Los sueños de Ceferina
Opinión

Los sueños de Ceferina

Por:
julio 16, 2014
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Cuando Ceferina Banquez tenía 9 años, su tío Raúl, que tocaba el tambor, la obligó a que cantara un hecho que le había ocurrido en la mañana.

El suceso es como sigue: la pequeña Ceferina corrió para alcanzar a su madre, quien briosa caminaba hacia una parcela de arroz. En su esfuerzo, Ceferina tropezó y cayó. Su madre volteó cuando escuchó el llanto y la vio tendida en el suelo, cuando la levantó se dio cuenta que sangraba por la nariz.

“Y yo que cantaba y yo que lloraba y echando sangre… por la nariz, y echando sangre… por la nariz”. Fue el primer verso que le cantó a su tío aquella noche lejana. Así cumplió el sueño de hacer su primera composición. Su madre, María Epifanía, la felicitó por esos versos. Igual hicieron Reyita Herrera, Petrona Banquez y Pura Ramos, viejas cantadoras de la región de Maríalabaja.

A los 17 años, Caferina, “cogió marido”, se salió con Francisco Miranda, un machetero de la zona, que le dijo que ya no siguiera cantando, porque el tamborero podía enamorarla, y él no iba a quedarse de pendejo cuidando los hijos, mientras ella andaba de fiesta. Ceferina fue obediente.

Una mañana, de hace de más de 40 años, uno de sus cuñados llegó con la noticia que Francisco había muerto de un derrame en Codazzi, mientras picaba un monte donde se iba a cultivar algodón.

Ceferina se encerró en su luto y se olvidó del bullerengue.

A mediados de los 90, la situación de violencia en Guamanga, vereda de El Carmen de Bolívar, donde aún tiene su tierra, se vio invadida por hombres armados. Hubo masacres y desplazamientos.

Ceferina se acordó entonces de aquella canción que compuso por pedido de su tío y le agregó un nuevo verso: “Salí desplazada, salí de Guamanda y echando sangre por la nariz, botando sangre por la nariz”. Se fue al Magdalena, consiguió trabajo en una finca de palma, propiedad de la familia Vives. Allí mataron a uno de sus sobrinos, y al capataz de la finca, y volvió a desplazarse.

Decidió regresar a su tierra en Guamanga, pero la gente le decía que eso estaba aún muy difícil, que le podían hacer un daño. Fue cuando compuso la canción: “No me lloren, no me lloren, si yo me voy pa’ Guamanga”, y volvió a cantar.

En 2010, luego de la muerte de la cantadora Etelvina Maldonado, Ceferina decidió salirse del grupo en el que cantaba en Maríalabaja. “Es que no me tenían confianza —dice—, hicieron una invitación a Bogotá, y el director del grupo dijo que yo no iba, porque no había ensayado.  ¡Vea usted!  Entonces me dio mucho dolor, y me salí del grupo”. Luego de ese hecho, Ceferina compuso No me dejen sola: “No me dejen sola, Harlan  Rodríguez no me dejes, se va Merelsy y Pabla Flórez, se van con Sones de tambores, y yo salí a buscar mi fama, adonde Petrona Martínez,  y lo que no es hoy es mañana, y lo que no se espera viene”.

En 2012, presentó su álbum Ceferina Banquez, cantos ancestrales de Guamanga. Uno de sus más grandes sueños: “Porque vea, cantadoras grandes como mis tías, o Eulalia González, nunca se les cumplió el sueño de tener su propio disco y yo lo tengo, eso era un sueño para mí”.Con ese proyecto musical Ceferina ganó el premio nacional por su aporte a la cultura raizal, afro y palenquera, entregado por el Ministerio de Cultura en 2013.

Los sueños de Ceferina, como ella mismo asegura, le han venido de vieja y luego de mucho dolor. A sus 72 años, por su condición de desplazada no ha recibido el menor apoyo estatal, y por su condición de víctima de la violencia guarda una esperanza lejana. Sin lamentarse, sigue cantando y cultivando su tierra que es lo que más le gusta.

Sus amigos y familiares saben que sus sueños se han ido cumpliendo. Temen que uno que pregona con regularidad se cumpla pronto: “Mi gran sueño —dice Ceferina— es ir a África a cantarle a los familiares míos que se quedaron allá, yo sé que de pronto ellos no me van a entender, pero si van a sentir la música de los tambores, porque todo eso es lo mismo, todos somos africanos”.

Lo malo de ese sueño, es que asegura que si algún día le sale un concierto en África, se quedará en la que considera su verdadera tierra.

Este 16 de julio, Ceferina Banquez cumplió otro sueño: su primer viaje internacional a Houston,  Estados Unidos. Lo mejor de ese sueño es saber que regresará, para seguir cantando en Colombia la música de sus ancestros.

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