinco motocicletas con la promesa de transportarlos hasta a Necoclí, donde conseguirían una lancha para avanzar hasta Sapzurro, al otro lado del golfo. No obstante, los llevaron a una casa urbana del propio Turbo, donde, “amenazándolos con pistolas y cuchillos, requisaron sus equipajes y les robaron la ropa, dólares y joyas de oro”.

Poco después, viajando hacia Necoclí con los mismos delincuentes, de los que no podían despegarse,  la Policía los detuvo en un retén pero dejó pasar a los criminales, a quienes conocía, “por puro miedo”, afirmaron los cubanos.

La vida de los inmigrantes cubanos por estas zonas no tiene ningún valor. “No se sabe cuántos se han ahogado en los últimos años y cuántos aparecen en el cementerio de Turbo designados como NN (ningún nombre)”. Las noticias regionales hablaban de naufragios de pescadores cuando en verdad se trata de víctimas cubanas, dice MPPI.

“El departamento ‘Soberanía Territorial y Desarrollo Fronterizo’ de la Cancillería, en Bogotá, está informado, pero tampoco actúa”, denuncia el informe.

La holandesa Liduine Zumpolle, se pregunta por qué Colombia no actúa en defensa de los derechos de estos cubanos desdichados. Y se responde con otra pregunta:

“¿Será porque en la coyuntura actual no le conviene al Gobierno colombiano, ya que por ser país anfitrión para los diálogos de paz con las FARC, Cuba se ha convertido en ‘país amigo de Colombia’?”

Twitter autor: @dianalzuleta

Créditos: www.hispanopost.com

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