A menor hacinamiento, mayor rendimiento educativo

A menor hacinamiento, mayor rendimiento educativo

El BID propone rebajar de 25 a 20 los estudiantes por aula. Sin embargo, en Colombia, muchas instituciones educativas tienen clases de hasta 50

Por: alejandro garcía gómez
diciembre 15, 2017
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A menor hacinamiento, mayor rendimiento educativo
Foto: Archivo elespectador.com

“Una persona que ha tenido acceso a una adecuada estimulación durante los primeros años de su vida, buenas escuelas, universidad y empleo en una compañía formal, posee grandes ventajas en la vida”, según Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimientos del BID. Genial conclusión. Agregó otra perla: “Los gobiernos pueden hacer mucho más por mejorar la calidad de vida de aquellos que no han contado con estas ventajas” (El Espectador, 31.08.2017). Según Yaneth Giha, Mineducación, 10.203.000 estudiantes de primaria y secundaria están matriculados en las instituciones educativas del país. De estos, 8.311.000 lo hacen con recursos gubernamentales: 7.600.000 en instituciones oficiales y 711.000 como matrícula contratada por el Estado en privadas. 889.000 en instituciones privadas por sus padres (El Tiempo, 20.04.2017). Estas cifras nos permiten inferir que quizá mucho más de 4 millones de familias, cuentan con estudiantes de primaria y secundaria que dependen de recursos estatales. Este estudio también señala que con invertir “tan sólo U$ 600 por cada estudiante por año de estudio” se podría cerrar a la mitad la brecha entre las ventajas de los hijos de los hogares privilegiados (ed. privada) con los desfavorecidos de la fortuna.

Lo que propone el BID es rebajar de 25 estudiantes/aula de clase a 20. Esto “puede aumentar el aprendizaje anual en un 15%” (El Espectador cit.); aumentar en 3 horas adicionales la jornada educativa, representaría un 10% anual adicional. Es decir, en total sería de 25% el incremento del aprendizaje anual. Pero es que ellos parten de cursos de 25 estudiantes y no sé si alguna vez se acercaron a Colombia: todos los años que serví como docente activo tuve cursos de 45 estudiantes en general y, cada año, tenía algunos de hasta 49 y 50. Además, siempre tuve 6 u 8 o más cursos, hasta completar las 22 horas que decretó Cecilia Vélez, la Mineducación de los dos mandatos de Uribe (2002-2010). Esto fuera de todas las arandelas que cada año se le cuelgan a cada docente y que debe presentarlas por escrito a la dirección del plantel, así nadie se tome la molestia de leerlas.

Obvio que estas utopías obligarían al Estado colombiano a invertir más en educación. Pero “Colombia es el país latino que menos invierte en educación según la Ocde”, seguida por México, asegura El País de España (13.09.2017). A esto agreguemos que los dineros que se incrementaron para educación, en los dos mandatos de Santos, han ido a parar a las universidades privadas casi en su totalidad con el programa Ser pilo paga, que ha sido una manera camuflada de arrastrar los escasos recursos de la educación pública a engrosar los presupuestos de las universidades privadas. El panorama (o chiste BID) es como para sentarse a reír impotentes o a llorar decepcionados. O, lo más sensato, organizarse como sociedad civil para exigir de acuerdo con la Constitución y la Ley el cumplimiento de la Constitución y la ley.

En artículos anteriores, me he referido hasta la saciedad en un número mágico (“factor” le llamaban o aún le llaman en las Secretarías de Educación de Antioquia, primero y, en la de Medellín, después de la certificación). Ese “factor” mágico [1,65] te da el número de docentes a asignar por cada institución educativa. No importa la especialidad del profe: si la necesidad obligaba, un maestro de matemática debe hacer las clases de educación física o artes o educación religiosa, si el “factor” lo decide. Esto ya lo he explicado otras veces y no voy a cansarlos de nuevo. No es si no ir a las actas de distribución de la llamada carga académica de los profes de cada año.

Respetuosa nota a Romaña: En el programa La Luciérnaga de Caracol Radio, la señora Amalia de Márquez aún envía saludos a su hijo secuestrado. Responsabiliza a Romaña, de quien dice que sigue guardando silencio (¿fue otra “pesca milagrosa”?) Este programa radial es el mismo en el que Romaña se manifestó la tarde trágica del asesinato de los campesinos en Tumaco, asegurando que los muertos eran 16 y no 5. De la misma manera podría dirigirse para aclarar el asunto, después de que lo haya hecho con la señora Amalia, claro. ¿No sería lo justo ahora que ha firmado todas las actas, hasta la que le permite ser candidato al Congreso? 14.12.2017

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