Mi primera columna
Opinión

Mi primera columna

Aquí estaré para escribir en mi nombre, como siempre lo he hecho, gústele a quien le guste. ¡Gracias las2orillas!

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abril 18, 2016
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Hago parte desde hace tres años del grupo creciente de colombianos y extranjeros que callada pero sistemáticamente entramos al portal las2orillas en busca de información fresca, objetiva y certera acerca del acontecer nacional. Nunca me preocupé por indagar quienes estaban detrás de este experimento. No quise saberlo con el fin de no rotular subliminalmente los informes de alta calidad periodística. En forma paulatina fui consolidando la visión de que se trataba de un equipo no comprometido, sin otro factor de operación distinto a cánones éticos depurados y patrones informativos propios de sociedades abiertas.

Hace algunas semanas me contactó María Elvira Bonilla, su directora, con el fin de que le explicara pormenores del conflicto que Nicaragua le creó a Colombia hace varias décadas. A la entrevista sugerida le propuse que abriría a ella y a su equipo un archivo compuesto por miles de documentos relativos a este problema internacional.

Me honró que una periodista de sus quilates me expresara que mis escritos públicos sobre el tema en los últimos diez años habían sido leídos y estudiados por ella. Le sorprendía en extremo —me agregó— que mis advertencias se habían venido cumpliendo una tras otra con lo cual mi pronóstico llevaba ya cuatro aciertos —todos desfavorables para Colombia— a lo largo de nueve años. Además, le causaba asombro cierta precisión de relojero suizo desplegada en entrevistas concedidas a distintos medios donde me anticipaba a los fallos de la Corte Internacional de Justicia.

Decliné así la entrevista. Dije a la directora que si tuvo sentido el ejercicio antes de los dos últimos fallos, no lo tenía hacerlo otra vez. Quedaban dos fallos finales que muy seguramente se traducirían en una compleja situación internacional a la que se vería abocado el actual gobierno al dejar su mandato o el entrante al recibirlo. Solo comparable, manifesté, a los períodos en extremo difíciles vividos por el país con la pérdida de Panamá y la guerra con Perú hace cerca de ochenta años.

En mi archivo reposan documentos oficiales, amparados por reserva, como los resultantes de las gestiones adelantadas en la administración Samper. También otros provenientes de las administraciones Lleras Restrepo, Pastrana Borrero, López Michelsen y Turbay, llegados a mis manos por quienes fueron presidentes o cancilleres en los períodos respectivos. Correspondencia cruzada entre los primeros expertos que nos ocupamos del tema. Y los concernientes a la etapa en que presté asesoría al gobierno de Juan Manuel Santos. También el resultado de investigación en archivos oficiales en Colombia, Estados Unidos, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Jamaica y Gran Bretaña que adelanté con el primer internacionalista colombiano del siglo XX Germán Cavelier Gaviria. Además de miles de publicaciones nacionales y extranjeras sobre el tema, con inclusión de informes periodísticos.

Este material ha sido base del libro que bajo el sello editorial Random House Penguin aparecerá por esta época pre feria del libro en Bogotá en 2017.

Pues bien, María Elvira Bonilla y su equipo se dieron a la tarea de navegar en este material —en orden impecable y ágil clasificación que facilita su consulta— y llegaron a sus conclusiones dentro de un informe publicado en este portal el pasado 3 de abril. Ayudados además por un cuaderno de bitácora, respaldado por correspondencia en la forma de correo electrónico, que llevé en los tiempos que me fue dado participar en este largo y doloroso itinerario.


 

 

Hace una semana me contactó de nuevo la directora de las2orillas. Esta vez la invitación fue a escribir una columna semanal, los días lunes. Di mi aceptación inmediata. Por completo ignoraba, antes de escuchar a María Elvira, las cifras que evidencian la penetración fundamental que ha logrado este medio en solo tres años y muestran la participación de una mayoría nacional en los asuntos públicos. Quienes exigimos el olor fragante a tinta y papel nuevo de diarios y revistas tendremos que adaptarnos definitivamente a recoger y esparcir información vía pantallas y teclados. No hay remedio.

El informe de las2orillas acerca del fracaso estrepitoso de Colombia en la Corte de La Haya fue respondido por una nota iracunda y descompuesta que lleva las firmas de los agentes de Colombia,  Arrieta y Cepeda. En este texto acusan a su directora y el equipo de las2orillas de permitir mi manipulación al publicar informes hechos por quien esto escribe.

No merece replica semejante aseveración que busca enlodar el profesionalismo de la directora, de la editora de opinión Elisa Pastrana, del equipo joven que trasegó por entre los archivos mencionados y los miembros del equipo fundador entre quienes se encuentran León Valencia, Rafael Santos y Marta Ruiz, periodistas eminentes de muy largo recorrido, a quienes también agradezco la invitación a hacer parte del grupo de formadores de opinión.

Tampoco me merecen respuesta alguna los insultos impropios en quienes representan al país en la más importante corte global. Me refiero si a la supuesta imprecisión —no debida a mí— del informe en cuestión donde se dice que yo comuniqué en 1998 los resultados del grupo de consulta nombrado por el presidente Ernesto Samper al doctor Álvaro Gómez Hurtado, mencionado al lado del expresidente López Michelsen como destinatario de mi advertencia de la sobreviniente demanda de Nicaragua en el segundo semestre de 1995.

A la pregunta aclarativa de unos de los redactores del informe de las2orillas sobre borradores de mi próximo libro esto indiqué. No obstante, el doctor Gómez Hurtado, cuya cercanía de mi parte es conocida por el país, vuelve a ser mencionado en 1998 al lado del expresidente López por los autores del informe. Pero a mi atribuyen los agentes el error.

Soy abogado y economista. No periodista. Pero algo debe haberme quedado de mis inicios en el oficio más bello del mundo al lado de Álvaro Gómez Hurtado. Algo tiene que haber desde que quien ocupa el cargo de canciller me sigue acusando en delirio parafrénico de hacerle sus labores a columnistas líderes, entrevistadores premiados, reporteros hábiles, editores curtidos y directores célebres.

Aquí estaré para hacerlo en mi nombre, como siempre lo he hecho, gústele a quien le guste. ¡Gracias las2orillas!

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