Marranito y el engaño de su vida

Marranito y el engaño de su vida

Cuando llegó su jubilación, el momento que tanto había esperado, se llevó una gran sorpresa: las promesas que le habían hecho no eran más que engaños

Por: Luis Carlos Vallejos Rojas
abril 25, 2019
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Marranito y el engaño de su vida

Esta es la historia de un marranito al que le gustaba comer mucho. Él era muy inteligente y sabía tomar decisiones convenientes, solo que había un dilema: en un momento dado tendría que hacer una elección diez años antes de lo que, según le habían dicho, sería el mejor día de su vida.

En principio, el marranito podía elegir entre dos casas: Colpinchones, que era pública, un poco desordenada y desaliñada, y Horichonte, una privada donde le prometían manjares y goces. En la primera le dijeron que no recibiría más que cualquier marranito de su comarca y en la segunda le prometieron esta vida y la otra.

Marranito eligió la segunda casa: Horichonte. Lógicamente, él creía que que recibiría manjares, pero como vivía en una burbuja, en realidad no eran más que las mismas migajas que le daban a cualquier marranito de la comarca. Sin embargo, vivía feliz.

Un día, faltando diez años para su retiro, que le habían prometido sería lo mejor de su vida, lo enviaron a hacer doble consulta. Fue a ver a las amiguitas de Colpinchones, la casa que antes estaba desordenada, y también a las de Horichonte, aquella casa en la que se había quedado toda la vida. Allí le dijeron que para qué retirarse si en la otra casa  le darían lo que más o menos le daban a cualquier marranito de la comarca y que si le pasaba algo antes de los diez años, él, su esposa y sus pequeños marranitos tenían asegurada su comidita para siempre. Así que marranito se quedó tranquilo y vivió una vida amable pensando en su gran día.

Ya a punto de llegar al mejor día de su vida, marranito empezó a oír unos gruñidos que provenían de otros lugares vecinos donde vivían otros marranitos como él. Se fue a ver qué pasaba y cuando los encontró les preguntó por qué gruñían si la cosa pintaba bien. Le respondieron: "Es que nos enteramos que después del mejor día de nuestras vidas no solo no nos darán más que a cualquier marranito de la comarca, sino que nos darán menos. Marranito, esta vez sí asustado, le pidió al cuidador de Horichonte que lo dejara ir a Colpinchones ya que él no se sentía bien y ya no estaba tan seguro de haber tomado la mejor decisión.

El cuidador de Horichonte vio que la petición era buena y pensó: "para qué hacerme cargo de marranito de acá en adelante cuando el cuidador de Colpinchones bien podría tontamente hacerse cargo de todos los días venideros". Entonces, urdió una trama: le dijo a los dioses supremos que cambiaran las normas para que todos los marranitos de Horichonte y demás casas privadas cuidadoras de marranos se pudiesen trepar a Colpinchones. Es así como están haciendo todo lo posible e imposible para que marranito se pase a Colpinchones.

Claro, a todos los marranitos de la comarca ya les empezó a interesar el tema. Ahí la mayoría de ellos se dio cuenta de que aunque Horichonte recibió su platica y con ella se dio la gran vida, ahora que debía devolver el favor no era capaz y prefería pesarla el lío a Colpinchones. Todos aquellos que están en Colpinchones nunca esperaron mucho, pero siempre esperaban que como el cuidador era de los mismos no saldría corriendo a cumplir las obligaciones, cuando llegase “el mejor día de sus vidas”.

Esta historia no termina aquí porque los dioses no respetan a Colpinchones y aman a sus amigos de Horichonte, pues ellos les dan banquetes y todos los beneficios.

¿Qué pasará? ¿Marranito logrará irse a la casa de Colpinchones? ¿El cuidador de Colpinchones que dijo que no hay problema en recibir a marranito estará actuando bien?, ¿asistimos nuevamente al inicio del fin del fondo de los otros millones de marranitos que eligieron a Colpinchones?

Me imagino las carcajadas y la francachela y comilona de quienes manejaban Horichonte y todas las otras casas privadas. Están a punto de meterle un gol a Colpinchones y lo peor de todo, es que los millones de marranitos no saben que finalmente va a cumplirse un adagio popular que dice: “A todo marrano le llega Su San Martín”. Vamos a ver qué sucederá.

Posdata. Me encontré a una serie de marranos que manejaban Horichonte y otras casas privadas y ellos sí obtuvieron el mejor día de sus vidas en Colpinchones. Mire a ver y reflexione en qué casa debería estar usted.

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