Metro de Bogotá: destruir sobre lo construido

Metro de Bogotá: destruir sobre lo construido

'El metro ya dejó de ser un asunto contra Petro. Se convirtió en un tema contra la ciudad y los ciudadanos'

Por: Rocío Villamil
noviembre 23, 2015
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Metro de Bogotá: destruir sobre lo construido

El frenazo que sufre el proyecto de la primera línea del metro para Bogotá, a raíz del cambio de gobierno, no es solo un retroceso en movilidad sino además en el principio de “construir sobre lo construido”, con base en el cual, la ciudad había cimentado importantes avances para su desarrollo.

No de otra manera se puede comprender que un proyecto de ciudad, desempolvado del olvido por el gobierno de Samuel Moreno y continuado por el alcalde Gustavo Petro ahora quede en el congelador, pese a haber logrado el mayor avance que haya tenido desde que se habla del proyecto hace más de medio siglo.

Aunque Petro quería proponer otro trazado, antepuso el interés de la ciudad y optó por continuar con el que había dejado su antecesor, pese a que fue su fuerte contradictor, por estar vinculado con el llamado “carrusel de la contratación”. Prefirió seguir ese principio que nos legó Antanas Mockus de “construir sobre lo construido”.

Los expertos han dicho que no hay fundamento técnico ni financiero para detener la obra tal cual está propuesta. Es decir, como lo ha recordado el ex secretario de Hacienda, Ricardo Bonilla González, los estudios de detalle realizados por el Distrito durante la administración de Gustavo Petro se hicieron con la metodología del Banco Mundial. Y las fuentes de recursos con las que Bogotá puede pagar el 30% que le corresponde de la obra, también son ciertas y fueron explicadas a la Nación y públicamente, desde mitad de 2015.

A partir de ese momento, la ciudad ya estaba lista para que el gobierno Nacional hiciera la reunión del Conpes -uno de los requisitos que se deben cumplir en este tipo de procesos- a fin de formalizar sus recursos que corresponden al 70 % de la obra. Hecho esto, se podía abrir la licitación.

Pero eso no ocurrió. El tiempo pasó sin que se hiciera el Conpes, el dólar se disparó a niveles no previsibles, lo cual innegablemente tuvo una incidencia en el proyecto.

Entonces, la discusión se enfocó en el tema económico y se paralizó el proceso hasta febrero de 2016, no obstante, a que el día siguiente de conocerse el nuevo alcalde de la ciudad, el gobierno Nacional ratificó por segunda vez su disposición de aportar el 70 % de los recursos para el proyecto.

Para salir al paso a las críticas, ahora el mensaje que nos envían a los bogotanos es que se “hará el mejor metro posible y más rápido”, desechando sin ninguna consideración el principio de “construir sobre lo construido” y los 130 mil millones de pesos que se han invertido en los estudios con recursos de nuestros bolsillos.

Y lo mejor, según esa propuesta, es elevarlo en algunos tramos para reducir costos. Pero elevar el metro tiene sus inconvenientes. Según explicó el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria, hace unas semanas en La W, el metro elevado transporta menos pasajeros que el subterráneo, desvaloriza los predios ubicados a su alrededor y genera ruido en los sectores aledaños. ¿Eso es realmente mejor?. Que lo barato no nos resulte caro.

Y en cuanto a la rapidez, como ciudadana me tiene sin cuidado que se tarde más de los cuatro años que requiere cualquier gobierno distrital para cortar la cinta y adjudicarse la obra. Prefiero los siete años estimados con la propuesta actual, si vamos a tener el metro que realmente nos merecemos los bogotanos. Que se merece la capital del país.

Por todo esto me inquieta la famosa frase de “construir sobre lo construido” que no veo aplicar en esta coyuntura. ¿Será que sólo se utiliza cuando pretende preservar los proyectos y modelos de quienes siempre han estado en el poder? A Lucho Garzón –primer alcalde de Bogotá con ideas de izquierda- se le insistió en que había que “construir sobre lo construido”. Por su perfil de ex sindicalista se temía que se le ocurriera llegar a cambiar, por ejemplo, el modelo económico de la ciudad, idea que de solo pensarla generaba pánico en algunos sectores.

Entonces ¿por qué no se puede insistir ahora en “construir sobre lo construido” para el proyecto primera línea del metro, sabiendo que es un tema de ciudad y no de ideologías ni de gobiernos? ¿Será porque podría quedar con el sello de un gobernante genuinamente de izquierda como Gustavo Petro y que eso lo potenciaría para la Presidencia de la República?

Pues el metro ya dejó de ser un asunto contra Petro. Se convirtió en un tema contra la ciudad y los ciudadanos que vemos impotentes cómo durante los últimos años, otras urbes de la región como Santo Domingo (2008), Lima (2011), Ciudad de Panamá (2014), sí superaron sus diferencias. Sin saberlo, aplicaron el principio de “construir sobre lo construido”. Ya todas ellas, tienen una línea de metro.

Por todo esto, creo que lamentablemente la máxima que se puede aplicar a lo que está ocurriendo en la actualidad con el metro para Bogotá es: “destruir sobre lo construido”.

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